La víctima relató la debacle que supuso la distribución de un vídeo sexual suyo sin su consentimiento: acabó en conocidas páginas pornográficas y corrió como la pólvora por el WhatsApp de Navia. La joven tuvo que marcharse a vivir a Madrid ante el acoso insoportable: la gente le hacía fotos y la señalaba con el dedo. El juicio se suspenderá si no acude el joven protagonista del vídeo, que vive en Alemania, y si no viene será multado
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