Una pareja denuncia la «tortura psicológica» que sufre en su primer piso con los ruidos de la entidad vecinal del bajo. Desde que la asociación de pensionistas y jubilados Los Puertos se instaló en el local situado debajo su casa hace cuatro años a vida de Simón Álvarez y Raquel Mesa, padres de Arlé, un bebé de cinco meses, experimentó un cambio radical. «Nuestra vida se ha convertido en una pesadilla, en una tortura psicológica hasta el punto de que o insonorizan el bajo o tendremos que irnos a vivir a otro sitio».
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etiquetas: ruido , gijón , convivencia , centros sociales , jubilados
Lo sé porque he tenido que ir a instalar y precintar muchos limitadores de sonido porque al cliente de mi empresa le habían multado y precintado el equipo de sonido.
llamar a la policía cada vez que tengan ruido, pedir mediciones en tu casa, avisar a la comunidad de vecinos del problema para que el presidente se involucre, hacer reclamaciones a la administración de la comunidad vía email mejor burofax o carta certificada para que queden constancia, pedir que el dueño del local que intervenga y sepa del problema que hay y si hace falta presentar una hoja de reclamaciones a la… » ver todo el comentario
Y huele tan bien que ahuyenta a cualquiera
Ahí lo dejo
#8 #10
No parece muy creible lo que dice.
El ruido es una de las peores torturas que existen.