Ni se iban a morir todos, ni se iban a morir igual. Los protocolos de la vergüenza existieron y condenaron a 7.291 mayores a morir sin atención hospitalaria, sin medicación para el dolor y sin esperanza en lo más duro de la pandemia de covid-19. Las residencias no se medicalizaron, como aseguró el Gobierno de Ayuso y exigía el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. De haber tomado otras decisiones, miles podrían haberse salvado.
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Esta impunidad y arbitrariedad basada en la clase social, que han impuesto desde las derechas españolas y su aparato propagandista y mediático, es un torpedo directo a la línea de flotación de la democracia. TODOS los delincuentes deben pagar… » ver todo el comentario
Me da igual si un corrupto pertenece al partido al que voté o si es de otro partido, no quiero que ese partido sea amable con sus corruptos, que los mantenga o los camufle, cambie de puesto o usen cualquier truco que impida que que su corrupción quede perdonada.