Finalmente, Rosalía y Rutilio se casaron. Él demostró ser un hombre trabajador y dedicado. “No teníamos para vestir, pero Rutilio se encargaba de todo. Arregló la casa, trajo lo que necesitábamos. Fue el mejor hombre que pude encontrar”, asegura. La vida matrimonial no fue fácil. Rutilio trabajaba en la mina, pero cuando perdió su empleo, la familia sufrió mucho. Rosalía trabajó en el campo de sol a sol: centeno, hierba, leña, y cuidado del ganado. Su economía era de pura subsistencia. “Si tenía dinero, compraba pan. Si no, no compraba”.