Algunos de nosotros disfrutamos de un sistema bioquímico que hace que nuestra felicidad oscile entre el 5 y el 9 de la escala. Otros tienen la mala suerte de verse limitados por su genética a oscilar entre el 2 y el 5. Algunos quizá lleguen a oscilar entre el 1 y el 10. Los primeros se sentirán felices incluso en el caso de padecer una enfermedad grave. Los segundos se sentirán infelices incluso en el caso de disfrutar de un salario muy superior a la media y de unas relaciones sociales exitosas. Los terceros pasarán del lloro a la euforía.
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