"Nada por aquí, nada por allá. Son 60.000 euros", suelos que se levantan como las cobras de los encantadores de serpientes al paso de cualquier bicicleta... Mientras, se emitirían videoclips de los principales responsables haciendo declaraciones cómicas. Ejemplo paradigmático de la locura de esos años de especulación. Lo importante ha sido siempre la fachada, la foto de la inauguración, la publicidad. Detrás, se acumulan la mierda, los desperdicios, los procedimientos inconfesables.