Según cuenta la historia, el matemático griego Arquímedes se encontró con un invento mientras viajaba por el antiguo Egipto que más tarde llevaría su nombre. Era una máquina que constaba de un tornillo alojado dentro de un tubo hueco que atrapaba y extraía agua al girar. Físicos de Stanford han desarrollado una versión cuántica del tornillo de Arquímedes: en lugar de agua, lleva grupos frágiles de átomos de gas a estados de energía cada vez más altos sin colapsar.
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Vaya, no sabía que Egipto paso a llamarse Arquímedes en algún momento de la historia.
PD: Ese falso ripio de esa noticia, es otro ripio, de enero 2021