Todos estos supuestos luchadores por la libertad, de expresión y de las otras, más luchadores que nadie, se están poniendo del lado de quienes pretenden destruir la democracia, y ya que estamos en plan «yo ya lo dije», no está de más que deje aquí escrita mi profecía: todos estos aguerridos luchadores de las guerras culturales y toda esa morralla se harán afectos al primer régimen fascista que les pase cerca, en España especialmente, y no se pondrán ni colorados porque, en el fondo, siempre fueron unos fascistas.