Cuando empezó LPD, la Internete era todo campo. Decir “tengo un blog” era casi-casi un arma para ligar. Dulce e inocente pasado. Luego, las cosas cambiaron. Llegaron las redes sociales y las grandes empresas, y de repente tenías que tener tu Google GuachiGuachi, tu iAccount, tu Twitter, tu VLOG en YouTube, y otras mil pijadas más para “ser alguien”. Y el caso es que todas esas pijadas han caído en manos de unos cryptolays y tecnobros y han devenido en pozos de fascismo y mierda a partes iguales. ¿Y quién queda como la BERDADERA Resistencia?