Esta frase no es nueva, pero el reciente caso de violación sufrido por Gisele Pelicot la ha vuelto a poner en boga. Hace poco, en el marco de una discusión (no una de esas a gritos, sino un civilizado intercambio de ideas), me soltaron esta frase. En ese momento, como hombre, me sentí un poco dolido y señalado, aunque, en mi defensa, creo que la malinterpreté fruto de ser el único de la mesa que defendía que la justicia no puede basarse en la venganza. Vamos, que era un todos contra uno, muy civilizado, sí, pero que sigue...