Cavando para montar un cerco que separara mi terreno del de mi vecino, me encontré, enterrado en mi jardín, un viejo cofre lleno de monedas de oro. A mí no me interesó por la riqueza, sino por lo extraño del hallazgo, nunca he sido ambicioso y no me importan demasiado los bienes materiales, pero igual desenterré el cofre. Saqué las monedas y las lustré. Estaban tan sucias las pobres… Mientras las apilaba sobre mi mesa prolijamente, las fui contando. Constituían una verdadera fortuna. Sólo …