Lo que una chica me dijo de Monedero hace 9 años (o por qué el dogmatismo siempre es malo)

Era julio de 2016 y Murcia ardía por los 4 costados, con sus habituales máximas de más de 35 grados y mínimas de 22 para arriba. Y una amiga mía que se había pasado el primer semestre del año en Madrid volvió a nuestra tierra a pasar unos días. La razón de su estancia era que, siendo ella militante de Podemos y muy competente, había sido elegida por la dirección para realizar unos trabajos en la capital. Cuando le pregunté cómo eran los jefes del partido en persona, me habló de los que tuvieron contacto directo con ella.

En general habló bien de todos, pero de Monedero dijo que 1) en las fiestas se pasaba bebiendo y 2) que era un auténtico pulpo y un baboso, y que por eso le dio mucha grima. Tal y como lo entendí entonces, Monedero bebía mucho en los actos lúdicos y le daba por intentar ligar con chicas de modo insistente y pesado, y tenía la tendencia de toquetearlas haciéndoles sentir incómodas. Según las denuncias que ahora han salido a la luz, parece que lo hacía también estando sobrio.

Cuando aparecieron en prensa las primeras denuncias contra Monedero, les di una elevada probabilidad de veracidad por dos motivos. El primero fue el testimonio de mi amiga. Si una chica va a trabajar para Podemos un semestre y vuelve con esa impresión de Monedero, la conclusión es obvia. El segundo fue que las denuncias eran múltiples y de gente que no se conocía entre sí: desde militantes del partido a una alumna de la Complutense cadenaser.com/nacional/2025/02/20/la-universidad-complutense-investiga

Lo que me ha dejado absolutamente perplejo es que una parte de la gente que mantenía que, sin necesidad de analizarlas, TODAS las denuncias por abusos sexuales son ciertas, ahora mantiene que, sin necesidad de analizarlas, TODAS las denuncias por abusos sexuales contra Monedero son falsas porque responden a un complot judeomasónico de Antonio Maestre, Yolanda Díaz, Ignacio Escolar y los Power Rangers. Siendo ambas posiciones absolutamente irracionales, resulta llamativo cómo se aplica la ley del péndulo: todo es necesariamente verdad salvo si afecta a alguno de mis ídolos, en cuyo caso todo es necesariamente mentira.

Pero en el fondo es coherente: el pensamiento dogmático siempre produce monstruos. Los más peligrosos son los ídolos que se benefician de dicho pensamiento, y que acaban cayendo en el abuso y la arbitrariedad porque ven a sus adeptos como un rebaño que se va a tragar todo lo que le digan, sea lo que sea, lo cual les deja las manos libres para cometer cualquier desafuero y, dicho sea de paso, les provoca un claro desprecio hacia esa masa que renuncia a su capacidad de pensar.

Ojalá aprendamos de esto. Ojalá aprendamos que las hipótesis se sostienen con pruebas y lógica, y no con dogmas. Ojalá aprendamos que es tan irracional como peligroso afirmar que el líder de mi partido no puede obrar mal porque es el líder de mi partido. Ojalá aprendamos que es igualmente nefasto sostener mantras del tipo "si una mujer denuncia a un hombre y dice que le agredió sexualmente es porque el hombre es necesariamente culpable". Dicha mujer debe gozar de la máxima protección jurídica, pero la veracidad de su denuncia debe dilucidarse a la luz de las evidencias que consten en autos.

Ojalá recuperemos el pensamiento crítico y racional, porque precisamente su ausencia y el culto a la personalidad de los líderes indiscutibles nos han llevado al borde del abismo y al descrédito del espectro político que estaba llamado a cambiar las cosas y ejercer como muro de contención a la ola ultraderechista. Ojalá no sea tarde.