Todología con los 12 monos
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Los langostinos del LIDL

Los langostinos del LIDL

Hace algunas semanas, paseando por los lineales de la conocida cadena de supermercados y quizás influenciado por el inminente advenimiento de las fechas navideñas se me ocurrió darme un caprichito.

Paseaba distraído, como buen incauto, por uno de sus establecimientos, que no frecuento demasiado, cuando me sorprendieron unos suntuosos langostinos pelados en un bote al razonable precio de unos 3€.

Listos para comer, como el pulgar de Romay de gordos por lo menos, espectaculares y a buen precio, y como hay ofertas que uno no puede rechazar me hice con ellos.

La decepción (deception) fue incluso más mayúscula que la talla de aquellos pretendidos (pretend) langostinos. Lo peor fue que no me di cuenta hasta que lo estaba masticando ya bien sazonado con la pertinente mayonesa.

Nada de langostino, puro mazacote de surimi, sabor que reconocí al instante ya que suele estar a un precio adecuado a mi presupuesto. Y que nadie se confunda, no tengo ningún problema con el surimi, hasta diría que me encanta, 4 palitos de cangrejo (vamos a seguirles el juego), una lata de atún y algo de lechuga con un poco de aceite y ya estoy contento un rato.

Como suele suceder la decepción proviene en realidad de la diferencia con las expectativas. Porque lo cierto es que esperaba darme un lujillo y lo que encontré fue un tipo de surimi en el que ni se habían molestado en enrollar una lámina, aquello iba a puro molde, incluso con algunas burbujitas en su interior. Huelga decir que a un precio más cercano al langostino real que al buen surimi que se puede encontrar por los diversos supermercados.

Al parecer todo el esfuerzo invertido en el producto se hallaba en la decoración, en hacerlos parecer realmente langostinos, y ninguno en el paladar, mucho mejor la clásica barrita de cangrejo de lámina enrollada que de cangrejo no tiene nada. Lo que a mis ojos es sin duda una estafa en toda regla, y soy lo bastante flexible para llamar a eso que enrollan "cangrejo".

Claro que pone "surimi" en la tapa, por supuesto, aunque hasta en la publicidad parece que quisieran esconderlo, esa tapa que no se ve desde el pasillo que sólo muestra la perspectiva de esos (ahora se entiende bien por qué) enormes langostinos. Llegué a la conclusión de que no son buena gente y mejor invertir los 3 euros en otra parte la próxima vez que el cuerpo me pida nuevas sensaciones.

Uno es muy a su pesar un hombre demasiado ocupado para entretenerse en semejantes ardides.

Así que compré unos langostinos al ajillo por poco más en otra cadena de supermercados, exquisitos por cierto, me resarcí de la tomadura de pelo y en principio di el tema por zanjado.

Pero uno tiene memoria de elefante para las afrentas así que seguí dándole un par de vueltas al modelo de negocio del supermercado en cuestión para sacar el mejor partido de su forma de hacer las cosas y terminar de subsanar con ello los daños y perjuicios ocasionados.

Pensé que al final funcionan con ofertas de stock corto como productos gancho y por el camino te comes unos cuantos "fabulosos langostinos", el calzone que compré el mismo día que los langostinos (no fue un gran día) merecería un artículo aparte, pero te lo resumo: si tienes un perro y le quieres, no le des eso.

Llegué a la conclusión de que podría cobrarme la deuda generada por la engañosa oferta de sus propios lineales yendo a buscar exclusivamente esos productos "gancho". Al fin y al cabo tal como va la inflación no es fácil encontrar una bolsa de patatas fritas por menos de un euro cuando hace unos pocos meses era el precio común en las gamas de marca blanca.

Y en mitad de esa operación estratégica me hallaba hace unos días, cogí unas patatas onduladas que de los 80 y pico céntimos de hace unas semanas ya están a 99, del panetone de tiramisú que pillé unos días atrás ya no había ni rastro, los viejos e infames langostinos habían bajado a 2€ y se me ocurrió "ya que estaba allí" (y ya te puedes imaginar el desenlace), coger una hermosa tarrina de "ensalada de cangrejo".

He probado las de un par de supers diferentes, todo correcto, he comido algún sandwich de cangrejo en el trabajo, todo normal, cero cangrejo pero comestible, pero...ay amigo, el primer bocado de esta fantabulosa ensalada 90% mayonesa era... ¡un trozo basto como la madre que lo parió del puto langostino de surimi!

Es imposible hackear al sistema, reformar España y colársela al LIDL. Te van a meter tres goles por cada uno que les metas. Además lo hacen bien, ya ni ponen un precio algo más económico que te pudiera hacer sospechar, no, además de vender producto que es órdenes de magnitud inferior en calidad al de sus equivalentes más próximos, lo venden al precio acostumbrado. O sea, malo y caro.

Así que el único resarcimiento que me queda a estas alturas son estas breves líneas. La próxima vez que alguien me diga "las ofertas del LIDL están muy bien" creo que la respuesta va a ser: ¡Y tu puta madre! Así, sin más explicación. Para que se quede pensando. Que termine de comprenderlo es sólo cuestión de tiempo.

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Putin, ese comunista

Putin, ese comunista

Para todos los que "piensan" o tildan a Putin de comunista, respondía este comentario y se me ha alargado, creo que puede a ayudar a algunos en el entendimiento de algunas cuestiones importantes:

www.meneame.net/story/otan-pide-bielorrusia-no-apoye-militarmente-rusi

A todos los que comparten la impresión del comentario de arriba:

¿Sabéis que los comunistas en Rusia están en la oposición? Las risas de quien oiga la afirmación del titular eso no van a ser pocas. Pero bueno, por aquí se ha visto decir hasta que Hitler era comunista, así que ya está uno curado de espantos :shit:

En todo caso lo que se apunta en el comentario es que Putin, como muchos rusos de su generación, tienen una cierta memoria sentimental de la grandeza de la URSS en mejores tiempos y un recuerdo muy amargo del despropósito que fue su caída, como ha señalado públicamente, y la presente cuestión de Ucrania aún son en buena medida consecuencias de aquello.

Pero lo que pueda tener esas cierta "nostalgia" que ver con las tesis marxistas es como que pasaban por allí, sucede que el país se les fue a la mierda en un momento dado y muchos pasaron no pocas penurias. Y eso sí que lo tienen marcado a fuego.

La diferencia con el caso que se expone es simple, ya se vio como Putin puso de vuelta y media a los bolcheviques en el discurso previo a la operación en Ucrania.

Ahora, más difícil será encontrar declaraciones de alguien del PP o de Vox hablando mal de Franco. Ya no condenando la dictadura y sus crímenes, que si la ley de partidos no se hubiera hecho ad hoc para el mundo abertzale, debería haber llevado a la ilegalización de ambos. Bueno, Vox ni estaba. Ni con la boquita pequeña, lo más parecido Abascal diciendo que Vox "no tiene una posición respecto al franquismo".

Yo creo que al poner ambas cuestiones en relación se demuestra o bien poca idea de lo que fue la transición y se le está quitando hierro a las posiciones franquistas de algunos en este país, que por supuesto las hay, o más seguro todavía, muy poca idea de quien es Putin y de la realidad política rusa.

Y claro que hay un partido comunista en Rusia, como en todas partes que no está ilegalizado (creo que en ucrania, sin ir más lejos) pero tras la guerra fría es otra cosa, el capitalismo se ha zampado al mundo. Comunistas igual queda alguno en Cuba, y eso con la de perrerías que les han hecho, pero es que ni en la China actual, allí hay un papel fuerte del estado y cierta planificación pero al final es otro actor en una economía globalizada capitalista.

Una regla que se suele cumplir es que los que ven comunistas por todos lados suelen ser en realidad bastante fachas. (Trump, en declaraciones recientes). También hablaba uno por aquí hace unos días del "ejército rojo" y algunos aún nos estamos descojonando.

Yo que sí me considero marxista puedo decir con bastante seguridad que Putin está por otra cosa, de hecho a efectos prácticos su ideario de patria, familia y religión, a lo que se refirió en el último discurso de la anexión, se remite a los pilares de un pensamiento conservador de corte bastante clásico, al margen de las particularidades históricas locales.

Los rusos en general, incluido Putin, y el resto del mundo vemos cosas muy distintas en la bandera de la URSS, y similar cuando algunos soldados la sacan para una foto o lo que sea.

De verdad creo que a Putin y a Rusia en general se les entiende poco en occidente, pero sí voy a decir algo de él que creo que nos conviene recordar a todos. Para lo bueno y para lo malo parece alguien de convicciones firmes, que poco tienen que ver en realidad con el comunismo. Y con un sentido del deber y una perspectiva histórica que que por estas otras latitudes la clase política en general desconoce más que en términos de hipocresía. Lo que Putin representa es el mismo tipo de poder que gobierna en todos lados sólo que el maquillaje democrático que aquí gastamos por toneladas allí es bastante más ligero.

Esto, por ejemplo, no se ve en todas partes y ni siquiera había empezado la fase dura en Ucrania, más nos valdría tomarnos el tema en serio:

www.youtube.com/watch?v=LTlpNTBVdkw

Y seguramente, bajo su punto de vista, mientras aquí andamos haciendo el gilipollas de fiestecita en fiestecita. Y ya cuando se oye decir que "Rusia no es un socio fiable" les debe parecer un chiste. Y lo digo en plural porque para cualquiera que dos dedos de frente es obvio que esto no va sólo de Putin. Pero eso también es otra idea errónea recurrente, creo que alguien escribió no hace mucho un artículo que llevaba por título algo como "Putin debe morir" o similar. Prefiero olvidarlo que enlazarlo.

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El cartelito de Youtube

El cartelito de Youtube

Es posible que mucha gente ignorante se halle desconcertada ante el aviso que recién ha lanzado Youtube, aunque es más probable que esa gente no tenga un bloqueador de publicidad en su navegador.

Aún así, para esos improbables casos, comparto aquí una pequeña traducción libre.

Lo que dice Youtube:

Lo que en realidad te está diciendo:

Como siempre, muchos de nadas.

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El cruasán de chocolate

Tendría cuatro o cinco años así que hace casi 40 años de esto.

Iba por la calle con mis padres y me compraron para merendar -ese mágico momento de la infancia que es la merienda- un suntuoso cruasán de chocolate. Hay que establecer las bases de las adicciones lo más pronto posible y todos sabemos que el azúcar es la cocaína de los infantes así como el sexo es la que va a encontrar mayor respaldo social en el futuro.

Hasta aquí una estampa costumbrista de una familia que querría ser de clase media en los 80. Pero hete aquí que a los pocos pasos, creo que ni lo había mordido, lo estaría desenvolviendo de ese papel marrón finito que antes ponían en las panaderías, cuando me encontré con un caballero, sentado en el suelo, a mi altura, dada mi corta edad. Facciones marcadas por las hostias de la vida, pendiente de afeitado y el desaliño general que suele acompañar a quién está en la calle pidiendo. Lo que vendría a ser un pobre, vamos.

Y a uno, que nunca ha tenido mucho conocimiento y seguramente cada día menos, sólo se le ocurrió, aún con el dolor de desprenderse de un amor que nunca llegó a ser, ofrecerle el suntuoso cruasán.

La situación que creó el puto bambino era rara de cojones, porque el tipo sin duda hubiera agradecido la ofrenda, pero naturalmente levantó la mirada hacia mis padres, quién sabe si en busca de aprobación.

No recuerdo exactamente como se resolvió aquello, si le dieron algo o no, pero me suena que yo terminé merendando mi cruasán y alguna conversación al respecto. Hoy podría decir que mis padres fracasaron con mi educación, pero lo cierto es que fui yo el que fracasé educándolos a ellos.

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¿Cuáles fueron las causas del Anschluss?

A raíz de la entrevista de Carlson Tucker a Putin, de unas dos horas, una expresión en particular sobre un hecho histórico ha copado la polémica, en concreto la palabra "forzar" para referirse a la anexión de Polonia en lo que fue el inicio de la segunda guerra mundial.

Hay un artículo en portada del tipo "fact checking" que da veracidad al hecho, a la vez que pretende resolver con la misma naturalidad un hecho histórico, probablemente más que controvertido, con la naturalidad de quien abre un diccionario y busca una entrada.

Es sorprendente la cantidad de líneas que se dedica a la traducción de una mera palabra, sin embargo el análisis histórico se reduce a poco más que "Hitler atacó a Polonia porque quería que los alemanes vivieran allí."

Afortunadamente la discusión de por qué Hitler decide invadir Polonia es bastante más interesante que eso, de lo que los vencedores escriben sobre los perdedores como poco cabe dudar, algo que en algunos casos parece inconveniente. A tal punto llega la cosa que en algunos países está prohibido abordar el tema.

Al final las mentes simples necesitan explicaciones más simples aún y ése es el discurso que nos llega a través de los grandes medios, en la línea teórica del mismo Goebbels: el mensaje ha de tener el nivel del más tonto del rebaño y de ese modo se asegura que todos lo entienden.

Es hasta divertido como el nazismo ha pasado a la historia como una suerte de pura encarnación del mal en lugar de como uno de los aspectos más sombríos de la condición humana, y Hitler como el diablo mismo, sino su enviado, sin reparar apenas en la confluencia de intereses y circunstancias que finalmente lo situó allí. Y es la explicación más apropiada, así la responsabilidad recae sobre un solo hombre, o unos pocos. El problema es que no nos acerca mucho a la verdad.

Si nos remitimos a los hechos objetivos lo cierto es que a Alemania le zumbaron bien dos veces en el mismo siglo. Y hace nada les volaron el Nordstream, bajo la complaciente mirada de su propio estamento político. Tan complaciente como la del gobierno de Vichy, se diría.

Yendo a Putin, es cierto que la forma de expresarlo llama la atención, pero cualquiera que haya estudiado la segunda guerra mundial sabe que sus causas están en el final de la primera.

En ese sentido hay una anécdota interesante y bastante ilustrativa sobre un vagón de tren.

Tampoco debería sorprender a nadie que el ataque de Pearl Harbor tenga como causa directa el bloqueo de exportaciones de petroleo por parte de EEUU a Japón que les ponía en una situación estratégica muy complicada.

Pero volviendo a Polonia, la verdad es que presenta algunos paralelismos interesantes con Ucrania, aunque sin duda las diferencias sean aún mayores.

Si los intereses, vamos a decir occidentales, finalmente se impusieran allí, muy probablemente nadie recordaría los intentos de Kiev, con miles de víctimas, de someter a una parte de la población en el este que no se adhirió a lo que ya no sería un golpe de estado orquestado, oh, casualidad, por esos mismos intereses occidentales.

Por eso no sorprende que en el caso de Polonia se desestimen razones semejantes, al final todos "sabemos" por qué Hitler invadió Polonia. Porque estaba loco y era nazi.

Y todos sabemos que los yankis, por puro amor a la libertad, nos salvaron de él, aunque los rusos llegaran primero y pusieran 20 millones de muertos en el frente oriental. Y aunque IBM les hiciera el programa de gestión de los campos de concentración, eso ya son detalles sin importancia, para qué preguntarnos de donde sacaba el petróleo para la guerra Alemania, no sea que demos con el árbol genealógico de algún expresidente y director de la CIA. Que en EEUU hubiera campos de concentración para japoneses en aquel contexto tampoco importa a nadie, ni que desinfectaran a los mexicanos en la frontera con Zyklon-B.

De hecho algunas cosas no se pueden ni investigar so pena de ser tachado de revisionista y antisemita (y ojo, no es que no los haya) por parte de los intereses que han convocado a todo un colectivo de personas procedentes de diversos países en la tierra que dicen que les prometió Yavhé mientras erradican mediante un genocidio a la gente que ya había allí.

Todos sabemos muchas cosas excepto la fundamental: que no sabemos una puta mierda.

De hecho hace unos días, recordando las célebres palabras de Sócrates, caí en la cuenta de que se puede estar en una condición mucho más desfavorable que la de no saber nada: saber todo mal.

Aún así, qué duda cabe de lo polémica que es la expresión de Putin. Más allá de los que ya van predispuestos a sacar punta a cualquier cosa y que redactan la sentencia para hacerla encajar con el veredicto que ya tienen, que ya andan salivando por estos lares, sus palabras pueden ser oportunas para abrir un discusión algo más interesante: ¿Cuáles fueron las causas del Anschluss?

Puede que para muchos la respuesta quede dentro del terreno de las "obviedades" ya expresadas aquí, pero en otras partes del mundo las cosas se ven de otra manera. Sin ir más lejos, tengo entendido que en el lejano oriente mucha gente está convencida de que el origen de la pandemia de Covid-19 que dio lugar a que Trump hablara de "ese virus chino" tiene su origen en unos juegos militares celebrados por aquellas fechas en Wuhan. Hasta el propio congreso norteamericano parece haber propuesto estudiar tales tesis. Qué locura, ¿no?

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Atemperando a Bach (Desde la teoría marxista)

Ya hace más de 300 años del primer libro de “El clave bien temperado” de Bach. En él desarrolla una obra para cada una de las tonalidades, demostrando entre otras cosas que su método de afinación temperada* funciona para todas las tonalidades. Dentro e lo que es el paradigma de la música occidental, por supuesto.

Es un avance teórico y técnico respecto al problema que ya hizo fruncir el ceño a Pitágoras, bastantes siglos antes. No muchos de los no avezados en teoría musical lo conoce pero no difícil de explicar.

Si hemos de hablar de los pitagóricos, y más en este contexto, es imposible no recordar la anécdota de la irracional raíz de dos. A pesar de la belleza y la importancia capital del teorema que lleva su nombre terminaron en un escollo: el simple triángulo rectángulo con catetos de valor uno arroja una longitud irracional para la hipotenusa.

En un número irracional, como lo es también pi, la secuencia decimal se diría que no termina nunca. No debería resultarnos difícil entender el modo en que la interpretación de tal asunto podía llegar a turbarles, se cuenta que tanto como para para tirar por la borda a un advenedizo que reveló el oscuro secreto que perturbaba su armoniosa visión del mundo. O eso es lo que nos ha llegado. Seguramente podrían haber aceptado una fracción, un número racional, en lugar de uno natural, pero en ningún caso uno irracional.

Sin duda apuntaba a un error en su interpretación del mundo. Y no es que el mundo haya dejado de ser “elegante”, pero sin duda es más complejo. Comento la anécdota como ejemplo porque pasa algo parecido con la música.

Los hertzs (o hercios) vinieron después, pero Pitágoras ya se dio cuenta de que los tonos que producen las pulsaciones de dos cuerdas, de la mitad y el doble de tamaño la una respecto al otra, producen una relación que el oído entiende como “armoniosa”. Y lo mismo en la relaciones enteras: 2:1 la octava, 3:2 la quinta y así.

Hoy definimos la octava como el doble o la mitad de la frecuencia, en lugar de la longitud de la cuerda, pero dada la relación matemática existente es exactamente lo mismo. Y se ha impuesto el La de 440 Hz que para los que ya somos un poco viejunos nos sonará como el tono de línea que ofrecía el teléfono al descolgarlo. Eso era un tono sinusoidal puro, sin armónicos, que son otras frecuencias que suelen acompañar a los sonidos naturales, de 440 ciclos por segundo, que es lo que es un Hertz, un ciclo por segundo.

En tiempos de Bach no sé si se seguía tirando a gente por la borda o no, pero lo cierto es que el problema estaba lejos de estar resuelto, y es un problema matemático. Que matemáticamente no tiene solución en los términos que se plantea, si embargo Bach propuso lo que vendría a ser una “solución de compromiso” que aún determina la afinación de los instrumentos occidentales hoy en día. Es difícil excederse halagando a Bach. Aún así puede que no este dicha la última palabra sobre este problema.

No es ningún secreto, como la irracional raíz de dos de los pitagóricos, pero como decía no es muy conocido fuera del ámbito de la música o más bien de su estudio. Se llama, no por casualidad, coma pitagórica.

La música, y sobre todo la armonía (que vendría a ser la relación entre melodías) se forma por sonidos a unos determinados intervalos, que son las distancias entre las diferentes notas.

El problema es que si uno parte de una frecuencia determinada y va multiplicando por dos para calcular las octavas perfectas y a su vez hace lo mismo con otro intervalo, típicamente el de quinta para el ejemplo, se genera el desfase, una desviación creciente. Por eso se suele resumir en que “12 quintas no equivalen a 7 octavas”. Nunca logro desprenderme de la impresión de estar hablando en galones y yardas como si el sistema métrico aún no hubiera sido planteado.

Total, que la ilusión de esa armonía celestial y perfecta que nos transmite a veces la música, es eso, una ilusión. La cosa es que los números no cuadran bajo la segmentación de 12 notas en las que dividimos el intervalo de una octava. Y no es una entelequia matemática sutil e inapreciable a efectos prácticos, ni mucho menos. Antes de la afinación temperada propuesta por Bach se convivía con la llamada “quinta del lobo”, que al final suponía evitar ciertas notas en ciertas escalas ya que sonaban significativamente disonantes, de ahí lo del lobo, como una especie de aullido que al final no identifica otra cosa que la ya mencionada coma pitagórica.

Y Bach, en lo que sería una aproximación diríase que comunista a lo que supone el problema, lo que plantea es repartir ese desfase entre todas las notas de la octava para no llegar a una y que chirríe tanto. Mejor que todas estén un poco desafinadas y de ese modo se pueden tocar todas las notas en todas las tonalidades sin que ninguna suponga una disonancia tan significativa. Claro que el precio es desafinarlas todas. Luego, no hay intervalos perfectos más allá de la octava en la música actual. Y bueno, tampoco nos va tan mal, ¿no? Total, para la música que se hace.

Sucede que cuando Bach muere aún faltaban 107 años para que Hertz naciera. La idea de frecuencia como causa de la altura de la nota en relación a un determinado número de ciclos de oscilación está hoy mucho más asentada. No es poco el trabajo sobre ondas desarrollado desde entonces.

La imagen obtenida mediante infinidad de representaciones de formas de onda ha hecho mucho más clara la relación inversa entre longitud de onda y frecuencia.

De la misma manera que resumir la idea de comunismo en que “todos tengan lo mismo” o que “se reparta por igual a todos” es una apreciación muy burda, algo parecido podríamos objetar sobre la solución propuesta por Bach.

Y va a ser jodido que Marx tenga que venir hasta a afinarnos el piano, pero lo cierto es que si entendemos bien aquello de “a cada cual según su necesidad y de cada cual según su posibilidad”, vemos que el temperamento de Bach, aunque de vocación acertada, aún se podría refinar un poco.

Si no todas las notas tienen la misma frecuencia es porque no todas las notas tienen la misma longitud de onda. Luego, no es lo mismo, por ejemplo, añadir o restar 1 Hz respecto a los 440Hz del La 4 que hacerlo sobre cualquier otra nota. Porque proporcionalmente a su frecuencia el desvío que se genera es diferente. Es un hecho matemático.

Lo cierto es que no dispongo ni del tiempo ni del interés, y puede que tampoco de la capacidad, para abordar formalmente el estudio del problema hasta sus primeras causas. Supongo que, como todo en la vida, es una cuestión de prioridades. Pero el hecho de que Marx tenga que venir hasta para afinarnos el piano dice bastante de nuestro tiempo. Los grandes genios sólo hallan interlocutor en la posteridad. Los que no son olvidados, claro.

*P.D.: Haciendo algo más de prospección sobre el tema uno puede encontrar, contra la afirmación más ampliamente difundida y también aquí planteada, que el temperamento usado por Bach en la obra mencionada al parecer no sería exactamente el “temperamento igual” que divide la octava en 12 tonos idénticos que ha quedado establecido finalmente, sin que exista certeza absoluta sobre cual sería exactamente ese temperamento.

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El pastel de galletas de mi abuela

El pastel de galletas de mi abuela

Tal vez sea porque me devuelve un poco a mi infancia pero como para mí está que flipas aquí os lo traigo.

Ingredientes:

600 gr de galletas maría

320 gr de mantequilla (margarina)

4 yemas de huevo

250 gr de azúcar

½ litro de leche

200 gr de chocolate negro

Preparación:

1. Pones la mantequilla, el azúcar y las yemas en un bol y lo mezclas hasta que quede homogéneo.

2. Le añades a la mezcla 100 gr de chocolate negro. Lo puedes rallar (cookie style) o fundir (cream master) y lo mezclas todo bien.

3. En un bol aparte pones el medio litro de leche y de nuevo puedes optar por rallar y calentar o fundir, al final te ha de quedar la leche chocolateada.

4. Revistes la fuente o molde con una capa de masa y empiezas con la primera capa de galletas, las sumerges en la leche y vas haciendo pisos con la crema y con galletas mojadas con la leche chocolateada alternativamente.

5. Dejar enfriar bien en la nevera y en unas hora listo, mucho mejor bien frío.

Comentarios:

*El efecto cookies está bien pero rallarlo da mucho trabajo, últimamente lo derrito (ojo con quemarlo).

*La receta pone 600 de galletas pero yo suelo usar el paquete entero que son 800 y de las redondas.

*Se puede hacer con galletas de las “tostadas” o “doradas” pero no es mi opción ni lo recomiendo, galleta maría de toda la vida.

*También se puede hacer con rectangulares pero romper las redondas para rellenar los huecos para mí es parte de la diversión.

*El grosor de las capas va a gusto del consumidor (muy, muy finas en mi caso) y las cantidades van en relación y son un poco orientativas, tal vez se podría ajustar un poco la de la leche que siempre sobra (400 ml) y si sobra crema se reparte por encima.

Y voilá, pastel fresquito sin hornear ni nada y para chuparse los dedos (la verdad es que pringa un huevo). Manjar de los dioses.

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El problema de la vivienda: pobre paga doble

Lo he comentado un par de veces en los últimos días, en distintas conversaciones:

Lo más complicado de vivir en Barcelona es el tema de la vivienda.

Tal vez parezca casi una perogrullada pero podría ser de otra manera: en otros lugares del mundo tal vez sea más problemático el acceso a suministros básicos, agua corriente, energía, diversidad en oferta de consumo, incluso acceso a las telecomunicaciones, hasta cuestiones climáticas y medioambientales, trabajo, etc.

En el caso de Barcelona, y por extensión del resto de grandes ciudades europeas, si no más allá, es el mercado inmobiliario. El espacio, la casa.

Hasta el punto que el itinerario vital trazado por las grandes instituciones se da de bruces con una realidad empírica inapelable: que para muchas personas de las capas más bajas de la sociedad los números sencillamente no cuadran.

Ni los números de ingresos con los del gasto de vivienda, ni los de distancia, los del lugar en el que hay que vivir y los de donde se desarrolla la actividad laboral, ni los números de tiempo que implica tales desplazamientos.

Y como esos números no cuadran, van a descuadrar los de la energía requerida para mover cada día esas enormes masas humanas y estos a su vez los del equilibrio del ecosistema. Porque todo está relacionado en cierto grado y nada de la realidad descrita sería posible sin acceso a energía barata, pero volvamos a la vivienda.

La administración en principio plantea algunas ayudas, hacen como una especie de sorteo más allá de la lotería de navidad de las cuatro casas que gestionan cuando no se las reparten mediante una pequeña gincana burocrática y que sin duda quedan muy lejos de las necesidades de la población. Ninguna afectación significativa al mercado inmobiliario cuyo “desplome de precios” viene a ser que deje de aumentar por un tiempo y frustre las desmedidas ansias especulativas por algunos trimestres.

No hace mucho me recordaron por aquí, en un hilo que rememoraba las deleznables palabras de Ábalos acerca de la dualidad de la vivienda como necesidad básica y bien de mercado, que muchos parlamentarios son tenedores de viviendas.

Del mismo modo que las sanciones se desentienden completamente del patrimonio o ingresos del sancionado y son una cantidad por lo general fija. En otro envío un millonario decía que donde otros ven un “prohibido aparcar” él veía un parking de lujo. Es imposible que las leyes se puedan hacer de forma tan torpe, inútil e idiota. Ha de haber necesariamente dolo.

Lo que venía a decir Ábalos es, sí, sabemos que la gente tiene que vivir en alguna parte. Y sí, vamos a seguir especulando con ello. Vamos a seguir robando al amparo de la ley antes que cambiar nada.

Si le hubiera reventado la cabeza tras pronunciar esas palabras tiñendo el atril de una mezcla de poco seso y poca sangre hoy el mundo sería probablemente un lugar mejor.

La realidad es que ciertos niveles de ingresos en ciertos lugares no dotan al sujeto de independencia para la subsistencia dentro de sus regulaciones. Están a nada de ilegalizar la pobreza que generan, de hecho de eso están llenas las cárceles. No hay manera de cumplir sus putas leyes, muchos nacen y morirán abocados a buscar la solución que no existe a un problema creado dentro de las reglas planteadas.

Y ahí cada uno escogerá su mal, depender de otra persona o personas, en relaciones más equilibradas o menos, más sanas o más tóxicas, algunos vivirán en paz toda la vida (quizás) y otros se acabarán matando. Otros tendrán de por vida un periplo errante sin haber conocido el significado de la palabra hogar. Otros más acomodados sólo verán como cada mes una buena porción del producto de su trabajo desaparece como una suerte de ofrenda a los dioses de la especulación que viven sin pegar un palo agua. Otros se pasarán pagando toda la vida por un lugar donde tener esa vida, y la simplificación es obvia. Aunque los números de suicidios no dejen de aumentar nada parece amedrentar el ansia especulativa. Gente auto-desahuciada por la ventana, etc. Qué poca humanidad tiene la humanidad.

Otros, y creo que cada vez más, buscarán alternativas creando nuevos caminos con la mera fuerza de sus pasos, como siempre se ha hecho, y en este país, en esta ciudad, tenemos claros ejemplos en fenómenos como el chabolismo y las barracas de los 50 y 60.

En el siglo XXI parecía que eso había terminado o esa idea es la que de alguna manera se quiere publicitar, pero lo cierto es que es un flujo continuo de precariedad mejor o peor encauzado según la coyuntura económica.

Hoy he visto un documental sobre la lucha vecinal del barrio de Roquetes, en el que llegaron a “secuestrar” un autobús para demostrar que sí que podía llegar el servicio si había voluntad a pesar de las pronunciadas cuestas. En el que los vecinos terminaron por hacer el alcantarillado ante la pasividad de la administración, que finalmente colaboró, en un gesto que se supone que hay que agradecer como el del que cumple sólo de forma vaga y parcial con sus responsabilidades.

En tiempo más recientes ya es más difícil ver chabolas a la antigua usanza, se ven más situaciones administrativamente grises, así, dado el declive inevitable del comercio de proximidad en favor de las compras a distancia que ha facilitado la tecnología (y de nuevo gracias a la energía barata), ha proliferado el uso de bajos inicialmente destinados al comercio como viviendas “económicas” (aunque proporcionalmente sean incluso más caras), aún lejos de los apartamentos-nicho que ya se han visto en Hong-Kong y que alguien quería implantar aquí de forma similar bajo la idea de “cápsulas”. Pero, qué duda cabe, infraviviendas de todos modos. Si se permite reducirán el espacio de la existencia hasta el propio de un submarino en pos de la rentas inmobiliarias que sólo extraen riqueza de la clase trabajadora a clases más bien rentistas.

Ya cuando era chaval un compañero del cole vivía con su familia en el espacio muy ajustado que se había destinado a lo que se llamaba “portería”, los escuetos metros cuadrados destinados al portero reconvertido en vivienda. Pero lo realmente grave es que el agravio no termina en verse reducido a espacios deficientes, por su propio tamaño o por su características, es como las regulaciones rematan y redoblan la exclusión.

De entrada se entiende que habitar uno de esos espacios no destinados a vivienda es una irregularidad administrativa que podría ser incluso sancionable, aunque en la práctica no conozco casos. Recuerda un poco a aquello del vagabundo multado porque no se puede dormir en la calle.

Pero es que si decides vivir en uno de esos zulos tan de moda, sin cédula de habitabilidad y por tanto sin la consideración de vivienda, ¿vas a poder desgravar el alquiler de vivienda habitual? Yo no lo he intentado, pero me temo que encontraría problemas, las ayudas al alquiler están para lo que sí pueden pagar el alquiler de una vivienda. De hecho lo que sí que pagarás es IVA, como el que además de su vivienda desarrolla una actividad comercial por cuenta propia.

Empadronarse es en principio otro problema al no tratarse de espacios destinados a vivienda, aunque tampoco lo he probado y he oído que en algunos lugares ya hay más flexibilidad, más que nada porque implica la posibilidad de recibir atención médica de proximidad, pero no me es difícil imaginar un pequeño via crucis burocrático.

Y si en un alarde de prosperidad lo quisieras adquirir en propiedad, puesto que mantener a propietarios inmobiliarios tal vez no esté en tus planes a largo plazo, olvídate de todo el circuito habitual de adquisición de una primera residencia y las ventajas que conlleva en varios aspectos.

Además existe una proporción inversa entre la cantidad de metros cuadrados y su precio bastante clara en el mercado inmobiliario. En esto, como en muchas otras cosas en la vida, en este mundo, pobre paga doble.

Porque para acceder a la prestación de desempleo hay que estar en una situación regular de empleo y aún dentro de las regulaciones el fraude es moneda común, cuando no estructural. Las ayudas es para los que sí pueden acceder a ciertas condiciones. Y por debajo, peor que nada, no sólo no llegan las ayudas si no que se encuentran perjuicios añadidos.

¿Y la administración? Ni está ni se la espera, uno de los viejos del barrio de Roquetes lo tenía muy claro decía algo como: “nunca la administración ha venido a preguntarle a nadie qué necesita”. Seguramente se pasó toda su vida trabajando y no dirigiendo una multinacional.

Esperemos que no tengamos que ver otro caso de retraso tan bochornoso como el del barrio de Roquetes donde los propios vecinos tuvieron que instalar el alcantarillado y alguien recuerde que las administraciones no tienen más sentido que el de responder a las necesidades de la población, lo de robar no era en principio la razón de ser, aunque parece que se haya acabado olvidando, del mismo modo que permanecen imperturbablemente inmóviles ante las dinámicas de cambios que se suceden en la sociedad trazando un camino impracticable para segmentos cada vez más significativos de la población.

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Un abuso en toda regla

Tras una pequeña "diferencia de opiniones" en el curro, de esas que dejan el ambiente tan tenso que el silencio se podría cortar con un cuchillo, y ya veremos en qué queda todo esto, por motivos que no vienen al caso (o sí, pero no quiero alargarme) hoy una compañera no se ha presentado.

Hasta aquí digamos que normal, yo mismo me he pensado dos veces si acudir, está en su perfecto derecho incluso sin dar mayor explicación ni aportar justificación alguna. El tema es que a media mañana, dos o tres horas después de la hora de entrada, se ha comentado que "le ha bajado la regla y se encuentra mal".

Claro, yo me he planteado por un lado cuánto me supone faltar un día (aunque vayas al médico con cualquier cuento los dos primeros días te los descuentan, por lo menos con el caduco (da para otro artículo) convenio que nos aplican, por lo que tengo entendido.

La cuestión es que el mes pasado estuve con covid después de haber pasado una gripe, fiebre, etc, falté tres días y me descontaron un buen pico.

Pero tratándose de "dolor menstrual" y en vistas de la nueva e innovadora ley (no está en ningún otro lugar) , bajo determinadas circunstancias, existe la obligación de remunerarlo.

¿Es un avance? Por supuesto. ¿Es un agravio y un campo abonado para el abuso y el fraude? Evidentemente. Porque se puede entender que el ciclo menstrual pueda llegar a resultar incapacitante y soy el primero que entiende que no hay que trabajar si no se está en condiciones para ello. Pero cabe preguntarse qué sucede con las personas que sufren, por ejemplo migrañas. Que me temo que en general resultan bastante más insoportables y pueden ser más frecuentes que el periodo. O, maldita casualidad, con aquellas personas que tienen complicaciones con la ansiedad. Y digo casualidad porque precisamente hoy, otra compañera (en principio no involucrada directamente en la situación) se ha tenido que marchar para casa.

A ella sí se lo van a descontar, en principio. Pero la verdad es que es un comodín envidiable: ¿Me duermo un día? Me ha venido la regla. ¿Demasiada resaca el lunes? Uy, la regla. ¿Ese día que me falta para el puente? Oye, es que la regla... y los hombres a callar, que no sabéis lo que es, y dale al like cuando veas el hashtag #yo si te creo, hermana. A ellas les podrá "bajar la regla" pero a mí lo que me están bajando son los huevos hasta el suelo de la incredulidad. Votante de Podemos desde que salieron, para más inri.

Es previsible un aumento de las reglas incapacitantes, hasta el punto de que algún caso veremos cuatro periodos al mes. El periodo irregular de toda la vida, oiga. Incluso la selección natural debería favorecerlo en el largo plazo.

Es imposible deshacerse de la cara de gilipollas que se te queda al ver que han metido el pussy pass en el BOE. Como si las mujeres no mintieran, ¡ja! Y hay argumentos diversos para establecer que incluso más que los hombres, pero vamos a quedarnos en el terreno de la igualdad, de derechos y obligaciones.

No se trata de hacerle a nadie la prueba del pañuelo, (más que nada porque eso de nada sirve) y es cierto que las mujeres, dada su naturaleza, son más proclives a presentar ciertos malestares más a menudo. No es una opinión médica, pero es mi impresión. Y eso es una clara desventaja, mayor aún bajo la condición de que los dos primeros días de baja no se pagan, un perjuicio evidente a subsanar.

Ahora bien, ese misma "naturaleza", a la vez que otros perjuicios, provee de significativas ventajas en otros ámbitos (que también aplican en muchos casos en lo laboral) que ni se contemplan. El resultado es entonces que el perjuicio se subsana hasta convertirlo en una ventaja y otras ventajas naturales persisten inalterables. Es un win-win. Un abuso en toda regla. Un beneficio para ellas y un agravio para el conjunto de la sociedad. Y eso obviando la inevitable instrumentalización de este recién nacido privilegio, al amparo de algún polla boba que aún no se ha dado cuenta de como funciona el mundo.

¿Quiere Vd de verdad cortar ese perjuicio? ¿Qué tal si además lo hace Vd sin producir un agravio tal vez peor que el ya existente? Igual sería bastante más razonable que la incapacidad se cubriría igual al margen de cualquier condición o género. ¿De verdad eso que han hecho Vds es constitucional? Cuesta tragarlo. Ardo en deseos de oír los argumentos a favor de la medida que pueda estar pasando por alto.

Yo llevo 20 años dando tumbos en el sector y una muchachita con la mitad de mi edad lleva en su trabajo el doble del que más me ha durado. La tomadura de pelo es incalificable. ¿Que lo tienen mucho más difícil? Ahorro cero, lo que ha ganado se lo ha pateado. Yo en dos años he ahorrado prácticamente la mitad de mis ingresos dándome más lujos que nunca.

"No seas tan duro con ella, está pasando una mala racha", me dicen, y acaba de volver de un viaje al extranjero que yo jamás me he dado el lujo de hacer.

Y sí, por supuesto que habrá diferencias en las actitudes, aptitudes, intereses y todo lo que se quiere alegar, pero el agravio empieza ya a adentrarse en el terreno de lo sangrante. A vivir de puta madre, cosa que está muy bien, y a blindarse con privilegios que son una hoja en blanco para el abuso, cosa que ya no está tan bien.

Y lo peor de todo: la claca de pagafantas aplaudiendo con la orejas. Y digo desde aquí lo que no me puedo permitir el lujo de decir en el trabajo: os podéis ir todos a la puta mierda.

Siempre he estado, estoy y estaré con los trabajadores. Eso no va a cambiar. Lo que sucede es que hay trabajadores, que de trabajadores tienen entre poco y nada. Si uno no cumple con sus obligaciones, ¿qué derechos puede pretender reivindicar? Ese tipo de trabajadores, que al final son la misma mierda que los que les explotan pero con los bolsillos vacíos, son una vergüenza y una falta de respeto para sus compañeros. Un insulto. Incluso para sí mismos. la verdad es que hay mucho desgraciado que no roba más simplemente porque no puede. ¿Cómo podría prosperar el teletrabajo en tal entorno? Pues nada, a seguir inflando el mercado inmobiliario de las capitales y autocondenándonos a vivir en ratoneras. Porque lo triste es que la corrupción empieza por la base.

Luego nos sorprende que desde el norte de Europa se mire al sur con el más parco desprecio y que la productividad en este país sea de risa, al más puro estilo del funcionario jeta: primero ficho, luego hago mis cosas, la primera hora para ponerse al día, una hora de descansos, y la última hora, pues ya mucho cansancio para hacer nada. Pero lo peor ya no es eso, es que se crea un ambiente en el que es francamente complicado que quien sí esté en disposición de trabajar lo pueda hacer. Que encima de estar ahí mis horas me he tragar sus putas mierdas, vamos.

En el otro lado, gilipollas honestos (así de mal se entiende aquí la honestidad) como yo, que se reducen la jornada cobrando menos y produciendo muy parecido sino lo mismo y que se tienen que desarrollar en un ambiente de trabajo tremendamente hostil para lo productividad donde el presencialismo, amiguismo y otras mierdas campan a sus anchas reduciendo a nada la meritocracia. Lo mismo que los "contactos" (enchufes) de los pijos pero en plan pobre, como decía, en el fondo la misma escoria.

Y así señores es como se promueve la cultura de trabajar muuuchas horas sin dar un puto palo al agua. Y claro, ni se te ocurra decirlo porque entonces eres un sapo asqueroso, un chivato, un traidor a tu clase, rojipardo o la etiqueta de mierda que te quieran colgar.

Que digan lo que les salga de los cojones, viendo el ritmo de trabajo de algunos compañeros el convenio que lleva 5 años sin actualizarse bien podría pasarse otros 5. ¿Con qué cara se va a sentar el del sindicato a luchar por tus derechos si no estás cumpliendo con tus obligaciones? Pues con la misma que tú, porque probablemente ha llegado ahí inmerso en la misma cultura "laboral". De verdad alguna gente parece pensar que el dinero cae del cielo y que se les debe algo, diría que se dedican a calentar la silla si no pasaran más tiempo en otros lugares que en su puesto.

Y que tenga que decir esto un marxista, que entiende que cada cual ha de recibir en función de su necesidad, que se han de garantizar las necesidades básicas, que la distribución de los beneficios es absolutamente ilegítima y crea sociedades desastrosas... Pero es que al final observas la condición humana y terminas encontrando demasiados casos en los que el total del fraude es sólo función de la posibilidad. Y la realidad es que si quieres disponer de un servicio, has de procurar un servicio, una de las muchas lecciones de la soledad, donde no hay nadie de quien aprovecharse.

Porque el mismo fraude que te encuentras indefectiblemente en los contratos de trabajo te lo encuentras en el proceder de muchos compañeros en el desempeño de las funciones. Más aún, ¿no son compañeros trabajadores los que elaboran los contratos de otros trabajadores? Y ahí ya podemos entrar en el círculo vicioso del huevo y la gallina, tú robas porque te roban y el otro te roba porque le robas y sin honestidad, sin "pringaos" que cumplen y reclaman lo que es suyo, seguramente con dudoso éxito, esa espiral de despropósito no termina nunca.

Supongo que ya peino canas para escandalizarme por algo así, sucede que por un motivo u otro me ha tocado siempre tragar mierda: los respiros cronometrados y permiso hasta para ir a mear. Y medio pasito por encima, porque ni siquiera hablamos de un ascenso, otro mundo: ni siquiera hay un tiempo estipulado para la comida, la gente para cuando quiere, hablan de sus cosas a sus anchas... y sí, es mucho mejor en algunos aspectos y mucho más humano. Pero el agravio comparativo es vergonzoso y vergonzante. Tanto como ver que algunos de los que medran lo hacen a través del fraude. Que detrás del vendedor estrella puede que no haya más que un montón de trampas y una sonrisa de cartón piedra. O que la gente prefiere pasarse la normativa por el forro con tal de no asumir un error que ni siquiera tiene repercusión. O colgar de forma sistemática las putas llamadas y como quien te ha de supervisar es colegui pues para ti hay una ley y para el resto otra. Vamos, no me jodas. Por no hablar de que al final vas allí y el trabajo en sí queda relegado a algo accesorio en la turbia maraña charlatanería, favoritismos injustificados y cotilleo. Indulgencia con los que merecen mano dura y mano dura con los que merecen indulgencia. Joder, qué asco.

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El declive del imperio

Aprovechando el incidente entre el dron estadounidense y el caza ruso sobre aguas del Mar Negro, el último paso de la escalada de la que estamos siendo testigos y pareciera un mero aperitivo de la próxima gran conflagración internacional, me parece oportuno poner sobre la mesa un pequeño análisis de la situación con miras algo más amplias en el tiempo y en el espacio a lo que nuestros medios de comunicación nos tienen acostumbrados.

Los términos generales son bastante asequibles, sencillos incluso. La hegemonía norteamericana de las décadas recientes, dadas las dinámicas geopolíticas y económicas, hace ya tiempo que empieza a dar diversos síntomas de agotamiento, en buena parte como resultado de sus propias mentiras.

Todos los imperios terminan cayendo. Lo sabe bien la historia de este país y lo pueden corroborar sus propios socios británicos. Lo que está por lo tanto es duda es el momento reciso y no el hecho en sí.

Por lo general cabe esperar que el hegemón de turno se resista con uñas y dientes a ceder su poder del mismo modo que el macho alfa de un grupo de chimpancés u orangutanes. Sucede que esta vez la tecnología y por lo tanto las capacidades bélicas y de destrucción, además de estar en su cenit, suponen una amenaza significativa para la propia supervivencia de la especie.

El nada sospechoso de comunismo John Von Neumann acuñó el acrónimo M.A.D (Mutual Assured Destruction) para referirse a las consecuencias de un intercambio entre potencias nucleares. Y vale la pena recordar que además de una mente científica relevante formaba parte del ala dura más cercana a los militares, defendiendo incluso el uso del armamento atómico en Japón al final de la segunda guerra mundial. Si la advertencia viniera de algún hippy pacifista tal vez pudiera ser tomada más a la ligera.

Los Estados Unidos de América, que aún a día de hoy ostentan en términos generales el papel de potencia hegemónica a través de su dólar, su ejército y sus servicios de información, se encaminan indefectiblemente hacia una cruda disyuntiva, si es que ya no están metidos con los dos pies en ella como en Ucrania.

O bien tratan de preservar a toda costa su posición, “by any means”, como con el Nord Stream se ha visto que viene siendo su estilo, con lo que lo único que conseguirán en el mejor de los casos es aplazar la misma situación un tiempo más y en el peor devolver a la especie humana a unos siglos atrás, o bien se aseguran de que quede establecido tras su hegemonía un orden mundial que no pueda hacer con ellos lo que ellos han hecho con el resto.

Así que al final y en resumen sólo pueden ganar tiempo, llevar a la especie humana al borde de la extinción, cuanto menos a un retroceso severo, o cambiar las forma en que se expresan las relaciones de poder en el planeta. Y sólo las dos últimas son realmente conclusiones puesto que la primera es mera dilación. Seguramente estén ante la decisión más importante que hayan tenido que tomar nunca, para ellos y para el resto del mundo. Y tal vez puede que este no sea el momento, aunque en mi opinión lo es, pero lo que es seguro es que ese momento llegará. Y yo diría que ya ha llegado.

Es harto conocido el comentario de Einstein acerca de una cuarta guerra mundial con palos y piedras. Menos conocida es la pequeña parábola, que se compartió por aquí aunque no he podido encontrar, acerca de un alumno que decide romper un palo cuando entiende que de cualquier modo no podrá eludir ser golpeado con él. Pero seguramente el cierre más apropiado es ese refrán árabe que nos recuerda que "un día tienes el palo en la mano y al día siguiente lo tienes en el culo".

Sólo queda por ver como esta generación de líderes norteamericanos querrá ser recordada en una historia que no podrán escribir ellos eternamente: como el cambio de paradigma hacia un orden mundial más justo y colaborativo o como la tragedia de la especie humana. Los arsenales nucleares suponen un gran punto de inflexión, veremos hacia donde.

Cuanto más tarden en optar por la primera alternativa en peores condiciones se hallarán para defender sus intereses y puede que esa ventana de oportunidad se termine cerrando, abocándonos a todos a la segunda situación. Y por el momento parece que vamos en camino de convertir el planeta en un gran Chernóbil. ¿No tiene algo de poético que eso empezara en Ucrania? Si es que hasta parece un aviso.

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Sobre la lectura

Leer. Leer es lo más guay del mundo, dice ese discurso un poco meapilas. A la mayoría de la gente, lo cierto es que no le gusta. En mi opinión es igual de agradable que una patada en los cojones comparado con otros medios de transmitir información. No hay competición, ya somos adultos pero seguimos teniendo una voz como la de mamá contándonos cuentos al oído para que durmamos bien tranquilos, en forma de radio, televisión…

Leer es un medio de transmitir información y, por muchos que hayan adquirido cierto gusto por tal método, no deja de ser entre arcaico y rupestre. Con su ventajas e inconvenientes propios, como todos. Y claro, está la parte cultureta de la sociedad con su “leer mola” y la mayoría restante más bien con lo opuesto, algunos con su “¿pa que quieres saber eso?”.

De la expresión anterior se evidencia que una parte de la sociedad jamás estará interesada en la información que se obtiene, que es para lo que realmente se lee. Pero tal vez ya no sea tan mayoritaria. Leer es casi un disgusto, pero la información que se obtiene no suele hallarse por otros medios.

Si recordamos el pensamiento de Marx acerca de los poseedores de los medios de producción tendremos que asimilar que toda producción audiovisual tradicional viene directamente de esos estratos sociales. Inequívocamente, el mensaje puede ser más o menos diverso pero tendrá un sesgo ineludible como factor sine qua non.

Escribir sin embargo no requiere más que un boli y un papel. Viniendo a tiempos más presentes incluso algún tipo de producción audiovisual modesta puede ser factible desde otros estratos sociales pero las vías de difusión, nuevamente, como medios de producción, pertenecen a esa clase capitalista por definición. La tecnología ha mejorado algunas cosas pero no ha cambiado realmente las reglas del juego.

Así tenemos como resultado que una parte de la sociedad minoritaria controla la comunicación de masas mientras el resto permanece a efectos prácticos sin voz, algo análogo a lo que sucede también en política y en otros ámbitos.

Por eso cuando se nos anima desde la parte más políticamente correcta de la sociedad a leer no cabe más que desconfiar. Nada suele ser bueno o malo sin ambages, si es que tales nociones tienen sentido. La lectura es de hecho un deporte de riesgo. De hecho leer sin tener la capacidad de pensar con un cierta profundidad en lo leído, es más bien contraproducente. El adoctrinamiento es realidad la anulación de la capacidad crítica, de discrepancia y de duda. El dogma no se cuestiona. Y el axioma tampoco.

Para leer hay que saber pensar. Si uno cae en un texto sin la capacidad crítica adecuada puede acabar creyéndose cualquier cosa. Y no en vano la bíblia es el texto más impreso del mundo.

Que algo sea cierto en un texto, no convierte al texto en verdadero por completo. Del mismo modo que el hecho de contener una mentira, o un error, o un dato incorrecto, no lo impugna en su totalidad.

Es pura lógica, por supuesto que tales situaciones nos van a dar también información, pero vamos a tener que abandonar esa posición binaria en la que tal vez por condiciones culturales tendamos a estar tan cómodos. Sí o no, izquierda o derecha, a favor o en contra. De repente sólo hay dos personas en el mundo en vez de más de siete mil millones.

Aprender a leer es aprender a dudar. De quién se supone que cuenta algo, de cómo, cuándo y por qué.

No es cuestión de dar claves, la comunicación está bastante estudiada en sus bases, lo determinante es cómo nos aproximamos a esa información, confiados como corderos camino del matadero o con ánimo de investigador socrático. Y es que en realidad, nadie sabe nada.

Nos gusta pensar que sí, por supuesto, esto lo sé, esto no, esto fue de aquella manera y no de la otra, hayamos estudiado el asunto más o menos. Pensar forma parte de estudiar. Mirar como se seca la pintura. Leer y leer de forma acrítica puede hacerte más ignorante que culto. Del mismo modo, pensar sin ninguna referencia puede parecerse un poco a deambular.

Es la duda la que suscita la curiosidad, la necesidad de saber, el motor del conocimiento. Aristóteles dijo “el principio de la sabiduría”. Sin duda no hay actividad intelectual, tan sólo motora. Y es de la duda de lo que se nos protege desde la comunicación de masas.

Porque la información no se presenta en la forma de abrir un debate o un espacio de reflexión, se presenta en términos de hechos, muchas veces falsos, otras sólo expuestos de forma torticera y retorcida y otras veces la manipulación consiste en la simple omisión.

Y realmente dudar es un esfuerzo medible en términos biológicos. Tanto como lo es levantar un peso o desplazarse una distancia. Conservar en la memoria dos versiones distintas de un hecho ocupa el doble que conservar una sola. Y eso es dudar, tener en cuenta ambas o diversas posibilidades. Y entonces, ¿conforme a que realidad se actúa? Conforme a varias, si eres capaz.

Del mismo modo que jugamos por mera diversión con el doble sentido de las palabras. Pero por mucho que te acostumbres y tenga sus pequeñas luces, leer seguirá siendo un mal necesario.

De escoger lecturas, que como leer en sí mismo, es otro pequeño arte, ya hablamos otro día...

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La culpabilización de la víctima

Es de lo más perverso. Invertir el sentido de la culpa desde quien padece el abuso a quien lo profesa y no tiene justificación ninguna. Un caso clásico es el adaggio "la culpa es de los padres que las visten como...". Y no, claro que no, parece que eso hoy en día está en la opinión general bastante claro.

Sin embargo parece que se haya caído en el extremo diametralmente opuesto. Afortunadamente, en mi opinión, tiene cura. Y se cura viajando, como muchos otros males. Porque no es raro cuando uno viaja que le prevengan sobre visitar ciertos lugares en ciertos momentos. O en otros casos simplmento salir del hotel a patir de cierta hora. ¿Quiere decir que en esos países es legal robar a turistas? En ninguno, que yo sepa.

Ahora bien, al margen de lo que diga la ley, que está muy bien (o no) la realidad suele discurrir por otros cauces. Y si me da por pasear por una favela de Río de Janeiro a las dos de la madrugada solo, puede pasar que pierda hasta la camisa, sino algo peor. O tal vez no, y de hecho podría decir que tengo "derecho" a tal actividad.

Del mismo modo que las chicas tienen derecho a volver a casa solas y borrachas, si es que son capaces de encontrarla, por supuesto que sí. Y los derechos están muy bien, pero tales posiciones, que en términos de reinvindicación son más que correctas, incluso necesarias, a la hora de la praxis terminan chocando irremediablemente contra la realidad. Y suele estar muy lejos del mundo ideal de libertad y derechos que sobre el papel existe. Y tiene un nombre, se llama infantilismo. (¡El violador eres tú!, cantaban algunas con coreografía y todo... ¿Yo? Y tu puta madre, por si acaso)

Así que en una comisaría brasileña, desprendido de todo salvo tal vez de la mínima dignidad de la ropa interior, haciendo la pertinente denuncia, no procede que el policía me culpe porque me hayan robado. Es un delito que persigue la ley, pero bajando del papel a los hechos y sabiendo como es el mundo (el policía, está claro que yo no) no sería raro que me miraran como si fuera gilipollas. ¡Como si no me hubieran avisado! Y no con ánimo de recortar mis derechos, más bien con ánimo de que no se vean vulnerados con más que probable impunidad.

En la práctica, nada importa como debieran ser las cosas, lo único que importa es cómo son. Y es algo que mejor no tener que aprender por la vía de la experiencia directa. Y nada cambia la premisa, la culpa no es de los padres, ni de la chicas, y aún rizando el rizo tal vez ni de los delicuentes. "La sociedad es la culpable" cantaban con bastante sorna Siniestro Total antes de que la mordaza de lo políticamente correcto empezara a operar como sustituto de la censura. O incluso más allá aún, a quién cojones le importan los responsables una vez acaecida la desgracia cuando nuestros esfuerzos deberían estar centrados en prevenirlas y evitarlas porque una vez acontecida nada ni nadie la va a borrar ni existe justicia que pueda subsanar nada.

Y no, no creo que eso sea culpabilizar a las víctimas, a los delincuentes ya se les persigue con los limitados medios que hay dispuestos. Y como somos conscientes de que eso no es suficente las personas razonables intentamos no incurrir en ciertas irresponsabilidades aunque implique renunciar al ejercicio de parte de nuestros derechos. Pues vaya mierda, ¿no? Eso es. Bienvenidas al mundo real.

Y si sigues queriendo volver a casa sola y borracha, bueno, estás en tu derecho. Pero no digas que no te avisaron, y nadie lo hizo con intención de culparte de nada. Y ahora además ya sabes que el problema que tienes es mero infantilismo y por qué a muchos puedes parecerle simple y llanamente gilipollas. Pero ya si piensas que soy de Vox porque te estoy largando esta chapa, entonces es que gilipollas se queda corto.

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Disciplinando el despido disciplinario

Desde luego esto no es un artículo de laboro pero considero que la cuestión reviste cierto interés general. Porque al final quien más o quien menos habrá sufrido algún que otro despido. O lo habrá practicado.

Y, fuera de los periodos de prueba, la fórmula clásica es el despido disciplinario. El que se vendría a aplicar cuando robas a la empresa (y por casos que se ven parece que hay que robar bastante) o cuando existe algún altercado grave (igual llamar joputa al jefe no alcanza para justificarlo). Aunque al final dependerá del juez.

Sucede que la citada fórmula no sólo se aplica en estos casos gravosos si no que cuando no se dan las condiciones técnicas para un despido “por causas objetivas” (cuestiones de balance de la empresa) suele ser la forma elegida.

Así, en la carta de despido se suelen leer coletillas clásicas como “la disminución continuada y voluntaria del rendimiento” y lindezas semejantes. Antes de la reforma de Rajoy la empresa podía reconocer en la misma carta la improcedencia del mismo, ahora toca ir al acto de conciliación sí o sí.

En el último al que asistí, que terminó ·sin avenencia”, la abogada me recriminó: ¿por 300 euros?

No es un reproche muy inteligente, en el sentido que yo podría decir exactamente lo mismo, y a buen seguro representan más para mí que para la empresa, que además incurrirá en los gastos de representación.

El tema, más allá de las cuestiones pecuniarias, es que siempre me ha quedado esa espinita clavada. Sin duda todos los despidos tienen una causa real, pero muy pocas veces tienen que ver con lo que se declara en la carta y las empresas suelen reconocer su improcedencia. Tampoco demostrar esos extremos es tarea sencilla si fueran reales. Pero la fórmula se escoge por motivos más mundanos.

La cosa es que si plantearan un despido por causas objetivas que no alcanzaran a demostrar (porque la realidad siempre es otra que la que hay en el papel) se terminaría declarando improcedente y el despido objetivo sí que exige un preaviso, que rara vez se suele ofrecer.

Así que se hace como disciplinario, previsto para situaciones graves y sobrevenidas, que naturalmente no implica preaviso alguno, aunque al final termine en la misma improcedencia.

Es cuestión de poner cualquier metirijilla tipo: fulano se toca los huevos a dos manos en lugar de trabajar, o cualquiera similar.

Y es aquí donde el reproche hace un poco de boomerang: ¿por 300 euros? Con ese tono de desprecio que cualquiera que lo lea se puede imaginar.

Y lo cierto es que la fórmula funciona desde tiempos inmemoriales porque en lo laboral, estatuto de los trabajadores en la mano, al juez no le queda más opción que declarar la improcedencia, aunque con esa pequeña gran mentira la empresa eluda abonar o proveer esos días de preaviso. En lo laboral.

Pero cualquiera con un mínimo de ética sabe que mentir para quitarle el dinero a alguien, o para no dárselo cuando corresponde, no está bien. Y sorprende que no las leyes no puedan prevenir una práctica tan sumamente extendida. ¿O sí pueden?

Desde luego no en el ámbito laboral que es por donde se cursan los procedimientos de despido, por las razones ya expuestas, pero el artículo 248 del código penal reza como sigue:

Cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno.

Engaño bastante. Es bastante engaño lo que se declara en las cartas de despido disciplinario que se suelen ver, cuando no del todo. Y es suficiente para que el juez pase a dictar improcedencia (si no se acredita la procedencia del mismo) sin poder cuestionar las causas inicialmente aducidas por la empresa que, aún siendo desestimadas, generan un perjuicio patrimonial respecto a la improcedencia un despido por causas objetivas posteriormente declarado improcedente.

No hace falta ahondar en la tradición de un mayor preaviso en países más al norte ni en su consignación como derecho en la Carta Social Europea, basta ceñirse al marco legal nacional actual.

Así que lo que se produce en el momento que el juez sentencia la improcedencia del despido es una estafa en toda regla que el ámbito laboral a fecha de hoy no resuelve. Bueno, no pasa nada, siempre se puede ir por lo penal presentando denuncia en el juzgado de guardia una vez consumado el delito, con sentencia firme. Y así sigue el artículo 248 CP:

Los reos de estafa serán castigados con la pena de prisión de seis meses a tres años. Para la fijación de la pena se tendrá en cuenta el importe de lo defraudado, el quebranto económico causado al perjudicado, las relaciones entre este y el defraudador, los medios empleados por este y cuantas otras circunstancias sirvan para valorar la gravedad de la infracción.
Si la cuantía de lo defraudado no excediere de 400 euros, se impondrá la pena de multa de uno a tres meses.

Ojo que además va con propina. Y vuelve otra vez el inoportuno reproche: ¿por 300 euros?

Cierto es que lo hasta aquí expuesto no es una vía que hasta donde yo sé la jurisprudencia haya reconocido (ni siquiera conocido) pero supongo que todo se andará.

Y ojo, porque la carta de despido no tiene consideración de documento mercantil, sino todavía podríamos hablar de falsedad documental y calumnia, así que ¡aún contentos!

Vamos, que a la vez que te estafan y te insultan por escrito, te disciplinan, oye. Y no sólo sale gratis si no que hacen el agosto con ello. Pues mira, no te extrañe que a mí no me parezca bien… y todo.. por 300 euros, ¿eh?

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No hay tiempo que perder

Lo que llamamos tiempo es la forma que tenemos de interpretar la sucesión de acontecimientos que nos rodea, no existe como ente físico más que en nuestra percepción.

No pesa, no huele, no tiene energía y carece de magnitud. Por más fechas que pongamos no tiene unas coordenadas a las que desplazarse.

Y no existe porque para "movernos" a través del tiempo no experimentamos ninguna resistencia, como sí la experimentamos al movernos por el espacio, hemos de invertir una energía en ese segundo caso.

Pero la sucesión de cambios que interpretamos como tiempo sucede nada más en los tres ejes del espacio. Y yendo a la relatividad, si por cualquier resistencia en el espacio el ritmo de todos esos cambios, desde la órbita de un electrón, se ralentizan percibiremos que el "tiempo" transcurre más lentamente comparado con el de otra ubicación donde no exista esa resistencia. Pero no estamos dilatando nada fuera del espacio que experimentamos. No hace falta el tiempo en ningún punto para explicar la realidad.

Sucede que nos gusta mucho confundirlo con el espacio, y no sin razón. Se le ha llamado cuarta dimensión, que es lo mismo que poner un peluche de bob esponja al lado de tres galgos. Y comparamos constantemente medidas de tiempo y espacio para establecer la velocidad, ya no hace falta ni entrar en la aceleración.

¿Pero qué medimos cuando medimos tiempo? ¿Qué miden entonces los relojes? Pues podemos remontarnos al principio. A lo indio, por ejemplo: hace tres lunas, dentro de tres lunas, o soles, los cuerpos celestes. El reloj de sol igual. Los de arena y similares. Luego viene la estandarización de medidas con el segundo, etc, relojes de agujas mecánicos, digitales basados en la oscilación de un cuarzo , hasta los más precisos relojes atómicos. Al final desde cierto punto de vista todo es un péndulo.

Lo que hacen en realidad los relojes es poner en relación dos medidas de espacio. Con el cuentakilómetros se ve más claro, si yo voy a 100 km por hora quiere decir que voy a recorrer 100 km en el tiempo que la tierra completa una 24ª parte de su giro respecto al sol, aproximadamente.

Estoy poniendo en relación dos medidas del mismo género para poder tener una noción, porque las cosas por sí solas no son ni pequeñas ni grandes, lo son en relación algo. Al fin y al cabo eso es lo que significa relatividad.

Sucede que a nuestra medida de referencia la hemos dotado de un estatus especial hasta el punto de pensarla e interiorizarla como una medición de cosa de otro género distinto hasta conferirle incluso entidad física.

Y aún los modernos relojes atómicos están hechos de materia porque no hay otra cosa con la que hacer las cosas y están sometidos a las fluctuaciones que en la relatividad se predicen. Pero no, no se curva ningún tiempo. Lo de convertir el espacio tiempo en un medio por un lado ayuda pero no termina de sacar el tiempo de la ecuación y también confunde. Por eso digo que el tiempo es infinito, porque no existe. Y lo digo porque el infinito, por mucho que Cantor quisiera buscarle los tres pies al gato, tampoco existe. A las cosas que sí que existen las definen sus límites, es importante no confundir abstracciones mentales con las cosas que sí que son palpables y empíricas.

Al final no cambia nada, la mayoría seguiremos agobiados por llegar a la hora al trabajo por más que no exista tiempo alguno, pero la forma de interpretar el conocimiento forma a su vez parte de ese conocimiento y es clave para hacerlo crecer. Pero esto no es nada nuevo, ya lo explicaba Einstein hace muchos años en una misiva de duelo a la viuda de un amigo, venía a decir que todos los físicos saben que el tiempo no existe aunque es una ilusión persistente. Tal vez sea que se nos ha olvidado.

Mis condolencias a todos los fans de regreso al futuro. Huelga decir que con nuestro conocimiento actual de la física no tiene ningún sentido un viaje que llega a su destino antes de ser emprendido, por muy rápido que vayas y muy tuneado que tengas el buga. No existe tampoco ningún pasado al que volver, es el constituyente fundamental del presente en el que deviene trasmutándose. Del mismo modo que no existe ningún futuro más que como expectativa, por un imperativo dada la constitución del presente. Otra cosa es que bajo la ley de la causalidad se puedan hacer estimaciones más o menos precisas, pero aún no existe futuro alguno por seguro que sea. En lo que sí que creo es en el presente que es de donde yo extraigo la experiencia del medio que me rodea, ése es todo el tiempo que existe que en realidad es ninguno.

La buena noticia por lo tanto es que el tiempo en sí mismo no se nos va a terminar. Pero el problema es el mismo: el planeta dejará de ser habitable para nuestros organismos, no dejarán de caernos pedradas con el potencial de arrasar con toda la faz de la tierra y se apagarán las estrellas. Si es que todavía existen. Y la luz es un gato de escayola para las distancias que tenemos que recorrer. Así que no, por más que sea infinito que es lo mismo que no ser, en realidad no hay ningún tiempo. Y sobre todo, no hay tiempo que perder.

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El tiempo del fotón

El tiempo del fotón

Últimamente, con demasiada frecuencia, vengo oyendo la afirmación de que a la velocidad de la luz “el tiempo se detiene”. Viniendo incluso de conocidos divulgadores, cuyos esfuerzos son de agradecer. Pero tanto en éste como en algún otro asunto, parece que no se hayan parado a examinar su afirmación con suficiente detenimiento. O tal vez sea ése mi caso, pero a fecha de hoy he aquí mis argumentos:

Tal vez sea más fácil visualizarlo con el ejemplo más cotidiano de coches viajando a una velocidad dada, pero al final es lo mismo. Aunque algunas peculiaridades hay a ciertas velocidades y emergen efectos nuevos.

Por ejemplo, si asumimos que la velocidad de la luz, en su eje de desplazamiento, es el máximo que permite el medio por el que se desplaza, el resultado es que a la “espalda” de fotón, de existir tal cosa, no podría llegar luz alguna. Por lo tanto debería verse todo negro.

Pero eso no quiere decir que los cambios dejen de sucederse en el espacio, ni que se detenga tiempo alguno, es sólo que la luz que de esos cambios se desprenda no va a poder alcanzar la espalda de este imaginario observador que sería el fotón.

La luz que provenga de otros ángulos cercanos a esa espalda (en los 180º respecto al eje de desplazamiento siendo el sentido del mismo 0º) empezaría a mostrarse “visible” con grandes corrimientos al rojo que deberían irse atenuando a medida que se alcanza el eje perpendicular al de desplazamiento (90º).

No obstante, toda luz que venga de frente será percibida en condiciones normales, con la salvedad que, al ser tanta la velocidad, el espacio que conocemos se vería tal vez todo iluminado, en función de la densidad de fuentes de luz en el medio, con una luz muy corrida al azul, por el efecto Doppler ya referido, que iría disminuyendo su corrimiento a medida que el ángulo de incidencia se acerca al eje perdendicular al desplazamiento, lo que daría lugar a un diagrama muy parecido al de los dos polos de un imán.

Ningún tiempo puede ser detenido porque ningún tiempo existe, aunque eso ya es harina de otro costal. Es posible hablar sin embargo de la percepción de los sucesivos cambios desde el punto de vista del observador. La imagen también recordaría hasta cierto punto al modelo de motor de curvatura propuesto por Alcubierre, y es que al final las física y el cosmos se rigen por principio básicos fundamentales, por lo que no es de extrañar encontrar los mismos patrones en distintos lugares, grosso modo.

Pero ya que de fotones se habla, no puede ser más oportuno invocar aquello de “una imagen vale más que mil palabras”. Es de suponer que esto es lo que verías si pudieras “pilotar” un fotón. Ojo con las curvas cerradas.

De hecho no debería ser muy complicado para alguien con conocimientos de programación hacer un modelo, pudiendo jugar con valores como la velocidad del observador, la densidad de fuentes de luz en el medio y su distribución. Luego además hay que saber interpretarlo, claro. Y aún después de eso, querer compartir las conclusiones.

Ah, y una cosa más: que el medio no permita superar la velocidad de la luz en el sentido del eje de desplazamiento por más energía que se añada, no quiere decir que añadiendo energía no se pueda afectar la frecuencia, que al final es lo que dentro del espectro visible percibimos como color y por debajo de éste como calor, seguramente por estar en resonancia con las moléculas que excita como es el caso de los microondas que tenemos en casa, sintonizados para hacer vibrar las moléculas de agua.

De lo que se deduce que hay mejores maneras de secar al gato. Y también de freírlo, si tal estupidez tuviéramos por objetivo, ya que quedaría bastante más perjudicado que el de Schrödinger. Lo interesante de esto es que, además del efecto Doppler, cabe pensar en otros fenómenos más allá del desplazamiento de la fuente de luz que pudieran estar actuando sobre el corrimiento al rojo y al azul observados.

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El problema de Podemos

Ayer escribí una reflexión a raíz del resultado electoral, al final preferí no publicarla, en parte por no hacer leña del árbol caído y en otra porque Espinar ya tuvo su momento oportunista en twitter, con más razones o menos.

Sin embargo, con el adelanto subrepticio de las generales declarado hoy, tal vez la reflexión se haga más acuciante ya que los plazos apremian, aunque en realidad lo que se plantea es una mirada al largo plazo tiene efectos en lo más inmediato, dejo aquí el texto para quien pueda interesar:

Recuerdo haberlos votado en aquellas europeas en las que dieron la sorpresa y hasta hoy, que viviendo en Barcelona no he ido a votar. Igual en algunas voté a ERC pero más o menos.

La cosa es que en todos estos años, a pesar de logros muy significativos, se están revelando carencias graves.

Tras concurrir a las primeras generales, ya se sabía que había un déficit de estructura comparado con otros partidos, pero lo cierto es que eso no da la impresión de haberse subsanado en absoluto.

Al contrario lo que hemos visto son puñaladas arriba y abajo, desde el principio y en todo lugar: aquí no somos podemos, aquí somos los comuns. Y aquí las mareas. En Valencia igual con compromís...

¿Candidatos? Siempre al fichaje, a la cara famosa, al camino fácil y rápido. Y hueco.

Para luego recoger más bien poco: Errejón, a su partido, Carmena por libre, Colau, a su rollo y el último capítulo de esta dinámica es Sumar.

O sea, poner a alguien ahí y que te dé la puñalada empieza a ser una constante. ¿Que la unión hace la fuerza? Bah, tonterías. ¿Que hay que trabajar duro para poner a los candidatos y que suene su cara? Tonterías también, ponemos a algún famosete, a la italiana.

Señores, esto no funciona así, y menos a la larga. Y ni siquiera voy a entrar en temas de comunicación, programa etc. Hablamos de lo más fundamental.

¿Y en qué redunda ese tipo de personalismo? Pues en que al no haber otros contrapesos, el candidadto se monta su chiringuito cuando le da la gana. Y eso sí que no puede ser.

Y vienen las generales y piensas, ¿de verdad se supone que he de votar a la lagarta esta que por muy buenas intenciones que tenga lo primero que ha hecho es darle la puñalada a los que la han puesto ahí?

¿Y qué queda en Podemos si se apuesta todo por un candidato y éste se da el piro? Para gobernar espero que sí, pero para selección de personal ya te digo yo que no. Puntualmente, puede pasar. Si está pasando todo el tiempo, hay un problema grave.

No hay camino fácil ni vía rápida. Hay trabajo serio, constante y resuelto en la unidad del partido. Porque hay que partir de la base de que divididos no somos nada y así es como lo quiere el adversario, y perdonadme compañeras la vulgaridad, pero parece que no hay nadie ahí con cojones para poner las cosas en su sitio. En las primeras elecciones se entiende, en las segundas, estamos empezando. Pero es que seguimos igual. A ver si nos centramos. Espero que sirva como aviso a navegantes para las generales.

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Las leyes de la Causalidad y la muerte del tiempo

Las leyes de la Causalidad y la muerte del tiempo

opinionincorrecta.blogspot.com/2023/07/las-leyes-de-la-causalidad-y-la

Se conoce, a merced de observaciones y de los postulados de la relatividad, que existe un relación inversamente proporcional entre la velocidad de un observador y su experiencia del tiempo.

Así, a mayor velocidad. se entiende que existe una “dilatación temporal”, es decir, que éste se ralentiza.

Tenemos por lo tanto dos magnitudes, la velocidad del observador y la del transcurso del tiempo cuya relación inversamente proporcional apunta a la conservación de un total de movimiento posible, máximo y mínimo a la vez.

Si aceptamos que hay una magnitud que se conserva, podemos definir tal magnitud como la hipotenusa de un triángulo rectángulo y asignar las velocidades a los respectivos catetos.

Y si hablamos de un total de movimiento posible es difícil no reparar en la constante relativista que es la velocidad de la luz.

La causa de esa relación inversamente proporcional entre la velocidad del observador y la del transcurso del tiempo se halla en la resistencia del medio.

El resultado es que el total de la energía se conserva independientemente de la velocidad del observador o la del transcurso del tiempo que experimente.

Y al final se cumple el dicho de que “si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma va a la montaña”.

Lo hasta aquí descrito no se puede decir que resulte de una complejidad inasumible, sin embargo si existen algunos problemas de concepto que impiden alcanzar las conclusiones expuestas:

1. El concepto de vacío

2. El concepto de materia

3. El concepto de tiempo

1. El concepto de vacío

Desde que Michelson y Morley descartaran experimentalmente la existencia del “viento del éter” con su interferómetro hasta el mismo Maxwell, que unificó electricidad y magnetismo, y la física en general, quedó en un cierto estado de consternación.

Se descartaba con ello, incorrectamente, la existencia del éter que se había postulado como medio para que se desplazara la onda electromagnética. A partir de entonces debió hacerlo sobre el vacío.

Y si ya es dramático desplazarse en el vacío, interpretado como una suerte de “nada”, con más razón lo es para una onda que carece de elementos constitutivos propios y no es más que una ondulación del medio.

El motivo es sencillo: se interpretó que el supuesto éter debería presentar mayor resistencia en el sentido de desplazamiento, de modo análogo a lo que sucedería en el mar o en la atmósfera. Sucede que, a medida que vamos yendo hacia medios más sutiles, nuevos efectos emergentes pueden darse en virtud de los mismos principios, y puede que no se sepan interpretar correctamente.

Al final éter y espacio (o espacio-tiempo en la relatividad) son la misma cosa. La luz es una excitación del espacio en un punto que se propaga en toda direcciones

El hecho es que, según la relatividad, la luz no ve afectada su velocidad en función del desplazamiento como sucede con otros elementos. En todo caso su frecuencia, según dicta el efecto Doppler.

Luego, si lo que se plantea es que a mayor velocidad de los objetos, estos experimentan los cambios con menor velocidad, tal vez la luz como constante pueda quedar al margen de dicho principio y permitirnos tener un reloj libre de tales distorsiones.

Sucede que, aunque la luz dé perfecto cumplimiento a los postulados de Einstein y su velocidad permanezca inalterable, lo que si se altera con el desplazamiento es su trayectoria, en la misma diferencia que un cateto es a la hipotenusa. Así que, aquí por otros motivos, seguimos sin un reloj fiable.

Por lo dicho hasta aquí, no es de extrañar, según lo publicado después por Einstein, que el experimento de Michelson y Morley de 1887, no diera el resultado esperado. No parece que el viento del éter, o la resistencia del espacio, o la impedancia del vacío, interfieran con la luz, acaso por carecer de masa.

Pero la ausencia de prueba no es prueba de ausencia.

Según la relatividad es precisamente la masa lo que modifica las características del espacio-tiempo, lo que venía siendo el éter, y todos los observadores deberían percibir la misma velocidad de la luz independientemente de su desplazamiento, así que no parece que las condiciones de aquel experimento del siglo XIX estén planteando la pregunta correcta.

La masa y la velocidad están estrechamente relacionadas. A mayor velocidad, mayor masa. Y lo cierto es que la gravedad sigue siendo uno de los fenómenos peor comprendidos.

No en vano la conocida como “catástrofe del vacío” ostenta el dudoso honor de ser considerada como “la peor predicción teórica de la historia de la física”.

2. El concepto de materia

Viniendo del paradigma anterior y por nuestra experiencia del mundo, solemos interpretar, erróneamente, que donde hay un objeto hay “algo” compuesto de materia y donde sólo has espacio no hay “nada”.

Lo cierto es que lo único que cambia es la densidad. El espacio, antes que ningún vacío, es algo. Recordemos a Parménides y su “sólo la nada puede no ser”. El espacio es el medio más sutil de nuestra experiencia, tanto que ha sido siempre confundido con ese vacío lleno de nada que sin duda no existe.

Es el sustrato imprescindible para cualquier estructura material. Y, de hecho, bajo el punto de vista ondulatorio, la materia no es otra cosa que una alteración del espacio que se traslada a través de éste, y para ello ha de vencer un resistencia, en relación a su velocidad y su masa. De ahí emanan los efectos gravitatorios.

Tal vez el mejor ejemplo visual sea la deformación que se crea en una cuerda fijada por un extremo cuando sacudimos el otro. Vemos una deformación viajar por la cuerda, sin mayor constitución que una configuración determinada de ésta. Alguna de esas ondulaciones adquieren una configuración estable y esos tipos de ondulación son los que conocemos como materia ordinaria.

Para quien no haya hecho nunca nudos, cabe recordar que el principio siempre es el mismo: una parte de la cuerda aprisiona a otra. Pero los diferentes tipos de “nudos” se crean exactamente con la misma cuerda, que en esta analogía representa al espacio tridimensional.

3. El concepto de tiempo

Se le suelen atribuir al tiempo, erróneamente, propiedades que caracterizan a una dimensión espacial, cuando nuestra experiencia cotidiana evidencia que eso no es cierto en absoluto.

Lo cierto es que el pasado sólo existe en la memoria y el futuro como expectativa del presente. Hay un espacio en el que se suceden cambios, en virtud de la causalidad, y estos determinan una secuencia.

Y solemos ordenarlos en un eje para representarlos, pero es un grave error confundir una representación abstracta con la realidad. No hay por lo tanto dimensión temporal por la que desplazarse, ni más ni menos deprisa y todavía menos hacia delante o hacia atrás. Lo que se conoce como “flecha del tiempo” es la tercera ley de la causalidad, estrechamente ligada con las leyes de la termodinámica y de Newton:

  1. Todo lo que sucede es inevitable.
  2. Todo lo que no sucede es imposible.
  3. Todo es irreversible.

Lo que termina de confundirnos es la llamada “dilatación temporal”. Al final lo que sucede es que no tenemos más manera de medir el “paso te tiempo”, que no son más que los cambios en la materia y el espacio, que con la propia materia y los cambios que en ella observamos. Y con luz, que como ya se ha referido presenta sus propios problemas.

Así, al comparar dos relojes, debido a su diferente relación de velocidad con el espacio, observamos que los que se desplazan a mayor velocidad respecto al medio experimentan una ralentización general del cambio, igual que toda la estructura material que les acompaña en su contexto, por lo que hemos entendido que es el tiempo lo que se ralentiza.

Una premisa errónea conduce a una conclusión errónea y si la primera no se corrige resulta imposible llegar a buen puerto.

Lo que sucede en realidad es que el omnipresente éter está ejerciendo una resistencia proporcional a la velocidad-masa respecto a los cambios que en su seno acontecen. Y de esta forma el total queda siempre conservado.

*****

En los últimos tiempos el llamado “vacío cuántico” ha venido a rescatar al vacío de la nada y a devolver al espacio (o éter) al lugar primigenio que le corresponde, pero aún persiste un enorme malentendido.

Tesla tenía muy claro que el vacío, la nada, no podía tener propiedad alguna y que por lo tanto no podría curvarse ante la gravedad como proponía la relatividad de Einstein con su espacio-tiempo, por lo tanto el llamado vacío no podía ser tal.

Y es obvio, no sólo que la onda necesita un medio para desplazarse, sino que la onda es en realidad expresión del medio. Y que, como con el ejemplo de la cuerda, nada se mueve de la manera que acostumbramos a interpretar si no que se transmite. Y que la materia no son más que nudos que se desplazan por esa cuerda sin que nada en su constitución se vea alterado, siendo su naturaleza última ondulatoria. En la línea de interpretación de la onda piloto de DeBroglie que merece comentario aparte.

Con esto, ya estaremos algo más cerca de responder a la pregunta, bastante más interesante de qué es la energía, aunque algo ya se ha esbozado aquí. Y otra aún, si existe alguna manera de obtener energía de ese descartado pero finalmente omnipresente éter. O del espacio, que desde luego no parece estar en absoluto vacío.

Espacio, materia, tiempo. Parece difícil acertar siempre en el error. ¿Casualidad o causalidad?

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Cuando los camarones miren el cielo

Cuando los camarones miren el cielo

Cualquiera que se haya interesado un poco sobre la cosmología moderna habrá escuchado en algún momento la expresión “fondo cósmico de microondas”, CMB por sus siglas en inglés. Pequeñas diferencias de “temperatura” de una parte entre cien mil. La huella del Big Bang, suelen decir.

Si uno indaga algo más se entera de que no sólo hay ese fondo de microondas, si no que hay otro fondo de infrarrojos (CIB) y otro fondo óptico (COB). Bien, partamos de ahí.

Cuando se habla de fondo se entiende que es “a la mayor distancia”. Antes de ese fondo ubicamos por lo tanto cuerpos con el mayor corrimiento al rojo medido. Si hay una parte óptica en ese fondo es que por tenue que sea algo de luz llega en la parte visible del espectro, pero es que si desde ahí pensamos un corrimiento al rojo aún mayor… nos salimos del espectro de la luz visible y nos metemos en los infrarrojos que no vemos. Los que utiliza el mando para encender la tele, sí, ese tipo de luz invisible para nosotros. Pero “luz” al fin y al cabo, o con más propiedad radiación electromagnética. Luz fósil si se me permite la licencia en este contexto.

Pero ¿que sucede si pensamos en cuerpos todavía con más corrimiento al rojo desde el ya infrarrojo? Pues bien, nos metemos ya en las microondas. Las que nos calientan el café, sí.

Ese orden de magnitud, esas longitudes de onda. Pareciera entonces que ese “fondo” no es fondo en realidad si no luz tan corrida al rojo que ni siquiera percibimos como luz. Si no es oro todo lo que reluce, tal vez tampoco sea oscuridad todo lo que no brilla.

Pero ojo, no confundamos las microondas con temperatura, nos calientan el café porque por su frecuencia excita las moléculas de agua y es esa excitación la que percibimos como temperatura, que es muy distinto. Luego, al tamaño del universo observable de 46.000 millones de años cabría añadirle el extra de esa luz desvirtuada que nos llega, dejando al margen las posibles dinámicas del espacio y asumiendo la constancia de la velocidad de la luz.

Aparentemente, al mirar el cielo, lo vemos más o menos salpicado de estrellas y con grandes vacíos, y sabemos que si en esos “vacíos” enfocamos con un telescopio veremos objetos que al ojo desnudo le pasan desapercibidos. De igual modo los telescopios trabajan en distintas secciones del espectro electromagnético, también más allá de la luz visible. Al final tampoco sorprende tanto que la luz vieja no brille, siempre a tenor de su corrimiento al rojo que venimos interpretando como alejamiento, por lo menos en el momento que esa luz fue emitida.

Pero “luz” o no “luz” al final es un cuestión de percepción, lo empírico es la radiación electromagnética con determinada frecuencia. Hay una especie de camarón muy colorido en los arrecifes de coral de Australia, que además de ser famosa por su pegada (tiene un resorte que utiliza para abrir moluscos que puede crear incluso cavitación) hace gala de una visión poco común.

Al parecer es cuestión de fotorreceptores, además mueven los ojos de forma independiente. La mayoría de animales tienen dos o cuatro. Nosotros si no me equivoco tenemos tres, en una discreta media. Estos bichos tienen 12 y por lo que he podido leer su rango de visión se amplia tanto por el extremo infrarrojo como por el ultravioleta. Ven el haz de luz cuando cambias de canal la tele, quién sabe en qué color, pero si quieres tener alguno en un acuario mejor que sea de cristales gruesos, al parecer tienen bastante mal café, que no sea por ver mejor que el resto.

Lo menciono aquí porque si uno de esos camarones viera el fondo cósmico vería una apariencia muy distinta a la que nos brinda nuestra sesgada percepción. Vería el infrarrojo como luz y galaxias allí donde nosotros sólo acertamos a interpretar oscuridad. Esperemos que para darnos cuenta de ello no haya que esperar a que los camarones miren el cielo.

He aquí al camarón mantis con su traje de folclórica por cortesía de Jenny, CC BY 2.0, via Wikimedia Commons  

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La edad del universo y la cuestión topológica

Dicen que es de mala educación preguntarle a una señora su edad pero eso viene de mucho antes de que Broncano empezara a preguntarle a la gente en público cuánta pasta tiene en el banco y cuánto folla.

Al final, mirando a las estrellas, pocas cosas hay más razonables que preguntarse cuánto hace que eso está ahí. Veamos, por un lado me dicen que con el lío que tienen montado con la constante de Hubble que saben que no es constante les salen unos 13.000 (millones de años).

Vale, muy bien. Luego busco “universo observable” y dicen que tiene un radio de más de 46.000. Millones de años. Vamos a ver.

Para hacer casar esos dos datos sí o sí vas a una expansión, a pesar de la cual la velocidad de la luz debería mantenerse constante y sólo se vería alterada en su corrimiento al rojo. Ése es el pilar central, la constancia de la velocidad de la luz, luego, expansión.

Pero si el dato que aporta la inferencia de Hubble no fuera correcto… Observacionalmente, entiendo que por corrimiento al rojo, tenemos los 46k, y eso en el radio observable.

Podemos pensarlo un momento de la manera que Einstein lo quería en primera instancia, estable, estacionario. Sin dilataciones del espacio y con velocidad de la luz constante nos ponemos en 46.000 millones de años por lo menos.

Y aún siendo estacionario con el paso del tiempo deberían empezar a iluminarse galaxias más y más lejanas cuya luz va completando el largo viaje.

Si hacemos la lectura inversa de la ley de Hubble y donde en esos diagramas pone distancia leemos tiempo, y lo interpretamos como una posible desaceleración, manteniendo la velocidad de la luz constante la observación aparente sería la misma que en un modelo estacionario.

Y si especulamos con un escenario de contracción exactamente lo mismo, salvo que aunque se acercaran a mayor velocidad que la luz, cosa en principio extraña.

Seguiríamos en los mínimo 46.000 millones de años con el desfase de la posible expansión o contracción. Viajados a la velocidad de la luz, si se quiere sacar la distancia.

La diferencia en los dos casos anteriores y el quid de la cuestión está en ese corrimiento al rojo y en que el desplazamiento del cuerpo que emite la luz no afecta a su velocidad sino a su frecuencia (que al final es velocidad en otros ejes). La evolución de ese corrimiento al rojo, de ser posible medirse, es lo que debería decantar nuestras suposiciones.

Hasta aquí “casi” normal, pero si no he de escandalizar a alguien no me pongo a teclear.

Por lo que apreciamos el universo no tiene límites por ninguna parte, una posibilidad es que sean más distantes que las luz más vieja que recibimos. Concebirlo como infinito es un contrasentido.

Como tampoco tenemos mucha idea de que aspecto pudiera tener tal cosa, pues más difícil de decir se hace.

Pero existe una posibilidad incluso más retorcida. Abróchense los cinturones que vienen curvas, y nunca mejor dicho. Porque si la llamada “topología” del universo al final terminara configurando una serie de líneas cerradas, como lo son las del campo magnético, y (por decirlo más claro) la luz, una vez recorrido todo el universo volviera al punto de partida…

Un telescopio lo bastante potente podría ver el pasado. Sí, ya, siempre lo hacen, pero no me refiero al pasado en cualquier otro lugar, sino al propio pasado de nuestra galaxia, con un desfase de la circunferencia del universo o de la geodésica trazada por la luz en su camino.

¿Le podemos dar otra vuelta más? Yo creo que sí, el papel lo aguanta todo. Y qué tal si no sólo pudiéramos ver la Vía Láctea en el pasado una vez, sino que el universo fuera bastante más pequeño de lo aparente y estuviéramos viendo todo el cosmos hace 5000 millones de años, al doble de distancia hace 10000, 15000, etc. A razón de su circunferencia.

Sí, ya sé, y ya estoy en búsqueda activa de otros proveedores, ¿pero no sería fascinante poder contemplar nuestro propio pasado? Sería lo más parecido a viajar en el tiempo, recibir ahora la luz emitida entonces. Parece imposible pero al final es una mera cuestión topológica. Y el universo al final no sería tan grande, más bien estaríamos mirando una suerte de caleidoscopio.

¿Alguien ha visto a la Vía Láctea en el cielo cuando era joven? ¿Sabemos qué aspecto tendría? Piénselo, en tal vez unos miles de millones años podríamos saber quién mató a Kennedy aunque ya no hubiera a nadie que le importara.

En la tierra eso no sucede, claro, la vista se pierde en el horizonte y la luz escapa de la gravedad sin problemas, pero sería lo equivalente a mirar hacia delante y terminar observando uno su propia espalda. Rascarse la espalda y ver como a la fracción de segundo el tipo de delante, que es uno, se rasca (la luz daría 7 vueltas y media a la circunferencia de la tierra en un segundo). Sería como esas cámaras que ponían en los escaparates de las tiendas de electrónica de consumo con una pantalla ofreciendo su imagen siempre con algo de retardo, delay.

Bien, ese delay sería entonces proporcional al tamaño del universo, en función del lugar de la ¿esfera? donde se encuentre uno. Sobre su edad, cuando miráramos a ese infinito bucle de oscuridad, tal vez sería difícil decir si ya hemos visto la primera luz o no nos ha llegado todavía.

Porque hay una correlación indisoluble entre tiempo y distancia, fundamentalmente por el hecho de ser lo mismo, pero eso ya se habló aquí: www.meneame.net/story/no-hay-tiempo-perder

O tal vez sería de esas cosas que se reconocen en cuanto se ven, quién sabe. Tal vez en realidad la topología no permita esa extraña autocontemplación o la distancia la haga inviable o absurda, tan distante que fuera realmente como mirar a otra cosa diferente.

Pero quién no se ha dejado fascinar alguna vez por los fractales de un caleidoscopio, ese laberinto de espejos. En este último supuesto no hallaríamos nunca final alguno, claro, como no lo tiene desde cierto punto de vista la faz de la tierra, sucede que no es una longitud como su diámetro, radio o circunferencia, es una superficie. Y en alguna parte leí que “como es arriba, es abajo”.

¿Pero no querían ustedes viajar al pasado? Pues no, no va a poder ser. Para nosotros, claro. Pero la luz es la hostia, bajo determinadas condiciones podría por lo menos permitirnos ser espectadores a la vez que intérpretes, ¿no es maravilloso? Lo de “todas las paradojas serán reconciliadas” creo que estaba en el mismo libro. Saluden a la cámara, tal vez se podría observar este momento y lugar desde quién sabe qué distante futuro. Si lo hubiera hecho yo sería por lo menos, por lo menos, así de cabrón. Y ya si no te vuela la cabeza esto… Reclamaciones, al maestro armero.

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La razón geopolítica

 Algunas veces, para desvelar la esencia misma de las cosas, puede ser útil exagerarlas hasta su último extremo, por surrealistas que parezca.

En el caso de la geopolítica lo que tenemos es a unos cuantos señores más bien maduritos jugando al Risk en la pugna eterna de un balance de fuerzas que fluctúa, y tiene visos de permanecer así por siempre. Muy bien.

Pero yo les propondría un pequeño juego de (geo)política ficción. ¿Qué tal si les damos lo que quieren? No a todos a la vez, claro, eso sí que sería imposible hasta en la imaginación, pero cojamos a uno de ellos y colmemos sus más húmedos sueños.

Ya ha ganado usted la partida, tiene usted el control de todos los recursos del planeta, el control de todos los mares, fríos y calientes, de cada puerto y cada enclave, de toda la red mundial de instalaciones militares, el control de cada ruta comercial, todo.

Y no, no le vamos a remitir a la obviedad de que se queda sin trabajo, al menos tal como se ejerce en la actualidad, aunque las preocupaciones de seguridad jamás cesen.

Lo que va aparejado a tal fulminante victoria es la responsabilidad sobre casi 8000 millones de almas. Si es que la mitad no se han quedado por el camino de tal exitosa empresa.

Entonces, en “el mejor de los casos” ¿cuál es la acción política? Me refiero a que los problema de escasez de recursos y medioambientales van a ser exactamente los mismos.

Para hundir al pensamiento geopolítico que aspira a la postre al control mundial absoluto no hay más que concederle cada uno de sus deseos, tal vez como a cualquier ser humano.

La razón geopolítica en realidad es otra muy distinta a la de la responsabilidad que debería ir aparejada a sus ambiciones, lo que se busca es como detraer estos recursos de aquí o de allá en mejores condiciones, o como colocar esto o lo otro en términos más favorables.

También cómo deshacerse de los obstáculos para tales fines, y puede llegar a ser todo un entramado sofisticadísimo, pero en el fondo es muy sencillo: quitar de allí para poner aquí. Lo que viene siendo robar. No hacen otra puñetera cosa.

Por eso, si realmente tuvieran el tan anhelado control mundial y realmente todos los territorios estuvieran bajo el control efectivo de un solo país. ¿Entiendo que tendrían ustedes ciudadanos de primera y de segunda, en mayor medida si cabe de lo que se ve ahora?

Seguramente los beneficiados serían los ciudadanos del país que ha conquistado al resto, o para ser más exactos, sobre todo sus élites. No habría tanta diferencia respecto a la situación actual en realidad. Los países perjudicados en la administración se levantarían en protestas que serían violentamente acalladas en las calles y puntualmente silenciadas en los medios de comunicación.

Seguirían ustedes robando, que a la postre es su vocación, en el mejor interés de los suyos y a costa de los “otros”, según el caso: negros, amarillos, latinos, eslavos o yankis. Pero la responsabilidad del conjunto, no, eso no.

Porque la triste realidad es que población hay la que hay y recursos hay los que hay. Seguramente convirtieran ustedes a los países conquistados en campos de trabajo, de concentración, con suerte en algún tipo de símil subdesarrollado. De otro modo no hay beneficio alguno. De hecho si su país goza ahora de una situación por encima de la media, haciéndose con el control del mundo sufriría una pérdida neta en su situación.

¿No me digan que no se lo habían planteado antes de intentar controlar el mundo? Hay que ver cómo son los instintos.

Pero en realidad esto sólo es un pequeño ejercicio que roza el surrealismo, difícilmente veamos tal escenario, lo que seguiremos viendo es la triste lucha por arrimar cada cual el ascua un poco más a su sardina y seguir escamoteando tristemente de aquí y de allá, deponiendo ahora tal régimen e instalando ahora tal otro.

En el fondo su juego tan racional, en sus objetivos últimos, carece por completo de sentido. Para bien o para mal están todos muy lejos de morir de éxito pero no deja de ser curioso que ese fin último de la geopolítica, además de implicar su propio final, aboque a un absurdo.

¡Los intereses nacionales! Claro, claro. ¿Y cuando el mundo sea suyo, dónde estarán exactamente esos “intereses nacionales”? ¿En su país de origen? ¿En el conjunto de la humanidad?

Porque en el Risk cuando uno se ha hecho con el control de todo el mapa el juego termina.

En la realidad, no ha hecho más que empezar. En realidad seguirían haciendo lo que han hecho siempre salvo que con menos cortapisas: quitar de allí para poner aquí, o viceversa, en función de la bandera. Y el resto del mundo sería sólo “tierra conquistada”. A la que someter y explotar.

Y es que si no fuera así, el esfuerzo realmente no valdría la pena. Entenderán entonces por qué no están ustedes en condiciones de gobernar el mundo. Y por qué la razón geopolítica es en última instancia del todo irracional.

Relacionada: www.meneame.net/story/macron-estamos-viviendo-fin-abundancia

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Hoy he ido al Ikea

A por cuatro cosas nada más, de esas que resaltan el precio en amarillo en la web y joder, una vez allí lo que me ha costado encontrarlas. Y eso que soy soltero.

Creo que va a ser que me estoy haciendo mayor y no salgo mucho de casa pero en vez del Ikea de siempre, no sé por donde he entrado, que he aparecido en un almacén. Me ha recordado a unas semanas que llevé el traspalé cuando era joven.

La cuestión es que he ido a unos monitores al fondo a buscar lo que tenía mirado pero cuando le daba a "ubicación en la tienda", en lugar de pasillo y módulo decía "decoración".

Claro, cuando le he preguntado a uno de uniforme por la sección "decoración" ha sido como si le preguntara por la sección de muebles.

Espera un poquito, repasa los pasillos revisando los nombres en sueco... En sueco, ¿eh? así para que se quede fácil, aunque sólo nos acordemos del armario Billy. Nada, que no, que lo barato lo tienen escondido, unos precios.. he pensado que me había equivocado de pasillo y todo.

Otro uniforme, que trabaja con referencias, dice. A veces piden referencias, sí. Yo no sé si cuando he entrado y he señalado una abertura entre cajas a dos tipas que había ahí, al ir con la mochila y mis pintas han pensado que entraba a trabajar. Total, vuelta a los monitores a por la referencia, que eso sí que sale.

Pero la llave maestra que relaciona la referencia con el pasillo y el módulo, esa maquinita en plan TPV, ah, eso sólo lo tienen los de uniforme. ¿no sería más sencillo mostrar el pasillo y el módulo en los monitores? Pues no he sabido encontrarlo, oye. La chica me facilita una de las dos ubicaciones que necesito indicando que se tiene que ir, atareada. Me despido con reciprocidad: "que te ayuden lo mismo que tú a mí". Pensaba que no lo iba a necesitar pero mejor voy a buscar un carro, esta pequeña gyncana se puede alargar algo más de lo previsto.

Cuando hallo la primera referencia, ¡ah, culpables! No está la etiqueta con su nombre sueco. Si es que parece que escondan las ofertas. Por eso no lo había visto, me he chupado el pasillo varias veces y había más PAX que con los romanos oye, más PAX que un cementerio, sin uniformes a la vista. Muy apropiado para los tiempos que corren por cierto, ojalá no fueran sólo meras etiquetas.

Pues nada, ya tenemos una, otro tipo un poco más simpático me ayuda con otra. Está bien ser bueno con los compañeros que empiezan en el primer día en el almacén, cuando no les han dado ni siquiera su uniforme y más si ni siquiera han tenido tiempo de quitarse la mochila. Siempre es bueno empezar con buen pie.

Esta vez sí que está la etiqueta y el llitl... el litj...el lillj...bueno, da igual, que estaba ahí y no lo he visto eclipsado por tanta PAX. ¿Peor qués un mueble de comedor? ¿Cómo puede tener tantas piezas? En fin, que he visto que no lo he visto justo después de comentarle al tipo que la primera etiqueta no estaba (en los trabajos hay que empezar a sumar puntos desde el primer día). y seguramente la segunda tampoco, cachis. Bueno, por lo de la compi, mitad y mitad.

Total que con mis dos referencias en oferta ya en el carrito (de una he comprado tres, eh) me marcho para la caja no sin antes haber tenido tiempo de probar en el interludio las posibilidades para el patinaje del carrito en cuestión. Si os parece ridículo me he cruzado con un par que llevaban a otro del carrito. Está bien que hay buen ambiente en el trabajo. Y sí, claro, llegas a la caja y la sospecha se confirma, y lo sabes: tú también trabajas para Ikea. Incluso tienes una supervisora que mira sin mirar de esa manera que sólo mira quien supervisa. Cualquiera que haya tenido jefe lo sabe. Fíjate si supervisaba que le he preguntado donde le dejaba el carrito.

Pero ya te digo si me lo olía que llevaba un rollo de precinto de casa, porque eso así suelto debajo del brazo...como que no. Y en el trabajo, pues bueno, al final si no te ponen los medios, pues qué más remedio te queda que ponerlos tú. Pero vaya, ¿estos no son los que repartían los lápices de los gnomos?

Y sí, sí, allí a la salida de la caja me lo he envuelto para regalo (había pensado hasta en hacerle un asa pero no ha hecho falta) y tan bien me han visto los aficionados a la logística que ni siquiera he tenido que declinar sus propuestas, como un señor. Un señor, que trabaja en Ikea.

Ni un día he estado parado :D

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Mañana votan en EEUU...

Por lo menos en algo estoy de acuerdo con Elon Musk, en su declarada defensa a ultranza de la libertad de expresión. Supongo que se hace raro recordarlo el mismo día que han baneado en Twitter a una cómica por "suplantación de identidad", del propio Musk, precisamente.

Sin haberme parado a revisar los detalles, me parece imposible abstraerse de la idea de que la censura es exclusivamente lo que practica el bando opuesto. Y hablando de bandos, el que fuera "el chico de los coches eléctricos", tal como se refirió a él en el propio Twitter recientemente un conocido presentador de late night, se ha posicionado claramente en favor de los republicanos.

La tesis del "power balance" (olvidemos por favor aquella infame pulserita) parece bastante razonable: gobiernan los demócratas, conviene un congreso republicano. Tal vez resultaría más creíble de alguien que no fuera a votar republicano dentro de dos años, aunque quién sabe.

En cualquier caso nunca es una decisión fácil, si es que realmente es una decisión, en el sentido de que nos presentan una suerte de "desvío" en el que ambos caminos van a transcurrir por ineludibles puntos comunes.

Desde mi punto de vista, muy a la izquierda, claro que prefiero oír a Biden decir que capitalismo sin competencia es explotación antes que escuchar las reflexiones de Trump sobre lejías y desinfectantes, en el plano doméstico, pero desde el punto de vista internacional la situación en Ucrania lo está copando todo y no se pueden olvidar los vínculos del hijo de Biden (¿no es un poco de flipado llamar a tu hijo "Hunter"?) con el sector gasístico ucraniano.

Ante el mil veces anunciado y todavía pendiente de consumar declive del poder hegemónico norteamericano vimos el enfoque de Trump, en su guerra comercial con China y su actitud reacia a la OTAN, a la OMS y todo lo que suceda fuera de sus fronteras. Con la significativa excepción del asesinato de Soleimani, un "detalle" que conviene no olvidar.

Pero con Biden parece que esté en camino de abrirse la caja de Pandora, no sólo han involucrado a sus socios en la cruzada de su obsesión anti soviética (aún), como ya lo hicieron en la llamada "guerra contra el terror", sino que parecen estar influyendo en la política interna Europea de forma más torticera que con el espionaje a la propia Merkel.

Y el argumento es recurrente, hasta desde la izquierda. Incluso antes de que Biden tomara el poder tras aquel espectáculo que vimos en el capitolio: con Trump no hubo guerra. Lo que se había montado en Siria y que parecía que con Clinton tendría continuidad remitió en alguna medida.

No voy a decir que el mandato de Trump fuera un remanso de paz antes que una larga colección de dislates, pero no fue él quien nos montó la que hay liada en Ucrania, por más hostilidades que cruzara con China. Al final se diría que aquellos que temían al loco con el dedo en el botón nuclear tendrán que aceptar ese gran vacío que hubo durante el mandato de Trump en el ya tradicional belicismo estadounidense en política internacional, por más tensiones que afloraran en la guerra arancelaria con China.

Extrañamente no sucedió nada relevante en términos geopolíticos en un momento clave que precede al actual, el declive del gran hegemón, pareciera que se limitó a replegarse sobre sí mismo haciendo asco a los gastos que suponen el multilateralismo internacional y los organismos supranacionales.

No fue con Trump que se invadió Afganistán, ni Irak, ni Libia...Tampoco me suena ninguna típica revolución de colores orquestada por la CIA... ¿Qué estarían haciendo esos chicos? No sé, es como si me faltara algo en esa legislatura. Seguro que alguna obra menor llevarían a cabo pero nada de envergadura durante todo un mandato... Y llega Biden y lío en Ucrania. Que tampoco es que lo haya prendido él, no nos engañemos, el Nobel de la paz Obama las mataba callando, pero si ha querido apagar en algún momento el fuego ha sido con gasolina.

Sin embargo con Trump... pues oye, ¿no nos fue tan mal, no? Además, por lo que se ha visto en Mar-a-lago era muy trabajador, se llevaba trabajo a casa y todo.

Ah, ya sé. Sabía que me olvidaba algo en ese largo lapso en que la actividad de injerencias y sabotajes de la inteligencia y la hostilidad militar del gran imperio pareció distenderse ante las tensiones con China.

La pandemia. En palabras del propio Trump "ese virus chino". Parece que después de todo tampoco nos fue tan bien. Y aún así parece mejor panorama que un invierno nuclear. No os voy a engañar, no hay opción buena. Alguna ventaja ha de tener no poder escoger.

Compadezco a los que ha de tomar tal decisión y entiendo incluso a los que votan a ojo, sin tener la menor idea de qué propone y dice realmente cada bando. Al final, desde estas modestas líneas a la gran política que rige el destino del mundo, pasando por los medios de comunicación, lo que se dice no suele ser tan importante como lo que no.

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Psicoanalizando Argentina

Vaya por delante que me gusta bastante Argentina, medio italianos hablando español en sudamérica, un poco locura.

Y ya que son tan proclives al psicoanálisis creo que, más aún después del resultado de las últimas elecciones, vale la pena sentarlos en el diván para encontrar ese trauma infantil que está en el origen del problema que es es la hiperinflación presente.

Y ese trauma es, con cariño y como ellos mismos dirían, que quieren cagar más alto que el culo. Miran a su alrededor y no se ven demasiado identificados, se suele bromear con que los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los incas y los argentinos de los barcos. Se ven más... "occidentales". Europeos, Estadounidenses, más ese tipo de sociedad en algunos aspectos, además de en el más obvio color local. El subconsciente se nutre de nociones tan básicas como esa.

¿Por qué menciono esto? Pues porque aunque hay un sentimiento nacional bastante fuerte en Argentina (relevente el tema de Malvinas), hay también una consciencia bastante clara de lo que diferencia algunos tipos de países, en la cultura en general, en la gente de a pie. Vamos, que de alguna manera quieren ser Yankis. Europeos... más occidentales... más "primer mundo" y menos BRICS, algo así. Aunque los tiempos han cambiado mucho desde que se acuñaron esos conceptos y ya cabe dudar de que la capital del mundo siga siendo New York.

Y sí que son una de las culturas más modernas del cono sur aunque el grado de desarrollo económico e industrialización sea menor al de otros países.

Bajo mi punto de vista eso explica en parte, además de los factores económicos objetivos, la tendencia al ahorro en dólares que es en realidad la madre del cordero. Unido a una cierta cultura política, algo un poco a la italiana tal vez, pero el peronismo es un invento universal argentino. Irreproducible, seguramente, para bien o para mal.

El tema es que aspiran a ser algo que ni son ni van a ser, el caso de Argentina con el dólar, por contraste con todas la expectativas mencionadas y cuestiones de autopercepción, recuerda demasiado a situaciones como la de Venezuela. En cambio, están llamados a liderar junto a Brasil y México la zona económica al sur de los EEUU. Y al carajo el dólar.

Pero para eso hay que saber muy bien lo que se hace y se tienen que alinear unos cuantos intereses y capacidades. No es difícil intuir para el futuro en la línea de Mercosur la creación de una Banco Central casi panamericano cuya área de influencia llegue hasta las puertas del imperio. Es el mecanismo de defensa más obvio desde tiempos inmemoriales, el número.

El peligro es que termine en las manos de los intereses de siempre. Y que se la crean los ciudadanos, porque si no estaremos en las mismas. Pero el primer paso es dejar de depender del dólar para comerciar entre ellos.

Habrá que estar atentos a las economías emergentes de los BRICS basadas en recursos y productividad, más vinculadas a la economía real, que se perciben como futuro relevo del financiarizado dólar.

Más vale ser cabeza de ratón que cola de león, dicen por aquí.

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El poder: ¿estados o multinacionales?

El poder (político, se suele omitir) reside en la punta de un fusil. O en la bocacha, o en plural, la afirmación de Mao (Zendong, Tse Tung) ha sido repetida en formas similares igual que la transliteración de su propio nombre y recogida por otras diversas voces.

Otro lugar común es el de la “correlación de fuerzas”, que en mi opinión es el intercambio desde el que el poder finalmente se origina.

Pero yo me vengo a referir a la valoración del Coronel Pedro Baños en relación a esa correlación de fuerzas.

En alguna de las numerosas intervenciones públicas recuerdo que fue preguntado sobre el escenario actual, que sin duda conoce mucho mejor que otros tantos, sobre si las multinacionales estaban en condiciones de ejercer su poder por encima del estado o, por el contrario, son los estados los que tienen bajo su control a tales entes privados. Transnacionales, corporaciones…

Su respuesta, razonada, es que en el momento actual, por su infraestructura, el poder aún está al final en manos de los estados, resumidamente. Pero sobre su afirmación caben a mi entender diversas apreciaciones:

En primer lugar cabría discernir qué estados. Porque presentan muy diversas capacidades, desde los estados fallidos a la potencia hegemónica del momento. No todos están en las mismas condiciones.

Y en segundo lugar, y más importante aún, cabe preguntarse quién controla finalmente a los estados. Desde luego es difícil pensar estando mínimamente informado que la voluntad popular resulta, ya no decisiva, sino realmente relevante ante determinadas decisiones.

Otra lectura invita a analizar los mecanismos y entresijos de lo que se ha venido a llamar el “estado profundo”, desde la expresión anglosajona “deep state”. Que a su vez provendría se ejército de funcionarios de muy diversos rangos que permanece inamovible elección tras elección más allá del resultado.

Y por último es imposible despreciar el papel de los estados en defensa de “sus” grandes empresas. Las comillas vienen a señalar el hecho de que los grandes conglomerados empresariales están finalmente en manos de accionistas que difícilmente representan intereses nacionales por delante de intereses de clase, aunque eso puede también ser bastante heterogéneo a lo largo de las distintas latitudes.

No se puede olvidar por ejemplo todo el papel jugado en la segunda mitad del siglo XX en Latinoamérica por parte de grandes empresas estadounidenses, y todavía.

Nada de lo hasta aquí dicho contradice la afirmación del coronel aquí expuesta, aunque ya en los años 20 los estudios de Hollywood contaran con fuerzas de seguridad privadas y hoy en día, un siglo después, las grandes potencias se valen de lo que técnicamente son empresas privadas de mercenarios en determinadas circunstancias antes que de tropas regulares, aunque por otros motivos.

Tampoco se puede ignorar el papel de los diversos lobbies y think tanks, grupos de presión, y del poder mediático en general, actores políticos de primer orden con los que el capital ejerce, como decía el personaje de Daniel Day Lewis en Gangs of New York, “el voto de la minoría”.

Pero sí, aceptemos que el poder se ejerce por parte de los estados como asevera Baños. Aceptemos la reflexión de Mao sobre el origen de dicho poder, con el tipo de violencia que ello implica. A la fuerza ahorcan, al fin y al cabo.

Pero la gran pregunta, que al final encierra el potencial para revertir el signo de la respuesta es:

¿Y quién controla los estados?

¿Seguro que desde occidente no estamos cayendo en un falso dilema al plantear esa disyuntiva entre estados y multinacionales?

El error no está en la respuesta, está en la pregunta. Y no es baladí porque en cierto modo la respuesta que le demos va a configurar nuestro perfil político en gran medida: aquellos que sientan que la opresión proviene del estado se alinearán con posiciones más liberales y los que perciban que esa opresión proviene de multinacionales o del poder económico seguramente se acerquen a posiciones más socialistas.

Lo cierto es que es el poder económico el que actúa en gran medida a través de los medios y multinacionales y éstas a través de los estados.

Se podría concluir que en tiempos de “paz” el poder es económico, lo cual socava en parte la afirmación de Mao. Pero lejos de vaciarla de contenido en realidad la confirma: las revoluciones van de subvertir el orden establecido, político y económico. Y la violencia, en una forma u otra, ejercida o tácita, tiene un papel ahí como bien señala en sus palabras.

lPero es que aún podemos rizar el rizo, Napoleón tenía muy claras las tres cosas que hacían falta para ganar una guerra: dinero, dinero y dinero. Cabría preguntarse entonces qué es exactamente el dinero, pero ya sería objeto de una reflexión aparte.

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El conflicto de interés

La ocasión hace al ladrón. Al menos eso dice la sabiduría popular. Desde una aproximación más académica, la criminalística establece que todo crimen requiere de móvil, medios y oportunidad. También desde el punto de vista de la tradición bíblica se exhorta a alejarse de la tentación, identificada como la puerta de entrada al pecado. En cierto modo, todo ello guarda relación con la reflexión acerca del asunto que motiva estas líneas: el conflicto de interés.

Se puede encontrar definido de esta manera: Un conflicto de interés es aquella situación en la que el juicio del individuo -concerniente a su interés primario- y la integridad de una acción tienden a estar indebidamente influidos por un interés secundario, de tipo generalmente económico o personal. 

La propia definición que se ofrece puede ser ampliamente cuestionada, particularmente en lo tocante a las prioridades. Está por ver cuál sería realmente el interés primario y secundario de cada individuo y cada caso.

Pero, ¿por qué ocuparse de este asunto? Una reflexión cuidadosa conduce a identificar que esa situación se halla en la raíz de muchos y muy variados problemas en relaciones diversas de esta sociedad. En pocas palabras, está en todas partes. Precisamente por hallarse en el núcleo de las relaciones económicas que, como bien sabemos, actúan casi en cada uno de los aspectos de nuestras vidas.

La relación entre empleador y empleado. La relación entre empresa y cliente. La relación entre médico y paciente. Las relaciones de pareja o amistad. Todas ellas están sometidas en mayor medida a conflictos de intereses como veremos a continuación. Hay un conflicto de interés fundamental que propaga sus efectos a toda relación dependiente de él, y eso es, a toda relación: el conflicto de interés entre el individuo y el colectivo.

No es difícil percatarse de ello, aún viviendo completamente inmersos en una "lógica" que abarca cada rincón de la sociedad. En el mundo laboral tal vez sea donde se ve de forma más evidente: la pugna constante entre patronales y sindicatos, unos en favor de los derechos de los trabajadores, otros en pos de mayores beneficios en su cuenta de resultados. Luego, el empresario, se ve en la tesitura de lidiar con intereses contrarios. Por un lado, como cualquier persona razonable, debiera ser natural que quiera proveer a sus trabajadores de unas condiciones laborales y remuneración dignas. Por el otro, cada céntimo que invierta en ello se resta directamente de sus beneficios, de los de la empresa, de los personales o de ambos. Pero no acaba aquí la cuestión, a buen seguro cualquier empresa se enorgullece de dar un buen servicio o producto a sus clientes. Pero cada céntimo que dedique a ello va, de nuevo, en detrimento de su cuenta de resultados.

Lo cierto es que tal como está planteado actualmente no hay conciliación posible. Estamos funcionando los unos contra los otros con unas "reglas del juego" de las que la sociedad se ha dotado para civilizar en cierta medida la contienda. Carrera, enfrentamiento, pugna, lucha, guerra, son términos que describen en diferentes grados un mismo concepto.

Veamos otras partes. También el trabajador se halla atrapado es esta lógica perversa. Así, cuando un cliente de su empresa requiere de su asesoramiento es fácil que detecte que los intereses del cliente y los de la empresa caminan en sentidos opuestos. También en relación a la empresa, que le remunera por sus servicios, se reproduce de nuevo la situación. Incluso entre trabajadores hay dos tendencias fundamentalmente opuestas como son las actitudes de compañerismo y de competencia. Los clientes tampoco se libran. Al final se convierte todo en una competición, estafar o ser estafado, en distintos grados.

Huelga decir que en toda relación que no es ecuánime hay una parte fuerte que es la que siempre sale beneficiada de la aplicación de lógicas como la descrita. Bueno, al fin y al cabo sólo es dinero. Sin entrar a valorar la ligereza de la afirmación previa, veamos cómo el asunto contamina otras esferas. Pasemos a esa parte del mundo laboral que es la sanidad privada. Y aquí, por extensión, se puede pensar en la industria farmacéutica. Y es que, al final, el sueldo de mucha gente depende de que haya enfermedades. Y, por lo tanto, a más enfermedades, más negocio, más beneficios. No es difícil por lo tanto entender porqué existen casos de dentistas diagnosticando caries fantasma o psicólogos y psiquiatras estableciendo diagnósticos poco menos que cuestionables. O médicos prescribiendo tratamientos pensando más en la factura que generan que en el propio cuadro clínico. Todos ellos se hallan bajo un severo conflicto de intereses. O bajo el influjo de la tentación. O, visto de otro modo, como al ladrón, se les ha brindado la ocasión.

Lo cierto es que ninguno somos ángeles. No somos perfectos. Lo que nos diferencie tal vez a unos de otros, entre muchos otros factores, sea la voluntad para corregirnos respecto a un ideal perseguido. Si ese ideal no es compartido, poco hay que hacer. Y lo que tendremos, como ahora, es un montón de individuos pero en ningún caso un colectivo.

Un colectivo requiere una meta común y la comprensión de que el de en frente es en cierto modo uno mismo. Fuera de eso, todo lo que existe son esfuerzos que se anulan unos a otros, sin orden ni concierto en un resultado que roza lo estéril. Eso es lo que sucede en las guerras, lo que se disparan entre un bando y el otro es dinero, trabajo, esfuerzo. Es el desbaratamiento de recursos más absurdo que existe. Claro que, para el vencedor, que se apropia de los recursos del vencido, es un negocio redondo. Siempre que quede algo de lo que apropiarse, claro.

Los soldados han sido por definición los que se han visto sometidos históricamente al conflicto de interés que conlleve posiblemente la mayor tensión. Entre la defensa de su país o unos ideales y el propio instinto de supervivencia. Eso se ha resuelto en el pasado vía reclutamiento obligatorio y ejecución de los desertores. Y entre muerte o muerte, ya no hay conflicto ninguno. Hay una cita que me gusta mucho, por esclarecedora, que recuerdo con precisión a salvedad de su autor: Antes, cuando las fortunas se hacían en la guerra, la guerra era un negocio. Ahora, que las fortunas se hacen en los negocios, los negocios son la guerra.

Lo cierto es que, en gran medida, no hemos dejado de estar nunca en guerra. Otra cita cuyo autor también ignoro subraya que la política es la continuación de la guerra por otros medios. Ambas señalan lo mismo: lo único que ha cambiado son las formas. El fondo de la cuestión sigue siendo en gran medida el mismo. Claro que hay unas leyes propias de la civilización, por supuesto. Pero al final lo que se condena no es actuar al margen de la ley, lo que se condena es que se sorprenda a alguien haciéndolo. Por lo menos, al margen de otros juicios menos terrenales, si los hubiera.

Cualquier sociedad sana que quiera aspirar a una cierta armonía con el medio que le rodea y entre sus propios integrantes ha de subvertir necesariamente la mencionada lógica. La competencia, piedra angular del capitalismo, aboca a tales conflictos sin remisión. Evidentemente es la parte fuerte de la relación la que obtiene beneficio del desarrollo en ese marco. La desigualdad en dicho marco, además, sólo conduce a mayor desigualdad. Y el propio exceso de poder es la semilla misma de la corrupción, cuando no de crímenes peores. Es por eso que cada uno debe ser el guardián de su hermano. No podemos anular el móvil del crimen, todos somos débiles ante la tentación, y tampoco podemos renunciar a todos los medios para ello, ambas cuestiones están en nuestra propia naturaleza. Tal vez podamos establecer los mecanismos para que la oportunidad no tenga lugar.

Los defensores a ultranza de la libertad es posible que vean en tales propuestas sus derechos conculcados. Pero eso está muy lejos de la verdad, lo que realmente temen es ver sus privilegios restringidos. La libertad es quizás la mayor mentira con la que comulgamos. La libertad es eso que disfrutan los explotadores a costa de los explotados. Las leyes, desde cierto punto de vista, son la renuncia a la libertad más fundamental. En realidad son la manera de garantizar cierto grado de libertad a todos por igual. O eso deberían ser.

No se ha mencionado aún las relaciones interpersonales tales como la amistad u otras. No están al margen de la lógica económica que se filtra en cada una de nuestras decisiones y se desarrollan bajo impulsos análogos.

Al final hay una regla de oro que vale para todo: haz a los demás lo que quieras que ellos te hagan. Desde ahí es fácil deducir su expresión inversa. No hagas a los demás lo que no quieres que ellos te hagan. No puede ser más sencillo. No es nuestra inteligencia lo que no supera el corte, si en algún aspecto somos víctimas de nuestras limitadas capacidades es en el de la honestidad. Y es que al final, en nuestro interior, cada uno de nosotros albergamos un conflicto de interés. Sabemos lo que es correcto y sabemos lo que nos conviene. Y sucede que a veces nos parecen cosas muy distintas. Aunque puede que al final sí que sea un déficit intelectual. Al parecer no hemos comprendido que lo que nos conviene es lo correcto, no porque nos convenga, sino porque es lo correcto, y que, por ser lo correcto, nos conviene.

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