Los científicos han comprobado que las palabras no son inocentes. Las de rechazo, menosprecio o ruptura amorosa activan las mismas zonas del cerebro que el dolor físico.
#1 Los que se lamentan de que hogaño tenemos la piel muy fina son los que antaño tenían piel finísima, de melocotón. Los que no dejaban pasar una supuesta ofensa "a los sentimientos religiosos", la corona (Juancarlistas), el decoro y las buenas costumbres, el honor de los corruptos ("El honor de las personas, ricas, está por encima de la verdad", decían)...
Y se quejan de que hoy se muestren ofendidos aquellos que antaño eran insultados impunemente.
#1 es que los que buscan ofender saben cómo hacerlo y a quién atacar. Buscan a alguien que está en situación de debilidad, ya sea física o grupal. Esto es especialmente delicado en entornos como los educativos o los laborales, ya que pueden condicionar a terceras personas a la hora de relacionarse contigo o incluso perjudicar tu carrera profesional.
"El profesor Weiss está convencido incluso de que los efectos secundarios de los que se informa en los prospectos de los medicamentos producen más efectos adversos entre quienes los leen."
Ese es el punto.
Y se quejan de que hoy se muestren ofendidos aquellos que antaño eran insultados impunemente.
-¿De qué vas tú, gilipollas?
-Me refiero disfrazado...
-Ah, perdón. De Gandhi. Mi ídolo.
-Ya
Hay mucha gente con mucha maldad, y son capaces de destrozar a una persona por tal de sentirse bien al ver a esa persona por los suelos.
Ciencia de calidad.