Una mujer hace algo malo

Así es. Una mujer ha hecho algo malo y esto demuestra que la LIVG es una ley nefasta que discrimina a los hombres por ser hombres, a los maltratadores por ser maltratadores y a los asesinos por ser asesinos. Con una denuncia falsa una mujer puede castrar a un hombre y ofrecer sus testículos en una sesión de biodanza a la diosa Astarté con la connivencia de Pablo Iglesias que cada semana recibe en su casoplón a Soros para trazar el plan maestro que homosexualizará al varón heterosexual blanco y en botella.

Lo malo es que el policorrectismo imperante censura que se diga LA VERDAD. Los ofendiditos de la izquierda radical y los progres con iPhone acabarán islamizando Europa y si no al tiempo. Esto ya lo advirtió un youtuber con un calzoncillo en la cabeza y nadie lo quiso escuchar, menos los que vemos LA REALIDAD y es que follar sin pagar cada vez es más difícil para los gañanes que odiamos a las mujeres porque no quieren follar con nosotros.

Por eso la prostitución es buena y se debería regular. Las prostitutas son todas unas cachondas que les encanta ser folladas por desconocidos que en otras circustancias no tocarían ni con un palo porque ganan más que las cajeras del Carrefour. Ellas son verdaderas feministas que hacen lo que quieren con su cuerpo, así como las que alquilan sus vientres que solo tienen un gran corazón altruista que les empuja a ayudar a gente adinerada que no puede tener hijos y son demasiado snob como para adoptarlos.

Una última cosa: menéame es un nido de rojos podemitas bolivarianos en donde estas cosas no se pueden decir porque te banean. Los admins han sido designados por el dictador Maduro, eso se nota en los strikes que me han puesto solo por decir decir que los gitanos necesitan una Solución Final y que hace falta otra Isabel la Católica que expulse a los moros de Europa y de la faz de la Tierra.

Ahora vendrá el comando feminazi a tumbar esta noticia, pero no nos callarán. Haremos nuestro menéame con casinos y furcias y seguiremos viniendo aquí a lloriquear y escribir nuestros rebuznos porque en nuestro menéame no entrará ni Dios.

Espero no haberme dejado nada.