Nombrilisme

Cada año la malaria mata a 450.000 personas. A nadie le importa: está en África y los medios de comunicación no lo mencionan.

Cada día mueren 25.000 personas de hambre. No nos importa: no está en casa y los medios de comunicación no hablan de ello. 

La contaminación atmosférica mata actualmente a 8.800.000 personas al año. No nos importa: es el precio que pagamos por los "beneficios" de nuestra economía liberal.

Se calcula que beber agua contaminada provoca la muerte de 485.000 personas al año a causa de la diarrea. No podemos ni imaginarlo, mientras saboreamos la diversidad de nuestras cervezas, vinos, licores, refrescos, zumos de frutas, leches, aguas embotelladas...

Están las guerras que siempre están lo suficientemente lejos como para no preocuparse por ellas, que financian nuestra venta de armas y que de todas formas matan cada vez menos, nos dicen, para tranquilizar nuestra conciencia... 

Está la mano de obra explotada en los países pobres y en vías de desarrollo que hace los beneficios de nuestras grandes empresas y nuestra felicidad de consumir a bajo precio...

En Francia, hay 250.000 personas que viven en la calle o en viviendas improvisadas (okupas, chabolas, caravanas). A la mayoría nos da igual: son pobres, indocumentados, inmigrantes ilegales (que tienen la suerte de no haber muerto en el mar), africanos, gitanos...

La diversidad de la fauna y la flora está desapareciendo cada vez más rápido. No importa, sólo son plantas y animales. Y tenemos nuestros videojuegos, nuestras series de cine y nuestras vacaciones low cost en los cuatro rincones del planeta.

Pero hoy una epidemia sale de la pantalla del televisor, ya no actúa sólo en países lejanos, ya no afecta sólo a extraños y marginados, sino que amenaza algo y temporalmente la vida de nuestros príncipes, de nuestros seres queridos, de nosotros mismos, perturbando nuestra rutina diaria y comprometiendo nuestras vacaciones de verano. Pánico general... Sin embargo, con nuestro enclaustramiento, con nuestras garantías salariales, con nuestro servicio hospitalario aunque dañado por 10 años de políticas liberales y rigor presupuestario, estamos lejos de estar tan desnudos ante la desgracia como los que solemos ignorar... y que vivirán esta pandemia mucho peor que nosotros... Somos niños egoístas e indecentes...

Frédéric Béague - anarquista de Lille

Traducido por Jorge Joya

Original: monde-libertaire.net/?article=Nombrilisme