Un país cuyos ciudadanos solo entienden el valor del Estado del Bienestar cuando llega el desastre es un país sin futuro, pues esa comprensión se borra con el tiempo. La gente sin empatía no tiene memoria.
Ya pasó con la pandemia. Volverá a pasar con la DANA. Saldremos mejores, se dijo. Y al final solo salieron mejores los comisionistas.
En ese entorno terrible de absoluto relativismo solo lo innegable, lo que no se puede juzgar, lo que no puede ponerse en duda, es lo único que puede arrojar luz por encima de teorías económicas, programas electorales y columnas de opinión.
Un vendaval ha matado a mas de doscientas personas. Es una verdad absoluta. Como lo son miles de niños muertos en Gaza. Como lo es también que ninguno de esos hechos terribles van a cambiar nada. Nunca los que están condenados a repetir la historia porque la olvidaron fueron más respetados.
"Solo la gente salvará a la gente", postean esos que llevan toda la vida pidiendo la eliminación de los impuestos. Son los mismos que se ponen el lazo rosa mientras votan a partidos que recortan en sanidad. Los mismos que ahora confunden algo tan antagónico como el individualismo y la solidaridad. Los mismos que critican a los "políticos" pero siempre votan a los mismos. Los mismos que hablan de desastre evitable pero prestan su apoyo a los que han hecho de la negación del cambio climático un negocio. Los mismos que subían stories aplaudiendo a las 8 pero luego siguieron votando a los que recortan y precarizan a los que nos salvaron del desastre.
Cuando la ignorancia, el narcisismo y la ausencia de capacidad crítica, impulsadas por sistemas educativos mercantilistas dominan los espacios de poder y los discursos culturales a través de la política y los medios, genocidio y cambio climático se convierten en cosas debatibles, relativas.
Tras la victoria de la ultraderechista Meloni en Italia, Scurati lo resumió de una forma tan sencilla como irrebatible:
"Italia, Europa, la humanidad, caminan con paso firme hacia la oscuridad. Ninguno de los profetas de la distopía (Huxley, Orwell) lograron preverlo. No era el Estado, no eran antidepresivos, no era la droga, no era la violencia lo que nos conduciría al fin. Era mucho más sencillo que eso: era, es y será la puta estupidez".