Imagínese que, ahora, de repente, levantaran una valla alrededor de su ciudad. Que pudiera salir, pero no regresar jamás. Que nadie le visitara. Que toda su vida quedara reducida a una casa. Que su trabajo fuera también su ocio. Y que su familia no conociera otra realidad. Ponga, además, que fuese catalogada como nuclear. Y que la seguridad fuese su gran pilar. Tendría ventajas, claro, como la limpieza y la autosuficiencia. Pocos recursos le faltarían, a excepción de la libertad. Suena a ciencia ficción, ¿quién querría vivir aquí?
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Por otro lado, salvo la frase “En Estados Unidos también las hubo, aunque desaparecieron. En cambio, en Rusia no. En Krasnoyarsk-45 votaron en contra de abrirla. ¿Hasta qué punto les están lavando el cerebro? ¿Las elecciones tendrían algo que ver? En un buen paralelismo de la situación en la que se encuentra el país, cerrado al mundo” el artículo parece bastante neutro y descriptivo.
“El proyecto nació en 2018, cuando mi anterior empleador, una empresa de energía sueca, me envió a Siberia con una pregunta: ¿es socialmente responsable comprar uranio que procede de una ciudad cerrada, donde los habitantes no tienen libertad de movimiento y están bajo estricto control?
Y acaba diciendo:
Al regresar a Suecia, su empresa siguió comprando uranio ruso: “Frustrada de cómo se juega con el término sostenibilidad a nivel internacional
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#2 No entiendo la supuesta relación que plantea entre el lavado de cerebro y eleccciones: se referirá acaso a que una parte importante de las democracias establecen elecciones falsamente honestas para generar imagen de legitimidad o blanquearse? Yo había entendido más bien una referencia local, algo vinculado a elecciones a alcalde, y el hecho de que el cacique local abogue por mantenerla cerrada. Como dices, tampoco está muy claro a qué se refiere. Hay varias cosas en el artículo que sugieren pero no profundizan.