La mejor manera de recordar una dictadura fascista nacionalcatólica es conservar sus campos de concentración y centros de tortura. Los mausoleos que construyeron para su mayor gloria es mejor destruirlos.
Finalmente, estas extracciones sin permiso fueron clausuradas, aunque meses después el juez del caso decidió levantar estas medidas cautelares. Transcurrido medio año, y en una nueva inspección por sorpresa, se descubrió que volvían a funcionar pese a la advertencia de no utilizarlas, lo que el pasado diciembre llevó de nuevo a dejarlas fuera de servicio, esta vez por orden de la la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG). La Guardia Civil señala que este bombeo ilegal de agua ha provocado un daño ambiental que cifra en seis millones de euros y que puede ser irreversible .
Y no hablo de hipótesis imposibles. Ya hubo un intento en España en el año 2015 de reducción drástica de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer que, afortunadamente, por la presión de las mujeres fue abortado. Tenemos experiencias recientes de retrocesos en estos derechos en Hungría, Italia o en USA, entre otros países, por ello es tan importante que mantengamos un alto nivel de exigencia en el cumplimiento de la normativa vigente, que no consintamos ni un solo paso atrás en los derechos conseguidos, ni aplicaciones sesgadas de la Ley del Aborto impuestas por morales personales de quienes tienen la obligación legal de implementarla.
El derecho al aborto es el primer derecho en peligro si gobierna la extrema derecha, y España no es una excepción.
Un análisis riguroso del antiguo y del nuevo testamento desvela claramente que el judaísmo y su secta el cristianismo son tan falsos como i un billete de tres euros.
En cuanto al dios de los filósofos, es tan insustancial como los cardinales transfinitos.
El origen del problema es una mitad absurda en la que la homosexualidad es un comportamiento desordenado que no puede ser aprobado. Y es una buena del catecismo, no de algunos pirados ultracatólicos.
La iglesia católica es esencialmente discriminatoria contra homosexualesy transexuales. Y contra las mujeres, naturalmente.
Hace falta que en la política y en la sociedad se extienda la conciencia de que para que haya una democracia real se exige la igualdad de derechos con independencia de las creencias y convicciones personales, es decir, el laicismo.