Mientras hablaban, el interlocutor escuchó un pitido de alerta del vehículo, un Mercedes, y en ese momento el empresario y expolítico, que tenía 62 años de edad, soltó una expresión de disgusto y le dijo "he pinchado la rueda". Se despidió rápido con un "te dejo, te llamo luego" y ya nadie volvió a hablar con él. Eran las 19.55 horas. En ningún momento le habló de sentirse amenazado ni le comunicó dónde estaba o si iba a detener o no el vehículo.