El análisis marxista de los medios de producción y las relaciones económicas era, en el fondo, demasiado bienpensante y bonachón.
Es ingenuo pensar que el poder y las relaciones económicas se determinan por un combate entre los poseedores del capital y los poseedores de la fuerza de trabajo. Es una ingenuidad propia de un académico encerrado a escribir en un museo.
Hay una clase dominante en la que Marx nunca pensó: la mafia y sus variantes de corrupción.
La Nueva Edad Media. Alain Minc