María tenía treinta y cinco años y dos hijos a punto de entrar en la adolescencia que, de cuando en cuando, preguntaban a su madre qué había en esa caja de cartón redundantemente embalada encima del altillo.
"Son los premios de mamá por hacer películas", contestaba ella.
Los chicos se olvidaron de la caja hasta que María, 12 años después, falleció de cáncer.
Tras el entierro, rebuscando entre sus recuerdos, se acordaron de aquella caja, que fueron rápidamente a abrir.
La caja estaba llena de galardones como mejor actriz... de cine erótico.
"Así que así era cómo mamá traía dinero a casa cuando éramos pequeños", dijo uno de ellos.
"No me puedo creer que mamá se ganara la vida como actriz... chupando pollas", contestó el otro.
Entonces, los dos hermanos se miraron fijamente, con una mueca guasona en la cara.
Nunca se habían sentido tan orgullosos de su madre.