La explicación de esa eterna juventud de la hidra está en su cuerpo, “hecho totalmente de células madre”, explica Martínez: el animal se regenera a sí mismo sin cesar. El hallazgo de Shinya Yamanaka en 2006, que demostró la posibilidad de rebobinar células adultas a etapas embrionarias, revolucionó la ciencia del envejecimiento. Y aunque este mecanismo está lejos de llegar a los humanos, la comunidad científica no ceja en su empeño para frenar la vejez, a la que están asociadas diversas enfermedades, como el cáncer o el alzhéimer
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Esto es como el ferrocarril cuando se inventó, más o menos.
Pero en todo caso mi mensaje va dirigido a los más agoreros, que no sé si habrán ido algún día de su vida a algún funeral o que...
La vejez es el precio a pagar por vivir más de lo que nos corresponde como especie.
Vale. Puedo estar dispuesto a admitir que, dentro de 30 años, los de 80 años tengan la próstata de puta madre, que puedan follar como leones adolescentes, que la demencia o el alzheimer estén erradicados.
Pero nos encontraremos con enfermedades o con dolencias que desconocemos absolutamente porque no hemos llegado a estudiar más allá. No sabemos cómo responderá el cuerpo al alcanzar los 150 años. Y a eso, se le llamará vejez.
Por cierto... los animales no envejecen. No existe la vejez en el mundo animal en libertad. No hay tregua. O vives, o al más mínimo declive, te comen. O mueres de hambre.