Los nominados estaban todos muy nerviosos. Parece que no, pero un premio así puede hacer que tu futuro cambie, literalmente.
El regidor los dispuso en el patio de butacas de manera que las cámaras pudieran captar hasta la más mínima expresión, la más tibia sonrisa, la más fugaz lágrima, quería que el espectáculo emocionara a los millones de espectadores pendientes de la ceremonia: sabían que ellos podrían estar allí en un futuro cercano, como nominados, si se esforzaban lo suficiente, si ponían el empeño necesario.
Los nervios repuntaron en cuanto el maestro de ceremonias hizo acto de presencia en el escenario. Entró, parsimonioso, hacia el atril central para anunciar al ganador.
Una vez hechas las presentaciones y nombrados los nominados, mientras las cámaras repasaban, una por una, sus caras, el presentador sacó el sobre con el nombre del afortunado:
-¡Y el premiado con un piso de alquiler asequible es……………!