Cuando a una generación la crías creyendo que es especial, conforme se percata que no consigue todo lo que quiere, que es imposible que esté fallando o que sea engañada, se crean pequeños tiranos, dictadores extraviados. Se auto-convierten en legisladores, jueces y ejecutores al mismo tiempo, y toda opinión o argumento lo rebaten si no coincide con el mundo que ha creado su enorme ego para sobrevivir. Pero ya se sabe que en el centro del universo no hay nada salvo soledad. Lo más terrible es la coincidencia de existir al mismo tiempo que la herramienta que casi todo lo conecta, donde se vierte el ego mundial y se genera un potingue y amalgama en donde todo tiene que ser visto, leído, escuchado y probado: ser descifrado. Ruido eterno dentro del silencio.
La terrible moraleja es que somos reyes dentro de una nuez, porque conozcamos mil personas mediante redes sociales para demostrarles lo especial que somos, es un número insignificante comparado con el total de población del planeta.
Somos dueños de una parcela corriente. Ahí morirán tus sueños, ser especial.