“Lo horrible de los Dos Minutos de Odio no era el que cada uno tuviera que desempeñar allí un papel sino, al contrario, que era absolutamente imposible evitar la participación porque era uno arrastrado irremisiblemente. A los treinta segundos no hacía falta fingir..."
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En cuanto a Podemos, todo el mundo la atacaba y ella sola se murió. Aún siendo el objetivo de los poderes fáticos aguantaba bien el tipo hasta que se centraron en guerras identitarias. El tiro de gracia se lo dieron solos al creer que las inquietudes de los pijos de izquierdas de Madrid eran las mismas que las de los españoles.
En Vox pues bueno, no pongo coma a lo que añades.
Y lo del final no es una dicotomía, pero cerré demasiado rápido. Me refiero al hecho de que en la pública se cobra menos, pero es curioso como una vez que entran, ya no salen.