Pasa el 8 de julio a las 11:15 UTC. (equivale a las 13:15 CEST, es decir, la hora en España peninsular, por ejemplo). Es "de día" para 7.700 millones de personas. Los responsables de TimeAndDate han realizado algunos cálculos y a esa hora revelaban que solo será de noche para unos 80 millones de personas —la mayoría, en Australia—. 7.700 millones de seres humanos —el 99% de nosotros— estarán entre lo que entendemos como el amanecer y el anochecer.
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A parte del ya sabido "lo hizo un mago", claro está.
La mayoría de las demostraciones populares de que la tierra no es plana, no son correctas. Y la mayoría de los terraplanistas, son troles que se ríen de esas demostraciones mal planteadas.
El ser crítico con un razonamiento, aunque parezca correcto y la tesis lo sea, hace que no seamos capaz de ser críticos con la información que nos llega.
¡Olé!
De todas formas, yo que no soy ni mucho menos rico, me he podido permitir hacer un viaje transatlántico y el avión sube tanto que ya se nota un poco la curvatura. Dicen que las aerolíneas trucan los cristales. En fin...
Una prueba, poco conocida, pero que ya se conocía en la antigüedad, es que si construyes un canal de agua perfectamente alineado, a los 50 metros, ya se empieza a notar que la velocidad del agua disminuye.
www.youtube.com/shorts/x7IJMmqFrpk
El sol es una nave nodriza que gira en torno a la Tierra plana, en concreto gira entorno al valle del Duero
Si utilizas telecomunicaciones para coordinarte con otros éstas comunicaciones pueden ser interceptadas y modificadas, por lo que la información que recibes puede no ser veraz.
Si te basas en el cifrado necesitas creer que es resistente a ataques, algo sobre lo que obviamente el gobierno que quiere ocultar que la Tierra es plana te engañará para que creas que son comunicaciones seguras cuando no lo son.
O incluso los otros con los que te coordinas pueden estar secretamente en el ajo a pesar de hacerse pasar por terraplanistas, no te puedes fiar de lo que te digan.
Lo digo con el palillo clavado en el Farias mientras bebo un carajillo de anís, en la tasca Manolo, y leyendo en el Marca las últimas noticias de Sergio Ramos comiendo chuletón de oro, sentado en un taburete de madera, lleno de resina grasienta, y sobre un suelo repleto de servilletas de papel manchadas de callos y colillas de celtas sin filtro