Sin los hongos y sus carreteras de plasma, y sin el ciclo de nutrientes que ponen en marcha al degradar y hacer recircular todo aquello que alguna vez estuvo vivo, simplemente no podría existir todo lo demás; no habría bosques ni selvas, humedales ni manglares, páramos, pastizales y, por ende, tampoco los animales y bacterias que ahí habitan. Son el principio y el fin, por decirlo de otra manera.
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etiquetas: hongos , ecosistema , naturaleza
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¡Gracias!
mil 600 campos de futbol = 1.600 campos
entre los dos mil 500 y ocho mil años = entre 2.500 y 8.000 años
Es que despista y hay que leerlo dos o tres veces.
Trending, que dicen ahora.