Podríamos decir que las adaptaciones al cómic de películas que a su vez se basan en personajes de las viñetas son artículos casi fetichistas. Sabemos que, por lo general, insistamos desde ya en la idea de que no siempre es así, no van a ser obras cumbre del noveno arte. Sabemos que la película va a ser siempre, o casi siempre, mejor; también que el cómic original le va a dar cien mil vueltas a la versión de pequeña o la gran pantalla, al menos en buena parte de las ocasiones. Pero aún así, leemos esas adaptaciones, incluso las atesoramos.