Los legalistas son esa clase de hombres que, mientras violan a su madre, van corriendo a buscar a un abogado.
La emboscadura. Ernst Jünger.
Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas ni cíclopes ni lestrigones
ni al colérico Poseidón,
no encontrarás semejantes seres en el camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los letrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas en tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que sean muchos amaneceres veraniegos
en que lleno de alegria y placer
descubras puertos desconocidos.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
y no te apresures nunca en el viaje.
Mejor que dure muchos años
para atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido con todo lo que te dió el camino
sin esperar a que Ítaca te enriqueciera.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero ya nada más puede darte.
Si la encuentres pobre no es que Ítaca te haya engañado.
Así, sabio como te has vuelto, ya con tanta experiencia,
sabrás todo lo qué significan las Ítacas.
Konstantinos Kavafis
-Durante las tormentas eléctricas yo evito a los hombres altos. ¿Es usted tan groseramente ignorante como para no saber que la altura de un caminante de seis pies es suficiente para atraer la descarga de una nube eléctrica? ¡Cuántos de esos imponentes labradores de Kentucky fueron derribados sobre el surco inconcluso! Si un hombre de esos se aproximara a un arroyo, veces habría en que la nube lo escoge a él como conductor, desechando el agua. ¡Escuche! Seguro que dio en el pináculo negro. Sí, un hombre es un buen conductor. El rayo quema al hombre de punta a punta, pero apenas descorteza al árbol. Señor, me ha tenido tanto tiempo contestando sus preguntas, que no he hablado todavía de negocios. ¿Va a ordenar uno de mis pararrayos? ¿Ve este ejemplar de muestra? Es del mejor cobre. El cobre es el mejor conductor. Su casa es baja; mas como está sobre las montañas, su poca altura no la pone a salvo. Ustedes, los montañeses, son los más expuestos. El vendedor de pararrayos debería hacer más negocios en las regiones montañosas. Mire esta muestra, señor. Un pararrayos será suficiente para una casa pequeña como esta. Examine esas recomendaciones. Sólo un pararrayos, señor; costo, sólo veinte dólares. ¡Escuche! Allá van esas moles de granito, arrojadas como guijarros. Por el ruido, deben haber destrozado algo. Puesto a una altura de cinco pies sobre la casa, protegerá un círculo de veinte pies de radio. Sólo veinte dólares, señor… un dólar el pie. ¡Escuche! ¡Espantoso! ¡Lo ordenará! ¿Va a comprarlo? ¿Anoto su nombre? ¡Imagine lo que es convertirse en un montón de vísceras carbonizadas, como un caballo atado que se incendia con su establo! ¡Todo en el tiempo que dura un rayo!
-Pretendido enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Júpiter Tonante -reí yo-, mero hombre que viene aquí a interponer su cuerpo y su artificio entre la tierra y el cielo, ¿cree que porque es capaz de arrancar un reverbero de luz verde de la botella de Leyden, puede eludir los rayos celestiales? Si esa varilla se oxida o se rompe ¿qué es de usted? ¿Quién le ha dado el poder, a usted, Tetzel, para vender de puerta en puerta sus indulgencias a fin de sustraerse a las disposiciones divinas? Los cabellos de nuestras cabezas están contados, y contados están los días de nuestras vidas. Mientras retumbe el trueno o a la luz del sol, me pongo con confianza en manos de mi Creador. ¡Fuera, comerciante falso! Mire, la tormenta se repliega; la casa está intacta, y en el arco iris sobre el cielo azul leo que la Deidad no hará la guerra a la tierra del hombre.
-¡Canalla impío! -balbuceó el extraño, mientras su rostro se oscurecía en la misma medida en que resplandecía el arco iris-. ¡Revelaré sus ideas paganas!
Su rostro amenazante ennegreció aún más; los círculos de color índigo se agrandaron alrededor de sus ojos, como anillos de tormenta alrededor de la Luna de medianoche. Se arrojo sobre mí; las tres puntas de su artefacto apuntando a mi corazón.
Lo así; lo partí en dos; lo tiré al piso; lo pisoteé; y arrastrando al oscuro rey del rayo fuera de mi casa, arrojé tras él su informe cetro de cobre.
Pero a pesar de mi tratamiento, y a pesar de mis conversaciones disuasivas con mis vecinos, el vendedor de Pararrayos todavía habita esta tierra; sigue viajando en tiempos de tormenta, y hace pingües negocios con los miedos del hombre.
Herman Melville, "El vendedor de pararrayos."
No permitáis que la unión de unas almas fieles
admita impedimentos. No es amor el amor
que cambia cuando un cambio encuentra
o que se adapta a la distancia al distanciarse.
¡Oh, no!, es un faro imperturbable
que contempla la tormenta sin llegar a estremecerse,
es la estrella para un barco sin rumbo,
de valor desconocido, aun contando su altura.
No es un capricho del tiempo, aunque los rosados labios
y mejillas caigan bajo un golpe de guadaña.
El amor no varía durante breves horas o semanas,
sino que se confirma incluso ante la muerte.
Si es esto erróneo y puede ser probado,
nunca escribí nada, ni ningún hombre amó.
William Shakespeare
Con esto no quiero decir que no existan en Hollywood escritores auténticamente capaces. No son muchos, pero en ninguna parte hay muchos. El talento creativo es un don muy escaso, y casi siempre son la paciencia y la imitación las que se encargan de la mayor parte del trabajo. No hay por qué esperar de los anónimos currantes de la pantalla una calidad que evidentemente tampoco nos ofrecen los anunciadísimos literatos de la lista de best-sellers, ni los montadores de novelas históricas de cuarta fila que venden medio millón de ejemplares, ni los empalagosos carniceros de Broadway que se hacen llamar dramaturgos, ni los enfurruñados maestros de las pequeñas revistas.
Raymond Chandler, "Chandler por sí mismo."
Predo miró a su alrededor aturdido, empuñando sin fuerza la espada y aguardando a que alguien con la muerte pintada en los ojos cargase contra él. Entonces, de repente, comprendió que la batalla había terminado. Los hombres se habían detenido y tenían la mirada fija, como él. Se dejaban caer en el río mientras se apretaban las heridas. Daban vueltas, confusos. En aquel momento, un jinete que no estaba muy lejos de él se irguió en los estribos y, despojándose del yelmo, exclamó:
–¡Victoria!
El sargento Mazarine yacía encima de una roca con los brazos extendidos. Estaba muerto. Todos lo estaban. Las batallas no son tan malas. Siempre que estés en el bando ganador.
Unos cuantos comenzaron a lanzar vítores, seguidos por otros más. De Ospria, ciertamente. Predo miró a la mujer. Ésta dio un paso hacia delante, tambaleándose, y se dejó caer en los brazos del monstruo semidesnudo, mientras su maza, a la que aún seguía pegada la sangre del sargento Mazarine, colgaba de la espalda desnuda del norteño.
Apenas estaban a tres pasos en un abrazo exhausto, y Predo era rápido. Podía haber cargado contra ella y partirle en dos la nuca con su espada. En aquel momento podría haber acabado con la infame Serpiente de Talins.
Pero el norteño le miró en ese instante, y Predo sintió que un frío helador le dominaba. Una enorme cicatriz cruzaba su rostro salpicado de sangre. Perdida en medio de ella, una brillante bola de metal muerto relució con la humedad en cuanto el sol consiguió atravesar las nubes.
Fue entonces cuando Predo decidió que la vida de soldado ya no le convenía. Tragó saliva y lanzó su espada al aire todo lo alto que podía.
–¡Victoria! –exclamó, uniéndose a los demás.
A fin de cuentas, allí todo era un caos y nada en sus ropas revelaba si estaba con Talins o con Ospria. Sólo era otro muchacho más con un justillo de cuero. Sólo uno más de los afortunados que habían sobrevivido.
–¡Victoria! –volvió a gritar con voz cascada al mirar el cadáver roto del sargento Mazarine, que seguía encima de una roca, rodeado por la espuma del río, pretendiendo que las lágrimas que mojaban sus mejillas eran de alegría.
Fragmento del relato Lugar equivocado, momento equivocado, de Joe Abercrombie, publicado dentro la antología de relatos Filos Mortales (2016)
«Los caballos, perros y otras bestias a menudo vacilan ante el camino que van a tomar, retrocediendo el caballo al percibir una figura extraña y avanzando de nuevo para evitar la espuela. ¿Y qué hace el hombre que delibera sino ora proceder a la acción ora retraerse, según lo atraiga la esperanza de un mayor bien o lo aleje el miedo de un mal mayor? Cada cual es llevado a apetecer aquello que es bueno para él y a huir de aquello que para él es malo, pero sobre todo del mayor de los males naturales, que es la muerte; y ello, en virtud de una cierta necesidad de la naturaleza no menor que aquella que lleva a la piedra a caer.[1]
La cuestión (...) no está en si un hombre es un libre agente (...) sino si la voluntad de [hacer algo] o la voluntad de abstenerse depende de su voluntad o de alguna otra cosa que esté en su poder» [2]
[1] Hobbes, "Sobre la Libertad y la Necesidad", 1654
[2] Hobbes, "De Cive", 1642
"A finales de la primavera de 1966, inmediatamente antes de que los Estados Unidos comenzaran a bombardear las ciudades norvietnamitas de Hanoi y Hai Phong, los estadounidenses estaban divididos a partes iguales sobre la necesidad de bombardear esos objetivos. Una vez iniciado el bombardeo, el 85 por ciento se mostraba a favor del mismo y sólo se oponía el 15 por ciento. Ese cambio súbito fue el resultado, no la causa, de la decisión de bombardear que tomó el gobierno. Los mismos procesos de adhesión y socialización se activaron de nuevo cuando la política basculó en dirección contraria. En 1968, el belicismo estaba declinando, pero el 51 por ciento de los estadounidenses no era partidario de interrumpir los bombardeos, en parte porque los Estados Unidos seguían bombardeando Vietnam del Norte. Pasado un mes, después de que el presidente Johnson anunciara que se interrumpirían , el 71 por ciento se mostraba a favor de esa medida. En consecuencia, el 23 por ciento de nuestros ciudadanos cambió de opinión en el plazo de un mes, reflejando el cambio operado en la política gubernamental. Esta oscilación mental ocasionada por cambios de política afecta a actitudes relacionadas que van desde el programa espacial a las medidas medioambientales, y demuestra que la llamada "mayoría silenciosa" es también una mayoría que no piensa".
James Loewen. ("Patrañas que me contó mi profe. En qué se equivocan los libros de historia de los Estados Unidos". Cap. 13, p. 599)
Dimos sepultura a mi padre, David, en la misma tierra bermeja en la que plantó árboles durante toda su vida, al lado de los campos que regaba religiosamente, cerca de la casa que construyó con sus ásperas manos y en la que yo crecí, rodeado de las personas que amó y que le amaron, bajo el cielo azul que yo estudio como astrónomo. Y a mi madre Sara, que me enseñó el camino para pensar como un filósofo, con la que hablaba cada día desde que llegué a la edad adulta, y que me dispensó sobre todo el regalo de la intelectualidad, la enterramos a su lado dos años después.
En astronomía, vemos a la materia adoptar formas nuevas a lo largo del tiempo. La materia que nos compone se generó en el núcleo de una estrella masiva cercana que estalló. Se aglutinó para formar la Tierra y esta nutre las plantas que alimentan nuestros cuerpos. ¿Qué somos, pues, sino formas efímeras que adoptan pequeñas motas de material durante un breve instante de la historia cósmica en la superficie de un planeta de los muchos que existen? Somos insignificantes no solo porque el cosmos es inmenso, sino porque nosotros mismos somos muy pequeños. Cada uno de nosotros no es más que una estructura pasajera que viene y va, y que se queda graba en la mente de otras estructuras pasajeras. Y ya está.
Le contesté: -Lo que aquí arriba me parece de diferente forma, creo que debe ser producido por cuerpos enrarecidos y por cuerpos densos.
Ella repuso: -Verás de un modo cierto que tu creencia está basada en una idea falsa, si escuchas bien el argumento que voy a oponerte. La octava esfera os muestra muchas luces, las cuales puede verse que presentan aspectos diferentes así en calidad como en cantidad. Si esto fuera efecto solamente del enrarecimiento y la densidad, en todas ellas habría una sola e idéntica virtud, aunque distribuida en más o menos abundancia y proporcionalmente a sus respectivas masas.
>>Siendo diversas las virtudes, necesariamente han de ser fruto de principios formales y éstos, menos uno, quedarían destruidos por su raciocinio. Además, si el enrarecimiento fuese la causa de aquellas manchas acerca de las cuales me preguntas, entonces o el planeta estaría en algunos puntos privado de su materia de parte a parte o, bien del modo que en un cuerpo alternan lo graso y lo magro, así el volumen de éste se compondría de hojas diferentes.
>>Si fuese cierto lo primero, se manifestaría en los eclipses de Sol, porque la luz de éste pasaría a través de la Luna, es preciso que termine en algún punto donde su contrario no deje pasar la luz, y que el otro rayo reverbere desde allí, como el color se refleja en un cristal que está forrado de estaño. Pero tú dirás que el rayo aparece aquí más oscuro que en otras partes, porque se refracta desde mayor profundidad. De esta réplica puede librarte la experiencia, si haces uso de ella alguna vez, por ser la fuente de donde manan los arroyos de vuestras artes. Toma tres espejos; coloca dos de ellos delante de ti a igual distancia, y el otro un poco más lejos; después fija tus ojos entre los dos primeros. Vuelto así hacia ellos, dispón que a tu espalda se eleve una luz que ilumine los tres espejos y vuelva a ti reflejada por todos; entonces, aun cuando la luz reflejada sea menos intensa en el más distante, verás que resplandece igualmente en los tres.
>>Desvanecido ya el primer error de tu entendimiento, como a impulso de los cálidos rayos se desvanece el color y el frío primitivos de la nieve, quiero mostrarte ahora una luz tan viva que apenas sentirás sus destellos.
>>Dentro del Cielo de la divina paz se mueve un cuerpo, en cuya virtud reside el ser de todo su contenido. El cielo siguiente, que tiene tantas estrellas, distribuye aquel ser entre diversas esencias, distintas de él y que en él están contenidas. Los demás cielos, por varios y diferentes modos, disponen para sus fines aquellas cosas distintas que hay en cada uno y sus influencias.
>>Estos órganos del mundo van así descendiendo de grado en grado, como ahora ves, de suerte que adquieren del superior la virtud que comunican al inferior. Repara bien cómo voy por este camino hacia la verdad que deseas, a fin de que después sepas por ti solo vencer toda dificultad. El movimiento y la virtud de las sagradas esferas deben proceder de los bienaventurados motores, como del artífice procede la obra del martillo.
>>Aquel cielo, al que tantas luces hermosean, recibe forma y virtud de la inteligencia profunda que lo mueve, y se transforma en su sello. Y así como el alma dentro de vuestro polvo se extiende extiende a los diferentes miembros, aptos para distintas facultades, así la inteligencia despliega por las estrellas su bondad multiplicada girando sobre su unidad.
>>Cada virtud se une de distinto modo con el precioso cuerpo a quien vivifica, y en el cual se infunde como en vosotros la vida. Por la plácida naturaleza de donde se deriva, como la alegría en una pupila ardiente. De ella procede la diferencia que se observa de luz a luz, y no de los cuerpos densos y enrarecidos; ella es el principio formal que produce lo oscuro y lo claro, según su bondad.>>
Canto II - "El Paraíso"
«Los amigos —me respondió—, se mofan gustosamente de mi antigua sabiduría, y les dejo hacer. En realidad, mi sabiduría consiste en haber rechazado todas las formas de la vida. No he querido estudiar porque siempre he sabido, y esto por instinto, que muchos de los conocimientos se olvidan, muchos otros se hacen tristes a los seres y los más son inciertos y engañosos. Jamás me enamoré porque esa estúpida forma de locura que consiste en preferir a una sola criatura sobre todas las demás, siempre llevó a los hombres a la intranquilidad, a la angustia, al delirio, causándoles desilusiones y furores homicidas; por esto consideré al amor como una simple necesidad fisiológica, natural y tranquila, como la que me induce a comer un melocotón maduro o a liberar los intestinos de su molesta carga.
»Ni siquiera quise obstaculizar mi vida con la política. El amor de patria es una de las tantas infatuaciones absurdas y funestas del hombre moderno; inyecta envidias, soberbia, ira y otros pecados capitales, es un promotor de odios, es decir, de guerras, lo que equivale a decir de muertes.
»A propósito no he querido profundizar en la religión, para no añadir suplicios y tormentos. No hay más que dos caminos razonables: o negarlo todo sin discutirlo o aceptarlo todo a ojos cerrados. Por diversas razones de comodidad personal y social he elegido el segundo, y me hallo bien a gusto. Creo en todo, pero jamás pienso en nada: conviene dejar en el misterio lo que en el misterio se halla.
»Tal es, estimado señor Gog, mi verdadero secreto. Soy un renunciante universal y perpetuo, un remisionario de la vida. Rechazando todas las ilusiones y ocupaciones, todas las trampas y cadenas, he llegado a la quietud de la carne y del espíritu llamada sabiduría por los agitados y obsesionados. En eso consiste mi secreto cabal.
—Pero, resumiendo: ¿es usted feliz o no lo es? —pregunté al señor Gersolé. El gran sabio cerró los ojos y se pasó la mano derecha, a modo de peine, sobre los cabellos; los reabrió nuevamente y mirándome con fijeza, exclamó:
—No, ni siquiera yo soy feliz. Y sepa que la verdadera sabiduría no tiene relación ninguna con la felicidad, sino con la muerte.
El libro negro, Giovanni Papini
ORIGEN DE LOS PROBLEMAS SOCIALES
45 Cualquiera de los síntomas precedentes pueden presentarse en cualquier sociedad, pero en la sociedad industrial moderna proliferan a escala masiva. No somos los primeros en mencionar que actualmente el mundo parece estar volviéndose loco y que este topò de cosas no pertenecen a la norma de las sociedades. Hay buenas razones para creer que el hombre primitivo sufría menos tensión y frustración y estaba más satisfecho con su forma de vida de lo que está el hombre moderno. Es cierto que en las sociedades primitivas no todo era un camino de rosas, pero parece que, HABLANDO EN GENERAL, la clase de problemas que hemos citado en el párrafo precedente eran mucho menos comunes en las sociedades primitivas de lo que lo son en la sociedad moderna.
46 Atribuimos los problemas sociales y psicológicos de la sociedad moderna al hecho de que esta requiere que la gente viva bajo condiciones muy distibtas a aquellas en las que se desarrolló la especie humana, y exige comportamientos que entran en conflicto con los patrones de conducta que la especia humana desarrolló en sus inicios. Queda claro, por lo que ya hemos escrito, que consideramos la falta de oportunidad de experimentar adecuadamente el proceso de poder como la más importante de las condiciones anormales a las que la sociedad moderna somete a la gente. Pero no es la única. Antes de analizar el colapso del proceso de poder como el origen de los problemas sociales, discutiremos otros factores.
47. Entre las condiciones anormales presentes en la sociedad industrial moderna están la excesiva densidad de población, el aislamiento del hombre de la naturaleza, la excesiva rapidez del cambio social y el colapso de las comunidades naturales de pequeña escala, tales como la familia extendida, el pueblo o la tribu.
48 Es bien sabido que el hacinamiento incrementa la tensión y la agresividad. El grado de hacinamiento que existe hoy, y el aislamiento del hombre de la naturaleza, son consecuencias del proceso tecnológico. Todas las sociedades preindustriales eran predominantemente rurales. La Revolución Industrial incrementó el tamaño de las ciudades y la proporción de población urbana, mientras que la tecnología agrícola moderna ha hecho posible que el planeta soporte una densidad de población que nunca se había alcanzado previamente. (Además, la tecnología ha agravado los efectos del hacinamiento porque da a la gente la capacidad de molestar en mayor medida a los demás. Por ejemplo, una variedad de aparato que haga ruido: un segador potente, radios, motocicletas, etc. Si el uso de estos aparatos no está restringido, la gente que quiere paz y silencio está frustrada por el ruido. Si el uso está restringido, la gente que usa los aparatos está enfadada por las regulaciones. Pero si estas máquinas no hubieran sido inventadas, nunca hubieran existido el conflicto y la frustración generado por ellas).
49 Para las sociedades primitivas, el mundo natural, que normalmente cambiaba muy despacio, proporcionaba un armazón estable que confería sensación de seguridad. En el mundo moderno es la sociedad humana la que domina la naturaleza, al contrario que antes, y la sociedad moderna se transforma muy rápidamente debido al cambio tecnológico. Así que ya no existe tal armazón estable ni tal sensación de seguridad.
50 ¡Los conservadores son unos mentecatos! Se quejan de la decadencia de los valores tradicionales y, sin embargo, apoyan con entusiasmo el progreso tecnológico y el crecimiento económico. Parece que nunca se les ha ocurrido que no es posible hacer cambios rápidos y drásticos en la tecnología y en la economía de la sociedad sin causar cambios, igual de rápidos y drásticos, en todos los otros aspectos de esta, y que esos cambios inevitablemente destruyen los valores tradicionales.
51 La descomposición de los valores tradicionales implica la descomposición de los huesos que mantienen juntos los grupos sociales a pequeña escala. La desintegración de estos grupos está también promovida por el hecho de que las condiciones modernas muchas veces requieren que las personas se desplacen, separándolas de sus comunidades. Más allá de eso, una sociedad tecnológica necesita imperiosamente debilitar los lazos familiares y las comunidades locales para funcionar con eficacia. En la sociedad moderna, la fidelidad personal debe serlo primero al sistema y, sólo secundariamente, a una comunidad de pequeña escala, porque si la fidelidad interna a las comunidades de pequeña escala fuera más fuerte que la fidelidad al sistema, estas comunidades defenderían sus intereses a costa del sistema.
52 Supongamos que un funcionario público o un ejecutivo de una corporación nombra a su primo, a su mejor amigo, o a su correligionario de parroquia o de partido para un puesto antes que nombrar a una persona mejor cualificada para el trabajo. Ha permitido que la fidelidad personal reemplace su fidelidad por el sistema, y eso es "nepotismo" o "discriminación", pecados terribles en la sociedad moderna. Las sociedades industriales que no han conseguido subordinar las fidelidades familiares y personal al sistema, en general funcionan muy mal. Véase, por ejemplo, Latinoamérica. Por eso, una sociedad industrial avanzada sólo puede tolerar esas comunidades de pequeña escala si estén castradas, domesticadas y convertidas en herramientas del sistema. Una excepción parcial se puede hacer con unos pocos grupos cerrados y pasivos, tales como los Amish, los cuales tienen pocas consecuencias en la sociedad en su conjunto. Aparte de estos, hoy en día existen en América algunas otras comunidades de pequeña escala genuinas. Por ejemplo, pandillas de jóvenes y algunos "cultos" o sectas. Todo el mundo los considera peligrosos, y lo son, porque los miembros de estos grupos primeramente son leales los unos a los otros antes que al sistema. O consideremos a los gitanos. Estos comúnmente eluden los castigos por delitos como el robo y el fraude porque sus lealtades son tales que siempre pueden conseguir que otros gitanos den testimonio que "pruebe" su inocencia. Obviamente el sistema estaría en un serio problema si demasiada gente perteneciera a tales grupos. Algunos de los pensadores chinos de principios del siglo XX que estaban interesados en la modernización de China, reconocieron la necesidad de acabar con los grupos sociales de pequeña escala tales como la familia: "(Según Sun Yat-sen) La gente china necesitaba una nueva oleada de patriotismo, la cual permitiría que la lealtad se transfiriese de la familia al Estado... (Según Li Huang). Los apegos tradicionales, particularmente a la familia, tenían que ser abandonados, si el nacionalismo debía desarrollarse en China." (Chester C. Tan, "Pensamiento Político Chino en el Siglo Veinte", página 125, página 297).
El aburrimiento rompe a un hombre como el tiempo quiebra a una campana. No es obra de un sólo golpe: primero se pierde la sonoridad, luego la voz y finalmente el sentido de seguir existiendo.
Pavel Kohout. La hora estelar de los asesinos
"[…] detesto los grupos, las sectas, las cofradías, los gremios y en general esos conjuntos de bichos que se reúnen por razones de profesión, de gusto o de manía semejante. Esos conglomerados tienen una cantidad de atributos grotescos: la repetición del tipo, la jerga, la vanidad de creerse superiores al resto.".
Ernesto Sábato.
La filosofía de la corrección política está ahora firmemente arraigada, y en su núcleo está el rechazo a mirar la verdad a la cara como es debido, por difícil de digerir que pueda ser. La corrección política trata sobre la negación, usualmente a través del uso de una astuta jerga plagada de circunloquios, que distorsiona y se va por las ramas, y rara vez soporta un análisis honesto.
George MacDonald Fraser
La diferencia real,
entre el día en el que te sientes capaz,
y es en el que te crees que ya no puedes más,
está en cómo te sientes, no está en tu capacidad,
esa la tienes, y se mantiene exactamente igual.
·
Dudaron de mí y dudé de mí,
porque creí que ellos sabían cosas que yo no sabía,
hasta que vi, que no tenían ni idea sobre mí,
que al frente no se abría un camino, si no mil.
·
Y sonreí porque entendí que ahí
delante no había felicidad esperándome,
tenía que ser yo,
quién la llevase desde aquí,
desde ahora desde este mismo instante.
·
Y olvidarme que mi autoestima dependa de nadie,
prefiero gustarme a gustarte, sienta bien decirlo,
pero creerlo de verdad es aún más grande,
no sabes lo que vales, hasta que llegan los baches,
aprende de los planes que no salen.
·
Un nuevo yo despierta.
·
Un nuevo yo mejor de lo que era. Y con más fuerza,
Un nuevo yo que acepta que hay metas que le superan.
·
Pero que ante el problema no se rinde, se reinventa,
no se rinde aunque así le apetezca, aunque dude y parezca,
que no merece la pena, porque la paz no la regalan se pelea,
contra los que están fuera, contra tu propia conciencia,
contra limitaciones y carencias auto impuestas.
·
¡Un nuevo yo despierta!
·
Cada transformación con más pasión y más cabeza,
más sabio cuanto menos certezas,
cuanto menos se queja y más compromiso le hecha,
a no esperar la viva idea de ir a por ella.
·
Así que si pretendes que me rinda ten en cuenta,
que si hay una promesa que me representa es esta:
jamás voy a dejar de trabajar por mis ideas,
mi única meta es estar en paz con mi conciencia.
·
¡Un nuevo yo despierta!
·
El viejo yo se me quedo pequeño,
crecí, lo siento,
pero ya no quepo ahí dentro,
siempre es un trauma deshacerse de lo viejo,
pero ahí lo dejo y no volveré.
·
No hay marcha atrás en eso de cambiar e ir creciendo,
el miedo al que vendrá, no va a evitar que lleguen riesgos,
la vida es movimiento,
o te mueves tú o te mueven ellos,
quiero pensar que puedo gestionar mis tiempos.
·
Debo aceptar mis cambios y sacarles provecho.
Debo,
creerme que crecer es bueno,
que lo sea o no, si soy sincero, es lo de menos,
porque no tengo elección quiera o no crezco.
·
Hay luz al final tras la luz otro túnel,
después más luz, todo es un bucle, túneles y luces,
tramos rectos, cruces un trago amargo otro dulce.
·
Todo se reduce a aceptar
que somos dualidad,
y hasta que no lo asumes, Es normal que te frustres,
toca espabilar, las cosas ocurren,
y ocurren cuando ocurren,
te venga bien, te venga mal,
te guste o no te guste,
ocurren,
pero el barco no se hunde,
tú crees que si porque cruje.
Pero sigues aquí porque siempre se abren las nubes,
Y no es una frase de una storie vació y cutre,
Es una realidad tan cierta como que se sufre.
·
¡Un nuevo yo despierta!
·
Cada transformación con más pasión y más cabeza,
más sabio cuanto menos certezas,
cuanto menos se queja y más compromiso le hecha,
a no esperar la viva ideal e ir a por ella,
así que si pretendes que me rinda ten en cuenta,
que si hay una promesa que me representa es esta:
jamás voy a dejar de trabajar por mis ideas,
mi única meta es estar en paz con mi conciencia.
·
¡Un nuevo yo despierta!
Letra de la banda sonora del libro con el mismo nombre:
Autor:
"Pero también resultó claro que un aumento de bienestar tan extraordinario amenazaba con la destrucción - era ya, en sí mismo, la destrucción- de una sociedad jerárquica. En un mundo en que todos trabajaran pocas horas, tuvieran bastante que comer, vivieran en casas cómodas e higiénicas, con cuarto de baño, calefacción y refrigeración, y poseyera cada uno un auto o quizás un aeroplano, habría desaparecido la forma más obvia e hiriente de desigualdad. Si la riqueza llegaba a generalizarse, no serviría para distinguir a nadie. Sin duda, era posible imaginarse una sociedad en que la riqueza, en el sentido de posesiones y lujos personales, fuera equitativamente distribuida mientras que el poder siguiera en manos de una minoría, de una pequeña casta privilegiada. Pero, en la práctica, semejante sociedad no podría conservarse estable, porque si todos disfrutasen por igual del lujo y del ocio, la gran masa de seres humanos, a quienes la pobreza suele imbecilizar, aprenderían muchas cosas y empezarían a pensar por sí mismo; y si empezaban a reflexionar, se darían cuenta más pronto o más tarde que la minoría privilegiada no tenía derecho alguno a imponerse a los demás y acabarían barriéndoles. A la larga, una sociedad jerárquica sólo sería posible basándose en la pobreza y en la ignorancia"
1984, George Orwell.
Quizás convivimos en el mismo laberinto de caminos misteriosos en los que él peregrinó austeramente toda su vida sin llegar nunca a encontrar una salida.
[La nave] navegaba segura y tenaz; ni el halcón en su giro,
volador entre todas las aves, pudiera escoltarla.
De este modo ligera la nave cortaba las olas;
transportaba a un varón semejante en ingenio a los dioses
que en su alma llevaba las huellas de mil pesadumbres
padecidas en guerras y embates del fiero oleaje,
mas que entonces, de todo olvidado, dormía dulcemente.
Nunca estuve, pero leer la siguiente Portada www.meneame.net/m/actualidad/fuego-calcina-historica-libreria-proteo-m de algún modo me ha afectado. Y es que los libros da igual de dónde provengan o dónde se lean, su valor no disminuye.
Me acordé de un texto de Charles Bukowski que viene al caso, y quería compartirlo:
El incendio de un sueño
Charles Bukowski
la vieja Biblioteca Pública de L.A se quemó
entera
aquella biblioteca del centro
y con ella desapareció
buena parte de mi
juventud.
estaba allí sentado en uno de los bancos
de piedra con mi amigo
Baldy cuando me
preguntó,
"¿vas a unirte a la
Brigada
Abraham Lincoln?"
"claro", le
dije.
pero consciente de que no era
un intelectual ni un idealista
político
me eché atrás
poco
después.
yo era un lector
entonces
que iba de sala en
sala: literatura, filosofía,
religión, hasta medicina
y geología.
desde muy pronto
había decidido ser escritor,
pensaba que podía ser la mejor
vía
de escape
y los chicarrones novelistas no me parecían
tipos demasiado
duros.
tenía más dificultades con
Hegel y Kant.
lo que me molestaba
a mí
de la gente
era que tardase tanto
en decir al fin
algo ameno y/
o
interesante.
creía que estaba por
encima de todo el mundo
entonces.
me quedaban por descubrir dos
cosas:
a) la mayoría de los editores pensaba que todo
lo aburrido tenía algo que ver con cosas
profundas.
b) que me llevaría décadas de
vida y literatura
ser capaz de
escribir
una frase que fuera
ni de cerca
como yo quería que
fuese.
entretanto
mientras otros jóvenes perseguían
señoritas
yo perseguía viejos
libros.
era un bibliófilo, bien
que
desencantado
y eso
y el mundo
me moldearon.
vivía en una caseta de contrachapado
detrás de una pensión
por 3,50$ a la
semana
sintiéndome un
Chatterton
embutido en algo de
Thomas
Wolfe.
mis mayores preocupaciones eran
los sellos, los sobres, el papel
y
el vino,
con el mundo al borde
de la Segunda Guerra Mundial.
aún no me había
turbado una
hembra, era virgen
y escribía de 3 a
5 relatos por semana
y todos me los
devolvían
desde The New Yorker, Harper's,
The Atlantic Monthly.
había leído que
Ford Madox Ford solía empapelar
su cuarto de baño con las
cartas de rechazo
pero yo no tenía ni
cuarto de baño así que las metía
en un cajón
y cuando se llenó tanto que
apenas si podía
abrirlo
saqué todas las cartas
y las tiré
a la basura junto con los
relatos.
con todo
la vieja Biblioteca Pública de L.A. seguía siendo
mi hogar
y el hogar de muchos otros
vagabundos.
usábamos con discreción los
baños
y los únicos a
los
que desalojaban era a
quienes se quedaban dormidos en las
mesas de
la biblioteca -nadie ronca como un
vagabundo
salvo la persona con quien te has
casado.
bueno, yo no era exactamente un
vagabundo. yo tenía carné de la biblioteca
y sacaba libros y los
devolvía
enormes
pilas de libros
siempre hasta el
límite
permitido:
Aldous Huxley, D.H.Lawrence,
e.e. cummings, Conrad Aiken, Fiodor
Dos, Dos Passos, Turgueniev, Gorki,
H.D., Freddie Nietzche, Art
Schopenhauer, Steinbeck,
Hemingway,
y
demás...
siempre esperaba que la bibliotecaria
me dijese, "tiene usted buen gusto,
joven..."
pero la vieja zorra quemada y
acabada no sabía ni quien era ella
misma
con que figúrate
yo.
pero aquellos estantes eran
una tremenda bendición: me llevaron
a descubrir
a los poetas chinos antiguos
como Tu Fu y Li
Po
que conseguían decir más en un
verso de lo que la mayoría decía en
treinta o
en cien.
Sherwood Anderson debe de
haberlos
leído
también.
también sacaba los Cantos
una y otra vez
y Ezra me ayudó a
hacerme fuerte de brazos si no
de mente.
ese lugar maravilloso
la Biblioteca Pública de L.A.
fue un hogar para alguien que había tenido
un
hogar
infernal
ARROYOS DEMASIADO ANCHOS PARA SALTARLOS
LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO
CONTRAPUNTO
EL CORAZÓN ES UN CAZADOR SOLITARIO
James Thurber
John Fante
Rabelais
de Maupassant
algunos no me decían
nada: Shakespeare, G.B. Shaw,
Tolstoi, Robert Frost, F. Scott
Fitzgerald
Upton Sinclair me decía
más
que Sinclair Lewis
y consideraba a Gogol y
Dreiser dos completos
imbéciles
pero tales juicios se debía más
a mi manera
forzada de vivir que a
mi razón.
la vieja Biblioteca Pública de L.A
evitó a buen seguro que me
convirtiera en un
suicida
un atracador
de bancos
un
maltratador
de mujeres
un carnicero o un
policía motorizado
y aunque algunos de éstos
puedan ser estupendos
le
debo
a mi suerte
y mi carácter
el que esa biblioteca estuviese
ahí cuando era
joven y buscaba
algo
a lo que agarrarme
y parecía haber muy
poco
a mano.
y cuando abrí el
periódico
y leí lo del fuego
que
había destruido la
biblioteca y casi todo
su contenido
le dije a mi
mujer: "yo me pasaba el
tiempo
allí..."
EL OFICIAL PRUSIANO
EL JOVEN AUDAZ SOBRE EL TRAPECIO VOLANTE
TENER Y NO TENER
YA NO PUEDES VOLVER A CASA.
El primer detalle que aprendí de Johnny Cactus era que hablaba raro.
- El mundo es un zapato –decía.
- Estás elegante como un tiralíneas –decía.
- Tenía el corazón en un cajón – decía.
- Tengo la cabeza como un biombo –decía.
- No voy a ir, por si las muescas –decía.
La tradición de las frases hechas le traía sin cuidado. La teoría que desarrollé, con el tiempo, era que lo hacía por miedo a lo ordinario, a cualquier tipo de rutina. Era escritura automática. Refranero surrealista. El resto del mundo repetimos las frases hechas y los juegos de palabras sin firmarlos. Los manoseamos y guardamos bien envueltos, por eso cuando llega el momento de prestárselos a alguien tienen la misma forma aburrida de siempre.
Johnny Cactus quería que incluso sus frases hechas fuesen exclusivas. Únicas. Nuevas, estrenadas en aquel momento, como un juguete acabado de comprar.
- Es más pesado que una casa en brazos –decía.
Manuel miró por encima del ovalado jardín con sus grupos de esbeltos árboles y su arenoso suelo compactado. Había acudido allí para contemplar la luz, había pensado en ello todo el día. Era algo que tenías que mirar atentamente. El eclipse del sol por Júpiter había llegado, trayendo consigo resplandores ambarinos, y se había perdido el cambio. Gutiérrez siguió hablando:
—Cada civilización, hasta ahora, ha evolucionado debido a sus contradicciones internas…, conflictos interiores que han forzado el cambio. El capitalismo actuó por contradicción para producir el socialismo…, era inevitable.
—Hummm. —Estaba contemplando la luz.
—Los marxistas creyeron que, bajo el socialismo, terminarían la alienación y la lucha de clases. Ignoraban el hecho de que el modelo dialéctico del cambio nunca predijo un fin de las contradicciones, o de la evolución. El socialismo requiere una burocracia, y eso significa una clase administrativa. Los administradores se enfrentaron a un problema que el marxismo nunca discutió: lo bien que trabaja el socialismo frente al capitalismo. ¿Cuál es el bien de ser exactamente igual a todos los demás, si eso significa que tienes que ser pobre? El último siglo nos enseñó, o mejor dicho, le enseñó a la Tierra, que el socialismo es menos eficiente que el capitalismo en la producción de bienes.
—Hummm.
—Así que para impedir que el socialismo se hundiera en el lodo, los burócratas tenían que promover la expansión…, fuera del planeta, al sistema. Pero el socialismo es una necesidad histórica que surge cuando alcanzas una cierta densidad de población. Una vez la gente se dispersa… —Abrió las manos—. La densidad de población en los nuevos mundos es baja, por supuesto. La dinámica de la economía los empuja a adoptar medidas individualistas, capitalistas. Deben hacerlo, para sobrevivir y prosperar en lugares duros. Así que la contradicción interna del socialismo es que debe expandirse para hacer frente a sus propias ineficiencias. La expansión, sin embargo, produce capitalismo en las fronteras. Tu Asentamiento es en realidad una pequeña unidad capitalista comunal. Interactúa con la Tierra a través de un mercado, no mediante edictos.
Llegó el camarero, y Manuel tomó ansiosamente su copa. Aquello era peor de lo que había pensado que sería. El camarero depositó el ron, y Gutiérrez le corrigió.
—No era ron adopolc para mí —dijo amable pero severamente—. Yo quería ponche de vino.
—Está bien —dijo Manuel—. Yo tomaré ese ron. Yo lo pagaré. Tráigale lo que pida, por favor.
—Lo que había pedido —corrigió Gutiérrez.
El camarero regresó rápidamente con el ponche de vino. Permanecieron sentados en silencio, uno bebiendo la fría, broncínea, finamente texturada infusión, con su aroma a malta y su regusto dulzón y fermentado; el otro alzó la copa caliente y bebió la mitad de un largo trago, haciendo oscilar su nuez de Adán. Manuel esperó que no hubiera mucho más de teoría social…, todo aquello sonaba como mera charla terrestre. Sabía que Gutiérrez era influyente, y resultaba desconcertante que el hombre prestara atención a un petro-trabajador de un oscuro Asentamiento. Estaba el asunto del Alef, pero Manuel se negaba a hablar de eso, y esperaba que todo el mundo lo hubiera olvidado ya.
—Y ahí reside la auténtica comedia —prosiguió Gutiérrez, recogiendo el hilo como si no se hubiera producido ninguna interrupción—. ¿Entiendes? Los marxistas siempre supusieron que el siguiente paso completaría el ciclo de contradicción y cambio. ¡Es tan divertido! Puesto que no podían imaginar ningún otro cambio más allá del socialismo, supusieron, sin pensar, que no habría ninguno. No se dieron cuenta de que el modelo dialéctico no predice una Revolución Final. Desde una perspectiva materialista, nunca hay necesidad de una Revolución Final. Hay en cambio un equilibrio entre las dos formas. Así que ahí tenemos a la humanidad, con un refinado y humanitario socialismo, en el viejo y atestado núcleo. Y el capitalismo brotando como mala hierba en los bordes.
Gregory Benford, "Contra el infinito."
-¿Qué esperamos congregados en el foro?
Es a los bárbaros que hoy llegan.
-¿Por qué esta inacción en el Senado?
¿Por qué están ahí sentados sin legislar los Senadores?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer los senadores?
Ya legislarán los bárbaros, cuando lleguen.
-¿Por qué nuestro emperador madrugó tanto
y en su trono, a la puerta mayor de la ciudad,
está sentado, solemne y ciñendo su corona?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
Y el emperador espera para dar
a su jefe la acogida. Incluso preparó,
para entregárselo, un pergamino. En él
muchos títulos y dignidades hay escritos.
-¿Por qué nuestros dos cónsules y pretores salieron
hoy con rojas togas bordadas;
por qué llevan brazaletes con tantas amatistas
y anillos engastados y esmeraldas rutilantes;
por qué empuñan hoy preciosos báculos
en plata y oro magníficamente cincelados?
Porque hoy llegarán los bárbaros;
y espectáculos así deslumbran a los bárbaros.
-¿Por qué no acuden, como siempre, los ilustres oradores
a echar sus discursos y decir sus cosas?
Porque hoy llegarán los bárbaros y
les fastidian la elocuencia y los discursos.
-¿Por qué empieza de pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!)
¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa compungidos?
Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron.
Algunos han venido de las fronteras
y contado que los bárbaros no existen.
¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.
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Constantino Cavafis.
"Hay quienes pierden la mente por completo para ser alma: locos.
Hay quienes pierden el alma por completo para ser mente: intelectuales.
Hay quienes pierden ambos para ser: aceptados".
menéame