Ana le dijo a Ángel que se había enamorado de él en cuanto lo vio. Sí, Ángel, estabas en el restaurante, con tus amigas, y me pregunté por qué yo no era una de ella. Allí estaban todas, riéndote las gracias y tú con la mejor de tus sonrisas. Lo demás fue sencillo: tomarme un café contigo, algunos besos, mi cuerpo conociendo tu cuerpo, hasta ser los dos y ser uno. Pasó el tiempo pero ahí me tenías, para todo aquello que deseabas. Imagino que así es el amor. Algunas noches, …