En el mundo artificial del capitalismo y de la tecnociencia, basado en el exceso, la desmesura, el gigantismo y el afán de superación, se nos invita constantemente a superar nuestros límites físicos, intelectuales, profesionales y sociales. La propia noción de límites se ha vuelto impensable. La publicidad, con sus mensajes a menudo manipuladores y sus superlativos (híper, mega, etc.), es un verdadero residuo cultural …