Según algunos científicos, estos pájaros son inteligentes a la vez que rencorosos. Así lo han corroborado, dolorosamente, algunos residentes de ciudades donde los cuervos son comunes.
Yo tuve un cuervo en mi adolescencia y odiaba a mi madre. Ella adoraba las plantas que tenía en casa, las regaba, mimaba y observaba con orgullo, y el cabrón del cuervo se dió cuenta y se las destrozó a picotazos. Entre otras muchas anécdotas.