Así es, como los patos del parque Golden Gate, el parque más grande en cautividad. Todo el mundo, con su condenada bondad les da de comer durante todo el año, y eso es su perdición, porque cuando llega la época de volar al Sur, entonces viene la amarga consternación, porque de tan gordos no pueden alzar el vuelo, y hay que verlos, Dios mío, aletear como desesperados en el otoño, gritando y mesándose el pelo, porque su naturaleza está lastrada por el pan y su migración, impedida por las migajas. Te retuerces...