Existe una antigua leyenda judía del siglo XVI en la que el ilustre rabino, Judah Loew ben Bezalel, conocido como el Maharal de Praga, decide crear un gigante de barro para proteger el barrio judío de dicha ciudad. Dotado de vida por la magia de la Cábala, este gigante no tarda en salirse del control de su creador y acaba por provocar la práctica destrucción del barrio que había sido llamado a proteger, y ello por su incapacidad de llevar a cabo de manera proporcional las órdenes que se le daban.