La reciente revuelta (2015) de la población judía de origen etíope recuerda que no basta con pertenecer a esta religión para no ser discriminado. Y que, incluso siendo judío, vale más ser blanco que negro en una sociedad dividida social y étnicamente y en la que el racismo institucional está legitimado por los principales ministros del nuevo gobierno de Benjamin Netanyahu.
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etiquetas: israel , racismo , sionismo
Acojonante
Emo sido engañados!
Ese país es una bomba a punto de estallar.
El sionismo es lo que tiene, apartheid, segregación, racismo, discriminación, supremacismo, ignorancia en grandes dosis e injusticia.
Y aún hay quien lo defienden por si te califican de antisemita.
- Que se hagan llamar semitas cuando en su gran mayoría son de origen europeo.
- Que no reconozcan a los judíos negros por eso: ser negros.
- Que se cambien el nombre para parecer de origen hebreo (Benjamin Netanyahu se llamaba originalmente Benjamin Mileikowsky). El mismo patrón se repite para la gran mayoría de los cargos públicos.
- Que… » ver todo el comentario
Y qué más da. Eso no les da derecho a nada de lo que han estado haciendo en Palestina.
Vete y vive, película muy chula sobre el tema.
Lo que en definitiva es el auténtico problema.
Pensamiento sionista.
En una sociedad donde todos fuéramos iguales, nadie seria un privilegiado.
Porque para que haya privilegiados, alguien tiene que hacer el papel de siervo, y no hay nada como una religión o un sistema económico que diga que alguien solo puede ser privilegiado y alguien solo puede ser siervo.