Meta, la empresa matriz de Facebook, ha anunciado el cierre de su programa de verificación de hechos en Estados Unidos. Y claro, esto tiene unas enormes implicaciones en esta época de desinformación desenfrenada, donde la propagación de noticias falsas puede influir directamente en la opinión pública y en los procesos democráticos. Según publicaron hoy varios medios, Zuckerberg y compañía han decidido que ya no necesitan verificadores profesionales. Ahora resulta que la solución está en dejar que los propios usuarios se encarguen de separar el grano de la paja. Una especie de "que el pueblo decida" en versión Silicon Valley.
Mientras Meta presenta esto como una revolución –supongo que habrá un PowerPoint con palabras como "disrupción" y "nueva era" en algún lado–, en Menéame llevamos haciéndolo desde 2005. Sí, amigos, aquí en la esquina de Internet llamada Menéame, llevamos casi dos décadas confiando en que nuestra pequeña pero feroz comunidad puede distinguir entre una noticia seria y una que merece ir directa al pozo de las fake news.
Desde el principio, Menéame ha sido ese lugar donde los usuarios mandan. Aquí no hay editores todopoderosos ni grandes corporaciones dictando qué es importante. Publicas un enlace, la comunidad lo vota y si les parece relevante, sube a la portada. Si es una chorrada o peor, una noticia falsa, lo entierran rápido y sin piedad. Democracia directa, con pocos gifs y muchos comentarios puñeteros.
El sistema, para sorpresa de muchos, funciona. En serio. Puede que a veces nos enzarcemos en debates eternos sobre si el ajedrez es un deporte o no, pero cuando se trata de detectar desinformación, la comunidad está atenta. Los usuarios de Menéame son expertos en encontrar la letra pequeña, contrastar fuentes y desmontar cualquier bulo con una eficacia que haría sonrojar a más de un periodista.
Meta parece haber visto el filón. Dejar que la comunidad haga el trabajo es barato, rápido y, si tienes suerte, efectivo. Pero claro, aquí es donde las cosas se complican. Porque mientras en Menéame tenemos una comunidad con intereses relativamente alineados, Facebook es un circo de millones de usuarios con opiniones de todo tipo. ¿Realmente va a funcionar? ¿O veremos a tíos con gorros de papel de aluminio decidiendo qué es verdad y qué no?
Facebook no tiene un historial precisamente brillante cuando se trata de frenar las noticias falsas. Ahí está, rebosante de bulos, teorías conspiranoicas y recetas milagrosas de dónde poner cebolla para curar todo tipo de males. ¿Va a ser esta misma comunidad la que verifique el contenido? Permidme levantar la ceja a lo Zapatero con escepticismo.
Aun así, no deja de ser interesante ver a los gigantes copiar a los pequeños. Menéame sigue aquí, demostrando que la inteligencia colectiva puede ser un buen antídoto contra la desinformación. Si Meta consigue replicarlo, chapó. Pero mientras tanto, aquí seguiremos, votando, enterrando y riéndonos un rato por el camino.