Los inspectores de la Agencia Tributaria buscaron pruebas de su estancia en el país como un vuelo a Vigo y un taller en Marín pero pasaron por alto un certificado de Portugal que acreditaba que la residencia fiscal del directivo estaba en Lisboa.
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Funcionarios que en sus inspecciones tienen en cuenta lo que le sale de los cojones e ignoran convenientemente lo que les parece.
Si dejarán de pedir facturas de hace 4 años y 11 meses o casi 25 años a punto de cumplir la prescripción del ultimo año de desgravación de una construcción que ya ni existe, lo mismo me pensaba mejor mi opinión de ellos.
Culpa mía por tirar una factura 24 años después, ciertamente. Ni fallecido dejan de meterse con vuestros hijos, que lo sepáis.