Nuestra percepción del gusto se encarga de controlar la entrada a nuestro organismo de sustancias que ingerimos en la dieta y proporciona además una forma determinada de comprender el mundo que nos rodea. Frecuentemente asumimos que la realidad de nuestro entorno existe por sí misma, pero obviamente no es así y depende en parte de nuestras propias percepciones. Por esto sorprendió el descubrimiento, en 1931, de que existía una marcada variación entre los humanos por lo que respecta a la percepción del gusto amargo.
|
etiquetas: amargo , selección , balanceada