La edad del universo y la cuestión topológica

Dicen que es de mala educación preguntarle a una señora su edad pero eso viene de mucho antes de que Broncano empezara a preguntarle a la gente en público cuánta pasta tiene en el banco y cuánto folla.

Al final, mirando a las estrellas, pocas cosas hay más razonables que preguntarse cuánto hace que eso está ahí. Veamos, por un lado me dicen que con el lío que tienen montado con la constante de Hubble que saben que no es constante les salen unos 13.000 (millones de años).

Vale, muy bien. Luego busco “universo observable” y dicen que tiene un radio de más de 46.000. Millones de años. Vamos a ver.

Para hacer casar esos dos datos sí o sí vas a una expansión, a pesar de la cual la velocidad de la luz debería mantenerse constante y sólo se vería alterada en su corrimiento al rojo. Ése es el pilar central, la constancia de la velocidad de la luz, luego, expansión.

Pero si el dato que aporta la inferencia de Hubble no fuera correcto… Observacionalmente, entiendo que por corrimiento al rojo, tenemos los 46k, y eso en el radio observable.

Podemos pensarlo un momento de la manera que Einstein lo quería en primera instancia, estable, estacionario. Sin dilataciones del espacio y con velocidad de la luz constante nos ponemos en 46.000 millones de años por lo menos.

Y aún siendo estacionario con el paso del tiempo deberían empezar a iluminarse galaxias más y más lejanas cuya luz va completando el largo viaje.

Si hacemos la lectura inversa de la ley de Hubble y donde en esos diagramas pone distancia leemos tiempo, y lo interpretamos como una posible desaceleración, manteniendo la velocidad de la luz constante la observación aparente sería la misma que en un modelo estacionario.

Y si especulamos con un escenario de contracción exactamente lo mismo, salvo que aunque se acercaran a mayor velocidad que la luz, cosa en principio extraña.

Seguiríamos en los mínimo 46.000 millones de años con el desfase de la posible expansión o contracción. Viajados a la velocidad de la luz, si se quiere sacar la distancia.

La diferencia en los dos casos anteriores y el quid de la cuestión está en ese corrimiento al rojo y en que el desplazamiento del cuerpo que emite la luz no afecta a su velocidad sino a su frecuencia (que al final es velocidad en otros ejes). La evolución de ese corrimiento al rojo, de ser posible medirse, es lo que debería decantar nuestras suposiciones.

Hasta aquí “casi” normal, pero si no he de escandalizar a alguien no me pongo a teclear.

Por lo que apreciamos el universo no tiene límites por ninguna parte, una posibilidad es que sean más distantes que las luz más vieja que recibimos. Concebirlo como infinito es un contrasentido.

Como tampoco tenemos mucha idea de que aspecto pudiera tener tal cosa, pues más difícil de decir se hace.

Pero existe una posibilidad incluso más retorcida. Abróchense los cinturones que vienen curvas, y nunca mejor dicho. Porque si la llamada “topología” del universo al final terminara configurando una serie de líneas cerradas, como lo son las del campo magnético, y (por decirlo más claro) la luz, una vez recorrido todo el universo volviera al punto de partida…

Un telescopio lo bastante potente podría ver el pasado. Sí, ya, siempre lo hacen, pero no me refiero al pasado en cualquier otro lugar, sino al propio pasado de nuestra galaxia, con un desfase de la circunferencia del universo o de la geodésica trazada por la luz en su camino.

¿Le podemos dar otra vuelta más? Yo creo que sí, el papel lo aguanta todo. Y qué tal si no sólo pudiéramos ver la Vía Láctea en el pasado una vez, sino que el universo fuera bastante más pequeño de lo aparente y estuviéramos viendo todo el cosmos hace 5000 millones de años, al doble de distancia hace 10000, 15000, etc. A razón de su circunferencia.

Sí, ya sé, y ya estoy en búsqueda activa de otros proveedores, ¿pero no sería fascinante poder contemplar nuestro propio pasado? Sería lo más parecido a viajar en el tiempo, recibir ahora la luz emitida entonces. Parece imposible pero al final es una mera cuestión topológica. Y el universo al final no sería tan grande, más bien estaríamos mirando una suerte de caleidoscopio.

¿Alguien ha visto a la Vía Láctea en el cielo cuando era joven? ¿Sabemos qué aspecto tendría? Piénselo, en tal vez unos miles de millones años podríamos saber quién mató a Kennedy aunque ya no hubiera a nadie que le importara.

En la tierra eso no sucede, claro, la vista se pierde en el horizonte y la luz escapa de la gravedad sin problemas, pero sería lo equivalente a mirar hacia delante y terminar observando uno su propia espalda. Rascarse la espalda y ver como a la fracción de segundo el tipo de delante, que es uno, se rasca (la luz daría 7 vueltas y media a la circunferencia de la tierra en un segundo). Sería como esas cámaras que ponían en los escaparates de las tiendas de electrónica de consumo con una pantalla ofreciendo su imagen siempre con algo de retardo, delay.

Bien, ese delay sería entonces proporcional al tamaño del universo, en función del lugar de la ¿esfera? donde se encuentre uno. Sobre su edad, cuando miráramos a ese infinito bucle de oscuridad, tal vez sería difícil decir si ya hemos visto la primera luz o no nos ha llegado todavía.

Porque hay una correlación indisoluble entre tiempo y distancia, fundamentalmente por el hecho de ser lo mismo, pero eso ya se habló aquí: www.meneame.net/story/no-hay-tiempo-perder

O tal vez sería de esas cosas que se reconocen en cuanto se ven, quién sabe. Tal vez en realidad la topología no permita esa extraña autocontemplación o la distancia la haga inviable o absurda, tan distante que fuera realmente como mirar a otra cosa diferente.

Pero quién no se ha dejado fascinar alguna vez por los fractales de un caleidoscopio, ese laberinto de espejos. En este último supuesto no hallaríamos nunca final alguno, claro, como no lo tiene desde cierto punto de vista la faz de la tierra, sucede que no es una longitud como su diámetro, radio o circunferencia, es una superficie. Y en alguna parte leí que “como es arriba, es abajo”.

¿Pero no querían ustedes viajar al pasado? Pues no, no va a poder ser. Para nosotros, claro. Pero la luz es la hostia, bajo determinadas condiciones podría por lo menos permitirnos ser espectadores a la vez que intérpretes, ¿no es maravilloso? Lo de “todas las paradojas serán reconciliadas” creo que estaba en el mismo libro. Saluden a la cámara, tal vez se podría observar este momento y lugar desde quién sabe qué distante futuro. Si lo hubiera hecho yo sería por lo menos, por lo menos, así de cabrón. Y ya si no te vuela la cabeza esto… Reclamaciones, al maestro armero.