El notorio lingüista Noam Chomsky es noticia estos días tras un post de Facebook en el que se asegura que el influyente pensador estadounidense de 95 años "ha dejado de comunicarse" tras sufrir un problema médico en junio del año pasado, según su ex-secretario en el MIT, Bev Stohl. En el comunicado publicado en Reddit se afirma que, debido a dicho problema, Chomsky sería incapaz de hablar o contestar a la correspondencia.
Sin embargo, fuentes cercanas al entorno de Chomsky han negado que eso sea cierto. "En junio lo llevamos al médico porque tenía problemas para caminar, y por entonces ya estaba más bien callado. El médico dijo que era un juanete y lo derivó al podólogo", asevera su asistenta, Juana Reinosa. "De repente se pasaba el día sentado, leyendo el periódico o viendo la tele, sin mediar palabra con nadie, y yo no quería molestarle, hasta que en noviembre se me ocurrió preguntarle por qué estaba tan callado, y me contestó que estaba hasta los cojones de todos nosotros". Fue una breve diátriba en la que el intelectual de orígenes ucranianos "se cagó en la OTAN, se cagó en Rusia, se cagó en Israel, se cagó en la extrema derecha y en los subnormales que les apoyan", dice Juana.
"Llevo años dándole a la sinhueso, escribiendo artículo tras artículo, avisando de los peligros del fascismo, del nacionalismo y del populismo, y parece que nadie me hace ni puto caso. ¿Conque ésas tenemos? Pues ahora os jodéis, las pocas energías que me van quedando me las guardo para mí. Juana, tráeme un gin tonic", llegó a decir el politólogo.
Sus familiares también niegan que se encuentre irreactivo. "A lo mejor estamos con él y no dice ni media palabra, pero luego leyendo noticias en Internet bien que dice fuck, y bien alto", asegura uno de sus nietos. "Lo que más nos preocupa es el lenguaje soez que utiliza, cuando siempre ha sido muy comedido en su discurso, lo que revela el nivel de cuán hasta los cojones tiene que estar. Hace un par de meses le pregunté que si no pensaba contestar al correo electrónico, que tiene cientos de e-mails, y me echó una mirada asesina de las que hielan el alma. Desde entonces no hemos vuelto a cruzar palabra, aunque a alguna partida de ajedrez sí que se anima".
menéame