Escenario vacío

Los aplausos retumbaban en sus oídos. De pie en el escenario, con la estatuilla entre sus manos, sonrió mientras los focos lo cegaban.

-Gracias… gracias a todos. Esto es un sueño hecho realidad.

La ovación era ensordecedora. Veía la admiración en los ojos del público.

-No se como empezar..., esto va por mi equipo... por todos los que han creído en mí.

Los aplausos crecieron. Sintió una lágrima resbalar por su mejilla. Entonces, el ruido se apagó.

El reflejo en el espejo le devolvió la mirada. Esas ojeras hundidas, la bata blanca, las paredes acolchadas y la estatuilla de cartón que sostenía con manos temblorosas.

Detrás, la puerta se abrió.

-Señor García, es hora de su medicación.

Los aplausos desaparecieron y solo quedó el silencio. Se giró lentamente, aún sosteniendo su premio imaginario.

-Gracias… -susurró.