Durante una expedición a los restos del naufragio en el Atlántico Norte el 15 de agosto de 1996, los investigadores trajeron acero del casco del barco para realizar análisis metalúrgicos. El minucioso análisis desveló que el acero tenía una alta temperatura de transición dúctil-frágil, lo que le hacía inadecuado para el servicio a bajas temperaturas. En el momento de la colisión, la temperatura del agua era –2° C.
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No me arrepiento
La tragedia del Titanic, al igual que otras, impulsó nuevos reglamentos como el SOLAS, uno de los más importantes y que sigue muy vigente. Por eso hoy en día no se comenten los mismos errores (o al menos mucho menos habitualmente).
Hoy el Titanic se habría construido de una forma muy diferente, si no, no tendría permitido navegar.