"En el año 1929 el Estatuto de la Propiedad Industrial español prohibía expresamente patentar productos farmacéuticos. Jonas Salk no quiso patentar la vacuna contra la polio. Ernst Chain y Howard Florey tampoco quisieron patentar el método para la producción industrial de la penicilina. si lo hubieran hecho, millones de personas no hubieran salvado la vida ". Medicamentos: ¿Derecho humano o negocio
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