Ser facha nunca ha sido fácil, pero en estos tiempos resulta especialmente duro, ya que a menudo te toca comerte unas contradicciones como ruedas de molino. Por ejemplo, como buen facha, eres cheerleader de Franco, con tus pompones y tus banderitas, pero lo de Hitler da un poco de palo, por lo del Holocausto y tal. Entonces te inventas que Hitler era socialista pata roja, como si Franco hubiese ganado la guerra civil él solo y la Legión Cóndor le hubiese echado una mano a los aviones que Stalin envió en ayuda de la república en lugar de bombard