¿Alguna vez el olor a pan recién hecho te ha pillado desprevenido y ha conseguido que compres más barras de la cuenta? En caso de que la respuesta haya sido afirmativa, puede que después de haber caído en la trampa de tu estómago y tu olfato, también te hayas planteado congelar el pan que te ha sobrado. Pero cuál es nuestra sorpresa que, al descongelarlo, muchas veces descubrimos que su consistencia ha cambiado a una más chiclosa y menos apetecible. Nos habéis preguntado cómo evitar que esto suceda.
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Ah, un truco para sandwichera: papel para horno.
Y lo hecho de menos, mucho. Por más que digan que es masa madre o me lo cobren a 6€/kilo no de acerca ni de lejos.