La razón geopolítica

 Algunas veces, para desvelar la esencia misma de las cosas, puede ser útil exagerarlas hasta su último extremo, por surrealistas que parezca.

En el caso de la geopolítica lo que tenemos es a unos cuantos señores más bien maduritos jugando al Risk en la pugna eterna de un balance de fuerzas que fluctúa, y tiene visos de permanecer así por siempre. Muy bien.

Pero yo les propondría un pequeño juego de (geo)política ficción. ¿Qué tal si les damos lo que quieren? No a todos a la vez, claro, eso sí que sería imposible hasta en la imaginación, pero cojamos a uno de ellos y colmemos sus más húmedos sueños.

Ya ha ganado usted la partida, tiene usted el control de todos los recursos del planeta, el control de todos los mares, fríos y calientes, de cada puerto y cada enclave, de toda la red mundial de instalaciones militares, el control de cada ruta comercial, todo.

Y no, no le vamos a remitir a la obviedad de que se queda sin trabajo, al menos tal como se ejerce en la actualidad, aunque las preocupaciones de seguridad jamás cesen.

Lo que va aparejado a tal fulminante victoria es la responsabilidad sobre casi 8000 millones de almas. Si es que la mitad no se han quedado por el camino de tal exitosa empresa.

Entonces, en “el mejor de los casos” ¿cuál es la acción política? Me refiero a que los problema de escasez de recursos y medioambientales van a ser exactamente los mismos.

Para hundir al pensamiento geopolítico que aspira a la postre al control mundial absoluto no hay más que concederle cada uno de sus deseos, tal vez como a cualquier ser humano.

La razón geopolítica en realidad es otra muy distinta a la de la responsabilidad que debería ir aparejada a sus ambiciones, lo que se busca es como detraer estos recursos de aquí o de allá en mejores condiciones, o como colocar esto o lo otro en términos más favorables.

También cómo deshacerse de los obstáculos para tales fines, y puede llegar a ser todo un entramado sofisticadísimo, pero en el fondo es muy sencillo: quitar de allí para poner aquí. Lo que viene siendo robar. No hacen otra puñetera cosa.

Por eso, si realmente tuvieran el tan anhelado control mundial y realmente todos los territorios estuvieran bajo el control efectivo de un solo país. ¿Entiendo que tendrían ustedes ciudadanos de primera y de segunda, en mayor medida si cabe de lo que se ve ahora?

Seguramente los beneficiados serían los ciudadanos del país que ha conquistado al resto, o para ser más exactos, sobre todo sus élites. No habría tanta diferencia respecto a la situación actual en realidad. Los países perjudicados en la administración se levantarían en protestas que serían violentamente acalladas en las calles y puntualmente silenciadas en los medios de comunicación.

Seguirían ustedes robando, que a la postre es su vocación, en el mejor interés de los suyos y a costa de los “otros”, según el caso: negros, amarillos, latinos, eslavos o yankis. Pero la responsabilidad del conjunto, no, eso no.

Porque la triste realidad es que población hay la que hay y recursos hay los que hay. Seguramente convirtieran ustedes a los países conquistados en campos de trabajo, de concentración, con suerte en algún tipo de símil subdesarrollado. De otro modo no hay beneficio alguno. De hecho si su país goza ahora de una situación por encima de la media, haciéndose con el control del mundo sufriría una pérdida neta en su situación.

¿No me digan que no se lo habían planteado antes de intentar controlar el mundo? Hay que ver cómo son los instintos.

Pero en realidad esto sólo es un pequeño ejercicio que roza el surrealismo, difícilmente veamos tal escenario, lo que seguiremos viendo es la triste lucha por arrimar cada cual el ascua un poco más a su sardina y seguir escamoteando tristemente de aquí y de allá, deponiendo ahora tal régimen e instalando ahora tal otro.

En el fondo su juego tan racional, en sus objetivos últimos, carece por completo de sentido. Para bien o para mal están todos muy lejos de morir de éxito pero no deja de ser curioso que ese fin último de la geopolítica, además de implicar su propio final, aboque a un absurdo.

¡Los intereses nacionales! Claro, claro. ¿Y cuando el mundo sea suyo, dónde estarán exactamente esos “intereses nacionales”? ¿En su país de origen? ¿En el conjunto de la humanidad?

Porque en el Risk cuando uno se ha hecho con el control de todo el mapa el juego termina.

En la realidad, no ha hecho más que empezar. En realidad seguirían haciendo lo que han hecho siempre salvo que con menos cortapisas: quitar de allí para poner aquí, o viceversa, en función de la bandera. Y el resto del mundo sería sólo “tierra conquistada”. A la que someter y explotar.

Y es que si no fuera así, el esfuerzo realmente no valdría la pena. Entenderán entonces por qué no están ustedes en condiciones de gobernar el mundo. Y por qué la razón geopolítica es en última instancia del todo irracional.

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