Cualquier observador informado podrá apreciar que, entre nuestro mundo y el ayer, cercano, lejano e incluso remoto, existen algunas líneas de continuidad histórica muy evidentes. La guerra es una de ellas. Aunque las motivaciones para emprenderlas y los medios para desarrollarlas hayan ido evolucionando, la guerra es una constante, como también lo son las necesidades en forma de recursos necesarios para sostenerlas. Recursos humanos, está claro, pero no solo; desde hace demasiado tiempo, los recursos monetarios juegan un papel fundamental