Los inicios de cada nueva década suelen desencadenar esas reflexiones existenciales. A los 30 años comenzamos a darnos cuenta de que ya no somos jovencísimos porque los niños más pequeños empiezan a decirnos “señor” o “señora”. A los 40 años, cuando nos apetece más quedarnos en casa que salir de copas, comenzamos a tomar nota de que estamos “madurando”. Pero es a partir de los 50 años que comenzamos a ser plenamente conscientes de que estamos envejeciendo y no hay vuelta atrás.
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Lo que pasa es que vivimos rodeados de publicidad, que nos dictan que si no parecemos chavales de 15 años nuestra vida es miserable, porque si nos sentimos bien con nosotros mismos y con lo que somos, se les jode el chollo a ellos y no nos pueden vender sus mierdas de productos.
Si elimináramos la publicidad, la mayor parte de estas mierdas, paranoias y comeduras de tarro desaparecerían por sí solas.
#FreeAssange
#FreeAssange
Si algo me ha hecho sentir mayor ha sido la presbicia. Incluso cuando fui perdiendo el pelo me daba bastante igual. Pero tener que sacarme las gafas para mirar el móvil…..
La otra cosa es que los dos años de pandemia me han hecho envejecer físicamente. Me lesiono más fácilmente haciendo deporte, me duelen las rodillas o el tendón de Aquiles cuando vengo de correr un rato.. hace dos años no era así.
Pero la presbicia ….
Es una pasta , pero lo miraré
Lo voy a mirar ahora mismo!!!
¿Donde tengo mis gafas de cerca?
Pero a mí nunca me había dolido esta rodilla.
Pero a mí nunca se me había caído el pelo.
Pero a mí nunca me costaba agacharme.
He sabido instalar y actualizar el maravilloso aparatito que no lleva a nuestro destino.
Sé utilizar a la perfección mi GPS.
No recuerdo dónde tenía que ir para decírselo al GPS.