No hará falta que Dios envíe ninguna plaga. No hará falta que Dios castigue a esta España apóstata. Ella sola se morirá. Las generaciones que hoy se niegan a tener hijos, o no pueden por razones económicas, serán eliminadas antes de tiempo vía sedaciones en hospitales, vía doctores de la muerte. Todo ello con la complicidad de los escasos hijos que han tenido. Los que viven entregados al aborto morirán por la eutanasia.
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